"Y será que si escucharéis
mis preceptos... para amar a vuestro D'os y servirlo con todo vuestro
corazón y con toda vuestra alma..."
(Devarim 11,13; segunda parashá
del shemá).
Esta
parashá habla de la "aceptación del yugo/responsabilidad
del cumplimiento de las mitzvot" y viene después de la primera
parashá que habla de la "aceptación del yugo del Reino
del Cielo" (Talmud tratado Berajot).
Las dos partes hablan del amor a D'os, la primera habla
de la obligación de amar y la segunda obliga a cumplir las mitzvot
para que ellas lo lleven a uno a amar a D'os.
El libro "Néfesh Hajaim"
(principio de la Secc. 2) formula
la siguiente pregunta: ¿por qué "...servirlo con todo
vuestro corazón y con toda vuestra alma" ocupa una parte separada
del resto del versículo, siendo que la mitzvá de la plegaria
es un mandamiento de la Torá (según la opinión del
Rambam-Maimónides)? Y así también
explica el Talmud: "¿Cuál es el servicio a D'os que
está relacionado con el corazón? - la plegaria" (tratado
Taanit 2a). Si es así, por qué
separa el versículo la mitzvá de la plegaria del resto de
las mitzvot. Sabemos que hay 613 preceptos, y según la división
mencionada es como si hubieran elevado del mundo?
El "Yavetz" al dividir entre las
otras mitzvot y la plegaria nos enseña, de alguna manera, que todas
las mitzvot son como plata y oro, pero no son como el pan y el agua, porque
no alimentan al ser humano; pero la plegaria es el alimento del hombre.
Con toda la plata del mundo, si no puedes comprarte comida, toda esa plata
no vale nada, porque es solamente un medio para ayudarte a vivir, pero
lo que de verdad te alimenta es la comida.
Las mitzvot son comparadas en el idioma
de nuestros Sabios a la "ropa" del alma. Según la definición
del "Yavetz" las mitzvot no son comida, sino que recubren simplemente
al ser humano por fuera y la plegaria es verdaderamente el alimento del
ser humano.
La base de esta idea se halla también
en el libro "HaKuzarí" de Rabí Iehudá Haleví,
Secc. 3,3; cuando compara a la plegaria con los alimentos. El ser humano
siente entre una plegaria y la otra lo mismo que se siente entre una comida
y la siguiente; por eso dice el Kuzarí que el ser humano siente,
después de que pasaron varias horas desde su última plegaria,
que tiene "apetito" por su próxima plegaria.
También el "Néfesh Hajaim"
lo dice de manera muy clara: "Especialmente cuando nos paramos para
rezar delante de D'os, en ese momento, es ella, la oración, el
alimento principal para el universo y también para el alma del
ser humano" (Secc. 2, cap. 9).
La plegaria es el alimento del alma, el
alimento que nos permite seguir existiendo. Pero aún no ha sido
explicado lo que le pasa al hombre durante la plegaria.
¿Qué es lo que cambia en
el ser humano en ese momento?
Nuestra relación con el Creador del
mundo se divide en tres clases:
a) el estudio de la Torá
b) el cumplimiento de las Mitzvot
c) la plegaria a D'os.
Si queremos decirlo en una sola frase, así
habría que decirlo: "Qué dice Él, qué
manda Él, quién soy Yo."
QUÉ DICE ÉL
- Una de las cosas más impresionantes,
y tal vez, la más impresionante de todas es el hecho que el Creador
nos reveló cuál es Su Voluntad para Su mundo, pues "miró"
a la Torá y basado en ella creó al mundo y esa Torá
es la que Él nos reveló para entenderla. En este instante
nosotros no hablamos específicamente de la parte práctica
(maasit) de la Torá, sino del hecho mismo que somos afortunados
en conocer la Torá, que significa conocer la voluntad de D'os.
El solo hecho de poder mirar y comprender el amor de D'os, que es el que
nos da el entendimiento para comprender Su Sabiduría, nos eleva
y enaltece. Además, mostró un cariño especial otorgándole
a Nuestros Sabios el poder de decisión en ciertas normas de la
Torá. Todo esto se halla incluido en: "Qué dice Él"
- Ésta es la primer clase de relación entre nosotros y nuestro
Creador.
QUÉ MANDA ÉL
-El Creador del Universo quiso relacionarse
con nosotros, para que haya "tzávta" (unión) entre
nosotros y Él. Una relación entre el receptor de la orden
y el que la ordenó. Aquí no trata el individuo de entender,
sino de ser disciplinado acatando órdenes solamente, así
como explica el Maharal el tema de "es preferible el que hace obedeciendo
lo que le fue ordenado, que el que hace por propia voluntad". El
que hace obedeciendo lo que le fue ordenado se eleva más en términos
espirituales, porque no solamente hace la voluntad de D'os por su propia
elección sino que de hecho está cumpliendo un mandato Divino.
Ésta es la segunda clase de relación que llamamos: "Qué
manda Él."
QUIÉN SOY YO
-El hombre como "ser humano" debe
anularse delante de su Creador, y sentir que sin Él no puede existir.
Ese sentimiento de dependencia del Creador es el punto central de la plegaria.
Si pudiéramos dar un ejemplo, diríamos, que en un teléfono
inalámbrico, su batería dura apenas algunas horas. Cuando
ya está por acabarse, una pequeña señal luminosa
centellea y avisa que hay necesidad de volver a conectarlo al cargador
por un cierto tiempo para recargar la batería. Así también,
el individuo después de algunas horas se siente "separado"
de su Creador. Después de ocuparse de todas las tareas cotidianas
su alma siente que la batería se va acabando y necesita recargarse.
Es entonces cuando se para delante de su Creador, y unido a la fuente
de la vida, se anula delante de Él, llenándose de vitalidad,
"...porque Contigo está la fuente de la vida."
Desde ese punto de vista entonces comprendemos
bien lo que Jazal (Nuestros Sabios) nos enseñan cuando dicen que
la plegaria es realmente lo más importante del mundo, porque "todo",
nuestra vida y sustento, viene gracias a aquellos momentos en los que
nos hallamos unidos al Creador, no siendo así cuando nos ocupamos
de otras mitzvot. Sin embargo aún no comprendemos por qué
la gente desprecia la plegaria, como vemos en las palabras de Jazal (Nuestros
Sabios) que citamos anteriormente.
Podemos comprender las tres clases de relación
que describimos anteriormente, mediante un ejemplo sencillo que nos hará
ver por qué existe un mayor desprecio por la plegaria que por las
otras mitzvot.
El rey tiene un equipo de "mantenimiento"
que incluye los que trabajan en la cocina, los responsables de la limpieza,
los que le sirven los alimentos, etc. Todos ellos son considerados el
equipo de "mantenimiento". También existe el grupo de
acompañantes, como ser los ministros, los consejeros que se sientan
con el rey, discuten las leyes del reino y también le proponen
ideas de cómo reinar en su país. El tercer grupo, con el
mayor número de personas, es el pueblo, los "ciudadanos".
Ellos obedecen al rey y se hallaligados a él, porque ser "ciudadanos
decentes" es lo que desean con el alma, y no les interesa tener ninguna
otra relación con el rey.
Jazal (Nuestros Sabios) cuentan que dos
Sabios de la Mishná rezaron, uno de ellos era un gran sabio en
aquella generación y el segundo, era un hombre piadoso pero muy
alejado de los conocimientos profundos de la Torá que tenía
el primero. Las oraciones del segundo fueron escuchadas y las del primero
no. La esposa del gran sabio sintió mucho dolor, como si hubieran
mostrado desde el cielo que su esposo no era un hombre importante. Ante
esta reacción el sabio le dijo a su esposa: no es que él
sea más sabio que yo, sino que yo soy como un ministro delante
del rey y él es como un esclavo delante del rey. El ministro necesita
ser convocado a encontrarse con el rey, tiene que llenar formularios y
papeles y luego esperar la decisión del comité. Pero el
esclavo, si tiene cualquier problema, como por ejemplo si necesita un
permiso para construir, ya que él está con el rey para servirlo
todo el tiempo, puede explicarle sus necesidades en cualquier momento.
Basta con que el esclavo le pida al rey, para que el rey dé su
autorización inmediatamente, sin tener que pasar por todos los
trámites. Este es un ejemplo excelente para mostrar la diferencia
entre un "ministro de la Torá" y un "esclavo de
D'os" que se anula delante del rey y que lo sirve. (Según
vemos en el libro "Néfesh Hajaim" la plegaria es la base
de la vida del mundo y del alma del ser humano, como explicamos anteriormente).
El esclavo se halla continuamente ligado al cargador mientras se encuentra
en el palacio del rey para servirlo, y por eso él puede aspirar
a la vitalidad mientras sirve en la intimidad de los aposentos reales.
Aquí se encuentra la diferencia entre
lo cómodo y lo difícil. El ministro vive una vida cómoda
y honrada, es recibido con deferencia, le gusta escuchar los "deseos
del rey" y también le gusta que el rey tome en cuenta su opinión
si tiene algo que acotar. No hay un cargo más importante que ese.
El ciudadano también siente que tiene su propia vida fuera de los
limites marcados por las leyes del país. A condición de
obedecer a las órdenes del rey, puede vivir su vida privada, sin
que lo molesten, él también es un hombre independiente.
Pero el servidor que trabaja en los aposentos reales hace un trabajo despreciable,
a primera vista. Él es dependiente del rey; su tarea es apegarse
totalmente al rey. Su falta de independencia es la esencia de su vida
de esclavo del rey. En resúmen: la vida del esclavo es una vida
de anulación de su auto-estima y de dependencia total al rey.
Meditando sobre "Quién soy yo":
¿Puede ser que una persona quiera anularse y bajar su sentimiento
de querer tener una identidad determinada hasta llegar al sentimiento
de "cero"? Seguro que esto es un gran trabajo. Aunque existe
el dicho que dice que el esclavo del rey es rey, eso puede ser real únicamente
después de haber probado el gusto dulce de estar unido a la fuente
de la vida, pero para poder unirse a esa fuente hay que separase antes
de la identidad propia de cada uno y ese cambio es realmente muy difícil
de llevar a cabo.
Por esta razón es que las personas
desprecian la plegaria, no porque no reconozcan su importancia sino por
lo difícil que es llevarlo a cabo. Cada ser humano debe fijarse
que la plegaria es el pasaje del mundo activo al mundo pasivo, porque
en el mundo de la Torá o de las mitzvot el hombre es el que aprende
o hace, quiere conocer los deseos del Creador y cumplir con sus preceptos,
pero él es el que actúa. En la plegaria él siente
que es cero, la dependencia respecto al Creador es absoluta. La anulación
de uno mismo es muy difícil, y es por eso que la gente desprecia
la oración.
Por cuanto que la plegaria manifiesta la
dependencia en el Creador del Universo, no únicamente porque sea
una obligación rezar, sino porque el individuo siente que el Creador
es su fuente de vida así como dice el salmista: "con Tu luz
veremos luz", al unirse con Él, él se llena de vitalidad.
Podemos comprender ahora el relato sobre
Rabán Gamliel (tratado Berajot 17a) que cuenta que a pesar de que
no estaba obligado a leer el shemá Israel (porque hace poco tiempo
se había casado), le dijo a sus discípulos que no va a dejar
de d1ecir el shemá incluso solo día. Aunque no se considera
correcto que una pesrsona haga algo que no está obligada a hacer,
la razón por la cual Rabán Gamliel leyó el shemá
fue para relacionarse con su Fuente de Vida. No por la mitzvá en
sí, por cumplir la orden de D'os, sino por el acción misma
de la plegaria y el shemá.
Por tal razón advirtió Rabí
Shimón en Pirké Avot: "sé cuidadoso en la lectura
del shemá y en la plegaria", no para reforzar esas mitzvot
sino para reforzar la autoanulación y la dependencia en el Creador,
porque es alimento para nuestras almas.
Viendo todo esto podemos comprender mejor
lo que dice Rabí Tzadok Hacohén (en su libro 'Tzidkat Hatzadik',
subsecc. 42) al traer lo que dicen Nuestros Sabios al final del tratado
Menajot hablando sobre los sacrificios.
Dice la Guemará en nombre de D'os
hablándole al pueblo de Israel: "No les he dicho a ustedes
que ofrezcan sacrificios para que digáis: 'haré Su voluntad
y Él hará mi voluntad' pues no para Mi provecho ustedes
ofrecen sacrificios sino para vuestro provecho."
Explica Rabí Tzadok que así
también ocurre con la plegaria. Así como D'os pide que no
hagamos sacrificios porque Él lo ordenó, sino que tendríamos
que desear hacer sacrificios para acercarnos al Creador por nuestra propia
voluntad, así también, debemos ofrecer los sacrificios por
nuestra propia voluntad, para poder acercar el universo a su Creador (véase
"Néfesh Hajaim Secc. 2 cap. 9 en la nota lateral). Que busquemos
autoanularnos y ligarnos al origen de la vida, sintiendo el "¿Quién
soy yo?" y en ese mismo momento sentirnos ligados a la fuente de
la vida.
De esta manera se ha explicado maravillosamente
la continuación de la Mishná citada anteriormente: "...sé
cuidadoso cuando recitas el shemá y la plegaria" porque es
tu fuerza vital y "no hagas de tu plegaria algo rutinario y fijo
sino que debes pedir misericordía".
No reces porque ese es
un deber que debes cumplir (aunque es una mitzvá realmente), sino
porque deseas rezar! Tu quieres acercarte, tu quieres depender del Creador
de todos los Universos, porque: "Contigo se halla la Fuente de la
vida"!
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