Trasladar nuestro Eje
Creo que para entender por qué la Torá es un libro
que se lo puede leer 50 o 100 veces y no aburrirse, hay que leerlo 50 o 100
veces. Porque uno va descubriendo sub-historias, relatos que en lo aparente y
superficial no se ven, pero que una vez descubiertas son fascinanmeirtes. Año a
año encuentro más cosas nuevas en el Peshat (estudio literal) que en el Derash (estudio esotérico). Es al revés de lo que
uno supone, no es que se va descubriendo más a medida que entramos en los Midrashim, pero creo no exagerar al afirmar que hoy en
día se conoce más el Midrash que el Peshat.
Cuando uno profundiza en el Peshat encuentra cosas que no las veía, subtextos, subhistorias, me ha pasado especialmente
con el libro Bereshit, he encontrado muchas historias, historias respecto a Jinuj (educación) que están explícitas.
Analicemos dos o tres de muchas de esas historias, lo
haremos en forma superficial y brevemente. Unas de ellas a modo de ejemplo,
para entender a qué me refiero, es
la historia de la fraternidad. Fraternidad significa la relación entre
hermanos. Si bien la Tora no anuncia que nos va a contar cómo evoluciona o
involuciona la relación entre hermanos, en realidad, cuando uno lo lee varias
veces, descubre el subtexto, lo que esta escrito, sin estar escrito, entre líneas.
Fíjense qué interesante, la fraternidad empieza con el más rotundo fracaso,
nada más y nada menos que un fratricidio, un hermano mata a otro. Realmente,
empieza de la peor forma, que eso no podemos esperar. Luego con el correr de la
historia, la fraternidad no parece que vaya a evolucionar. Los próximos
hermanos que encontraremos son Itzjak e Ishmael; también entre ellos hay
problemas. Ishmael, casi quiere matar a Itzjak, aunque esto no este explícito
en ningún lado, el Midrash lo dice claramente, no obstante lo que
si podemos ver del texto literal, es que muy bien no convivían, hasta el punto
que se verán forzados a separarse. La cosa se pone más grave con Yaacob y Esav,
donde ahí si vemos claramente la intención de querer matarlo. La fraternidad no
solo es una cuestión entre los hombres, también lo encontramos entre las
mujeres; por ejemplo, entre Rajel y Leah existe una gran competencia y disputa
por el amor de Yaacob. Una generación más tarde, encontramos a Iosef y sus
hermanos, ¿podríamos suponer que ahora la fraternidad estará mejor encaminada? ¿mejoró?. En verdad,
la fraternidad no mejora para nada, sigue tan mal como antes Por supuesto
razones y justificativos hay de todo tipo.
Otra historia más que hay en Bereshit, que tiene que
ver mucho con la fraternidad, es la historia de las envidias que aparenta ser
uno de los instintos más básicos del ser humano, así como para Freud es la
sexualidad o para Yung es la lucha por el poder, aparentemente, y a través de
la visión bíblica, la envidia, parece ser el impulso más importante del hombre.
Lo veremos en varios lados, otra vez, no en forma explícita, pero si entre líneas,
con Yosef y sus hermanos, por ejemplo.
La fraternidad no es un triunfo, todas las historias
que vimos hasta ahora, son una manera de rehacer ese lazo fraternal que al
final tiene éxito. ¿Con quién termina el libro de Bereshit? ¿Quiénes son los últimos
dos hermanos en Bereshit? Efraim y Menashé, que entre ellos vemos que se llevan
bien (y así lo recalca el Midrash) son los primeros hermanos del libro Bereshit que conviven en paz y
armonía, a pesar, que tienen motivos para envidias y peleas. ¿Por qué? Porque
Yaacob cuando los va a bendecir, le otorga la supremacía al menor por sobre el
primogénito.
Otra subhistoria que hay en Bereshit es la del
esfuerzo contra la naturaleza. Por naturaleza la prioridad y supremacía,
siempre la tiene el primogénito, pero al final de nuestras historias, casi
siempre, el segundo es el que obtiene la supremacía, pasó con Itzjak e Ishmael,
Yaacob y Esav, Yosef en cierta medida, Efraim y Menace.
En Bereshit pasamos de una fraternidad que es un
fracaso, hasta llegar a dos hermanos que se llevan bien, que no se pelean; ¿Cómo
continúa la historia de la fraternidad? Con otros dos hermanos, Aarón y Moshé
que ya están en un “up grade” ¿por qué decimos esto? Porque entre ellos no solo
que no hubo envidia sino que Aarón se alegró por la elección de Moshé, aunque
en realidad, él tenia que haber sido elegido como líder; nuevamente el mismo
conflicto, la naturaleza contra el esfuerzo, el segundo, no el primogénito, ya
que Aarón era el mayor, no obstante eso, encontramos que Aarón no sólo que
aceptó esta realidad y convivió en paz con ello sino que además se alegro con
ello.
Lo que vimos hasta aquí es un vivo ejemplo de las
historias detrás de la historia; no figura en forma manifiesta, está más
escondida, velada, cubierta; pero se la puede descubrir.
Quisiera dedicarme a otra historia, lo que vimos
hasta ahora fue a modo de ejemplo. Quiero concentrarme un poco más en la
historia de Yosef y qué es lo que
nos enseña. Porque en realidad aquí hay dos conceptos muy relacionados con la Emuná (comúnmente traducido como fe), dos niveles
de Emuná muy importantes.
Muchas veces hablamos de Emuná y no sabemos a qué nos referimos cuando decimos Emuná. En realidad el término hebreo Emuná no es lo que otros pueblos entienden como
fe, para ellos solamente significa creer. Para los judíos Emuná es una forma de actuar y pensar. ¿De que término
viene el palabra Emuná? EMET
(Verdad). La relación
de Emet con Emuná es similar a la de Tzedek (Justicia) con Tzedaká (caridad).
Tzedek es el concepto y tzedaká es actuar de acuerdo a ese concepto. Entonces Emuná es a Emet como Tzedaká es a Tzedek. Es decir que Emuná significa actuar de acuerdo a ese Emet, a esa verdad, llamémosla realidad. ¿A qué
realidad me refiero? A la realidad última, la existencia de Dios, que es la última
de todas las realidades. Cuando decimos última, nos referimos a la más
importante, la básica.
En el nivel del Peshat (estudio literal), casi no hay superhéroes sino que
hay hombres que se superan. Una de las explicaciones de la lucha entre Yaacob y
el ángel es que en realidad, Yaacob luchó contra sí mismo, se superó. Hasta
ahora, la vida de Yaacob había transcurrido en medio de engaños, en los cuales
participó, fue cómplice y otros de los que fue víctima (Con Esav, con su mamá,
con Lavan, con sus esposas, etc.) A partir de esa lucha Yaacob cambia y se
transforma en Israel. Ahora es otro hombre. Algo parecido pasa con Yosef.
Somos testigos en la Tora de la metamorfosis de Yosef
y sobre este punto quiero explayarme: Cómo Yosef va a cambiar, qué va a cambiar
y hacia dónde va a cambiar. Como ya mencionamos, creo que en la historia de
Yosef, hay por lo menos dos mensajes importantísimos que vamos a examinar de
menor a mayor.
El primer mensaje de Emuná que encontramos en Yosef tiene su desarrollo
cuando sus hermanos lo venden. Imaginemos lo que sintió cuando lo vendieron sus
hermanos; no lo imaginemos desde aquí como lectores, imaginémoslo como
protagonistas, tratemos de entrar en la mente de Yosef y vivirlo desde ahí, en
primera persona. Yosef no entiende por qué está pasando esto, por qué sus hermanos
lo venden, incluso hasta pudo haber sospechado que su propio padre tenía algo
que ver con este asunto, en realidad no tuvo ningún indicio de que no fuera así.
Imaginemos la injusticia e impotencia que siente Yosef, es victima de una
terrible injusticia, luego es vendido a la casa de Potifar y ocurre el primer
caso registro histórico de acoso sexual. Imaginen lo que sintió cuando fue
llevado al calabozo. ¿Cómo se siente? Estaría pensando: “¡Otra injusticia más,
yo no tuve nada que ver, es todo una mentira de ella!”
Luego, ubiquémonos en el momento en que se le
presenta la posibilidad de descifrar el sueño del ministro del Faraón, pongámonos
en el lugar de Yosef, no
existe ninguna oportunidad de
salir del calabozo, esta bien allí, el jefe del calabozo le dio las llaves para
que maneje la cárcel, pero en realidad, no podía sentirse bien, sólo había algo
peor que ser esclavo, y eso era ser un esclavo encarcelado. La única
oportunidad que se le presentaba y que probablemente sea irrepetible, era este
ministro que pronto será liberado y llegará a la cohorte. Todas las esperanzas
están depositadas en aquel hombre
que efectivamente ha sido liberado. ¿Cómo se habrá sentido aquel día Yosef? ¿Habrá
podido dormir aquella noche? De seguro ya habría tenido listo su bolso y
mirando el reloj, esperando que en cualquier momento alguien ingrese para decir
que sea liberado Yosef. Sin embargo el tiempo pasaba y Yosef seguramente no se
explicaba por qué tardaba tanto en
venir a liberarlo; era su única oportunidad de salir. En realidad él estaba
dependiendo de un favor que alguien le iba a devolver, pero eso constituía toda
su esperanza. Pero los días pasaban y nada ocurría. Con seguridad que Yosef
habrá seguido esperanzado que en la primera oportunidad el ministro le hablaría
al Faraón y le explicaría que en la cárcel hay un joven hebreo que esta
encarcelado injustamente y hay que liberarlo.
Por supuesto que el ministro no tenía la más mínima y
absoluta intención de pedirle ese favor al Faraón. ¿Por qué no? ¿Qué le costaba?
Para entenderlo también debemos ponernos ahora en la mente del ministro, pensar
en términos muy humanos y terrenales, no tan altruistas.
Si estuviéramos en el lugar del ministro y tengo la
oportunidad ahora de estar a solas con el Faraón, oportunidad que no ocurre a
menudo, ¿le pediríamos por un muchacho que está encarcelado? Obviamente el ministro no podía abusar
y pedirle favores a diario al Faraón, por lo tanto cuando le iba a pedir un
favor, de seguro lo haría para pedirle un favor para él o para su hijo o
familiar cercano. ¿Perder la oportunidad de pedir un favor para devolverle un
favor a alguien que esta en la cárcel? Mejor me reservo el favor para cuando lo
necesite. Es precisamente por eso que en el relato bíblico dice: “Y no se acordó
el ministro de Yosef, y lo olvidó” no se trata aquí de un olvido o descuido,
sino mas bien, se trata de un olvido deliberado, se lo quitó de la mente a propósito,
no le convenía acordarse. La Tora es muy sincera; la gente común no se maneja
por principios, se maneja por conveniencias. Lo que hizo el ministro, lo hizo
por conveniencia. ¿Cuándo sí se acordó de Yosef? Cuando a él le convino
acordarse. El Faraón está en problemas y precisa alguien que le sepa
interpretar su sueño, está muy angustiado e inquieto, si el ministro le puede
conseguir a la persona que tanto anhela ¿Quién le está haciendo un favor a quién?
Ahora es el Faraón el que le va a deber un favor a él, y por eso se acordó
ahora de Yosef, porque ahora sí le convenía. Es por eso que no dice que se trata
de un muchacho que está encarcelado injustamente, sino que dice que es un
muchacho que sabe interpretar los sueños.
Volvamos a Yosef. Por varias razones, quizás por su
propia naturaleza, tal vez porque nosotros tendemos a esperar de los demás lo
que haríamos nosotros en esas mismas circunstancias; también Yosef esperaba que
inmediatamente lo liberaran pero no fue así. Muy bien, a los dos o tres días
que Yosef se da cuenta que el ministro no va a decir nada para liberarlo, ¿qué
habrá pensado Yosef? ¿Cómo se habrá sentido? ¿Qué tefilá habrá hecho? ¿Qué le habrá dicho a Dios?
Seguramente Yosef habrá linda