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Dijeron
los sabios de la ética: El sabio cuando se equivoca se culpa
a sí mismo, mientras que el necio cuando se equivoca culpa a los demás...
Y aún
cuando el error no sea culpa del sabio, a través de culparse a sí
mismo, podrá encontrar puntos para aprender y mejorar a partir de ello...
El necio
en cambio, aún cuando el error sea su culpa, el siempre prefiere ver
la culpa en sus semejantes, desentendiéndose de ella y no beneficiándose
ni a sí mismo ni a los demás...
Y en este
sentido, mientras que el sabio mantiene una constante actitud de aprendizaje,
el necio se considera a sí mismo como un sabio que ya no tiene de quien
aprender...
Por último, el sabio sabe cómo elaborar su culpa para crecer a
partir de ella y no quedarse estancado "revolviendo" en sus
errores, mientras que el necio carece de sentimiento de culpa, el cual es la
base esencial para comenzar a partir de allí con un verdadero proceso
de corrección...
Dijo Rabi
Menajem Bar Zeraj: No hay mayor pobreza que la codicia.
Y esto es
algo simple de comprender, pues la persona codiciosa constantemente siente que
le está faltando algo que su semejante tiene, sintiéndose "pobre"
e "inferior" en relación a él.
Y es menester
aclarar, que la codicia no es algo que se limita únicamente a lo material,
pues se puede codiciar también cierta cualidad física que la otra
persona tiene, el status social que la persona alcanzó, o el nivel intelectual
que la persona logró, etc.
Y no porque
sí el último de los diez mandamientos establece justamente la
prohibición de codiciar la casa de tu prójimo, su mujer, su siervo,
su criada, su buey, su asno y todo lo que sea de tu prójimo; tanto por
el hecho que la codicia puede llevar a la persona a realizar acciones terribles
para lograr satisfacerla, como por el hecho que el sentimiento en sí
es algo sumamente negativo, pues estamos deseando algo que no nos pertenece,
atentando además en contra de nuestra propia felicidad por causa de ello...
Dijo Rabi
Shlomó Ibn Gbirol: La más grande de las alcurnias
es el buen nombre.
Y por más
que una persona tiene derecho a sentirse orgullosa de su linaje y de su ascendencia
- y en el caso del pueblo de Israel es sumamente indicado que así sea
pues descendemos de nuestros sagrados patriarcas Abraham, Itzjak y Iaacov -
, lo principal no es de quién descendemos, sino que hacemos a partir
de ello...
Y cuentan
sobre un alumno de quién su compañero se burlaba por el hecho
que él descendía de una importante familia, a diferencia del primero
que descendía de una familia común y simple.
Un buen
día, el alumno se cansó de escuchar los comentarios de desprecio
de su compañero, a colación de lo cual le dijo: la diferencia
entre tu y yo es que contigo la alcurnia se termina, mientras que conmigo -con
la ayuda de Hashem- empieza...
Y sin lugar
a dudas, lo principal que el ser humano puede adquirir en éste mundo
es un buen nombre, pues ello lo acompañará a lo largo de toda
su vida, sirviendo también como "tarjeta de presentación"
al entrar a los ciento veinte años en el mundo venidero...
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