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Dijo Rav
Moshé Tzví Neria: La música a veces está
debajo del canto vocal y a veces está por encima de él. Hay melodías
que buscan encontrar puntos de apoyo en las palabras, y hay melodías
que las palabras les quedan chicas para expresar su profundidad, expandiéndose
entonces hacia el amplio espacio de la melodía y de la música.
Es decir,
a veces la música necesita de las palabras para poder potenciarse más
aún y llegar al corazón y al alma de quien la escucha, y a veces
la música es tan elevada que las palabras solo la hacen descender, siendo
suficiente con que la música se expande directamente hacia las fibras
más íntimas del corazón y del alma, sin necesidad de ninguna
clase de palabra para que le sirva de "puente".
Y a diferencia
de las palabras donde uno puede sentirse más o menos identificado con
su contenido - las cuales pueden servir tanto como "puentes de unión"
como también como "barreras de separación" -, la música
instrumental carente de texto, en la medida en que es refinada y elevada, tiene
el poder de eliminar las eventuales barreras que las palabras pueden llegar
a representar, abriéndose paso directamente hacia lo más sensible
y profundo de nuestro corazón.
Y no es
casual que muchas personas se han acercado al Judaísmo a través
de escuchar melodías compuestas y cantadas por sabios cuyas almas se
encuentran en un nível espiritual grandemente elevado, pues dichas melodías
tienen incluso el poder de eliminar las barreras que el intelecto y el raciocinio
supuestamente pueden colocar, haciendo que al alma le quede totalmente clara
la verdad espiritual de nuestra sagrada Torá, sintiéndolo de una
manera absolutamente plena, intrínseca y esencial...
Dijo Rav
Moshé Tzví Neria: Hay quienes no pueden comprender
explicaciones intelectuales pero si captan las explicaciones del corazón,
y el lenguaje de la música les es comprensible...
Y no en
vano existe un disciplina llamada musico-terapia, mediante la cual las personas
son curadas a través de la música.
Y la verdad
es, que por más que alguién sea - o se considere - sumamente racional,
es imposible que sea cien por ciento racional y nadie, por más que sea
o se considere sumamente emocional, es imposible que sea cien por ciento emocional.
Es decir,
todos somos una conjunción de pensamientos lógicos y también
de emociones; y por más que la mente debe de discernir en lo que siente
el corazón, la salud integral del ser humano depende en realidad del
buen funcionamiento de ambos órganos y de la armonía existente
entre ellos...
Y en este
sentido la música, por ser el puente entre lo material y lo espiritual,
tiene el poder de influir positivamente tanto sobre el pensamiento como también
sobre el sentimiento...
Y se cuenta
que una vez fue Rabi Shneur Zalman de Liadi a la ciudad de Shklov y las personas
sabias de allí tenían muchas preguntas que habían preparado
para hacerle.
Antes de
comenzar a hablar decidió cantar una melodía muy especial con
mucha intensidad y concentración...
Y sucedió
que, al finalizar su melodía, todas las dudas que las personas sabías
tenían habían desaparecido, pues su música desperto aspectos
del intelecto que los ayudaron a resolverlos (siendo esta una música
sagrada y especial, cantada también con un énfasis especial, que
tuvo el don de provocar semejante efecto).
Y es por
todo esto que acabamos de mencionar, que la música puede ser de gran
ayuda en dos sentidos: tanto para ayudar a que personas que no comprenden con
la mente puedan comprender mejor con el corazón, como para ayudar a que
personas que sí comprenden con la mente, puedan agilizar sus capacidades
mentales haciendo que su entendimiento mejoré y se transforme en un entendimiento
superior...
Dijo Rav
Moshé Tzví Neria: Nosotros debemos generar individuos grandes,
poseedores de un nivel completo e integral, que al salir al pueblo influyan
no solamente a través de su estudio, sino que lo hagan mediante la magia
de sus personalidades, con la pureza y la santidad de sus almas...
Y de estas
palabras podemos deducir, que la grandeza de un individuo no se mide en el Judaísmo
según la cantidad de conocimientos que posee, sino en base a su capacidad
de transformarlos en parte integral de su propia personalidad, manifestándolos
e implementándolos de manera concisa y práctica.
Y cuando
la persona se esfuerza por servir a Hashem con fuerza y con alegría,
del cielo proyectan luces de pureza y de santidad sobre ella, ayudándola
a crecer y expandir su alma más y más; para que pueda inspirar
y estimular con ello a todos sus semejantes.
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