(PRIMERA PARTE)
La
fórmula suprema de cinco palabras para un matrimonio exitoso
El matrimonio puede ser
la fuente de mayor alegría o la raíz de mayor miseria, inclusive
tragedia. Existe una fórmula que puede ser puesta en
cinco palabras y es la clave para un matrimonio feliz: "No causes dolor,
da placer". En el versículo original esta es la fórmula
de cuatro palabras (Salmos 34:15) "Aléjate del mal, haz bien". Con
ambas palabras y hechos ten cuidado de no causarle a tu pareja algún
dolor innecesario, y haz todo lo que puedas para darle a tu pareja placer.
PRIMERA
PARTE: NO CAUSES DOLOR
1. SI
NO ESTAS OBTENIENDO LO QUE QUIERES, PÍDELO, NEGÓCIALO, MOTIVA,
E INFLUENCIA SIN CAUSAR DOLOR.
La mayor parte del dolor
que los cónyuges se causan uno al otro no es porque uno de ellos
es malo o vicioso, sino que lo que ocurre es que quieren algo de su
pareja y se sienten frustrados o enojados por no obtenerlo. Las
parejas necesitan aceptar el hecho de que nadie en este mundo recibe
todo lo que quiere. Al mismo tiempo, tanto tú como tu
pareja se benefician al hacerle ver al otro lo que necesitan de una
forma en la cual tu pareja se sienta bien al cubrir tus necesidades.
Por lo tanto, dispónte
a pedir lo que necesitas de la forma en que tu pareja sienta que es
agradable. Algunas personas resienten la idea de tener que
pedir lo que necesitan. "No debería pedir lo que necesito". "Tendría
que saberlo por si sola/o". ¿Dónde esta la fuente de
este principio de vida? Puesto que los seres humanos
no tenemos telepatía, está claro que debemos pedir lo que
necesitamos. Y si te encuentras en una situación en
la que crees que no debes pedir, en verdad el tener que pedir es una
prueba Divina de tus cualidades internas. Es una prueba que
te permitirá desarrollar tus niveles de paciencia y sensibilidad.
Evita dar órdenes
cuando le pidas a tu pareja que haga algo por ti, es mejor que le digas,
"Podrías por favor......", "Perdona molestarte, pero te podría
pedir si.....", "Te molestaría si....", "Dime no si es muy difícil,
pero te podría pedir si...", "Serías capaz de...." o "Tengo
un problema, probablemente me podrías ayudar.."
Cuando necesites atención,
pídela. No sólo te enojes porque no la estás
teniendo. Algunas personas se sentirán mal por tener
que pedirla, como si estuvieran demandando mucho. Pero es
importante hablar cuando algo te molesta. El no hacerlo puede
construir emociones negativas o resentimiento y frustración que
llevarán a una explosión que pudo haber sido evitada. Exprésate
claramente sin culpar a nadie. Por ejemplo, si tu pareja
te habla de una forma en la que tu presión se eleva, puedes decirle:
"trabajo mejor sin presión". En general pide tus cosas
en una manera simple y directa. Si tienes una queja, se específico
y brinda una solución.
La mayoría de la gente
no asocia las negociaciones con el matrimonio, sino con dos países
lidiando el uno con el otro asuntos importantes. En realidad,
la negociación es una herramienta que utilizamos en muchas áreas
de nuestras vidas. Por ejemplo, estamos dispuestos a trabajar
muchas horas, haciendo cosas que no nos interesan, a cambio del dinero
que ganamos. El arte de negociar de tal manera para que ambos
ganen es sumamente importante en el matrimonio. Las parejas
no saben cómo negociar, y es muy posible que discutan de una forma
que cause a ambos dolor. Si el marido o la mujer tiene una
personalidad más fuerte y hace las cosas sin tomar en cuenta los
sentimientos del otro, el resentimiento seguirá creciendo, causando
depresión o enojo, así como pelea y sufrimiento.
Similarmente, cuando quieres
que tu pareja haga algo por ti, que no está muy interesado/a en
hacer, piensa, "¿Qué puedo hacer por mi pareja para que en pago
mi pareja quiera hacer esto por mi?". Si haces un pedido
y tu pareja responde inicialmente con un "No", no tienes que tomar esto
como una posición final. En muchas ocasiones un "no"
es en verdad un "todavía no". Si le explicas calmadamente
por qué es importante para ti, la otra persona podrá cambiar
de opinión. Pregúntate a ti mismo, "¿Cómo
puedo negociar un 'si'?". La persona que piensa, "Voy a obtener
lo que quiera le guste a mi pareja o no" estará creando muchos
problemas para ambos.
Cuando trates de motivar
o influenciar a tu pareja para que haga algo para ti personalmente,
la manera en la cual lo pedirás hará un mundo de diferencia. Hay
maneras de hacer a esa persona feliz cumpliendo con tus pedidos, y hay
maneras de motivar e influenciar que son muy dolorosas. Toma
por ejemplo, la práctica de gritarle a alguien hasta que haga algo. ¿Qué
es lo que realmente estás haciendo? Estás haciendo ruido de
una forma que es altamente incómoda. La persona siendo
gritada con fuerza, estará escogiendo hacer lo que quieres para
no sufrir tus gritos. ¿Acaso esto funciona? Podrás tener
resultados inmediatos, pero en el largo plazo el dolor que causas, crea
una energía negativa en la casa y puede llevar a la desintegración
de un matrimonio. Inclusive que el matrimonio dure, estará
carente de amor y respeto. Será una táctica a corto
plazo con el costo de una pérdida estratégica a largo plazo.
Por ejemplo, arreglar cosas
puede ser una fuente de pelea cuando una parte que es designada como
la que reparará se tarda, o está tan ocupada que las cosas
que necesitan ser arregladas no se hacen sin repetidos pedidos, (la
primera y más importante regla es pedir de una forma en la que
haga a la persona querer tomar acción y consecuentemente se siente
bien al hacerlo. Sigue esta regla la primera vez que preguntes
por algo. Síguela la segunda vez, y así cada vez). Si
necesitas repetirte más veces lo que aprecias, querrás probablemente
preguntar, " Me doy cuenta de que lo que te estoy pidiendo puede que
sea difícil de meter en tu itinerario o que encuentras la labor
desagradable. Me encantaría que se arregle, ¿Qué
puedo hacer para facilitar las cosas?".
A veces no importa cuán
seguido pidas algo, negocies o trates de motivar e influenciar, no lograrás
que tu pareja este de acuerdo. Enojarte y gritar podrá
ser efectivo pero si obtienes lo que quieres causando dolor, pierdes
más de lo que originalmente querías obtener. Parte
de no causar dolor es aceptar de que a pesar de que no lograste lo que
quisiste por completo, puede ser que tengas parte de lo que quisiste. Si
lo haces, aprecia el arreglo que sí obtuviste, y trabaja en ti
mismo para ganar más control sobre tus estados emocionales.
2. ONA'AT
DEVARIM: INSULTOS Y DEGRADACIONES
La Torá (Vaikrá
25:17) prohibe toda forma de causar dolor con palabras. La
Mishná y el Talmud (Baba Metzia 58b) elaboran la prohibición
en contra de ona'at devarim y más detalles están establecidos
en el Shuljan Aruj, Choshen Mishpat 28. El Talmud (ibid.
58a) establece que un hombre debe ser especialmente cuidadoso de no
causarle a su esposa dolor con palabras, ya que las mujeres tienden
a ser más sensibles que los hombres. Sin embargo, ona'at
devarim ya sea por parte de la esposa o del esposo, puede causar mucho
dolor, resentimiento y peleas. Puesto que los cónyuges
se conocen muy bien, uno puede fácilmente encontrar los puntos
débiles del otro.
En mi libro, El poder
de las Palabras, elaboré sobre esta prohibición de la
Torá. Para resumir: Está prohibido decir
algo que causará dolor innecesario a otra persona. El
que habla no debe decir, "No debes ser tan sensible". Si
el que escucha experimentara dolor, el que habla tiene prohibido decirlo.
Algunas personas que causan
dolor con sus palabras le dicen a su víctima "No es lo que dije
lo que causo tu dolor; es tu percepción. Sólo cambia
tu percepción y estarás libre del dolor".
Es cierto que la percepción
es un elemento clave, pero la prohibición de la Torá es clara. Cuando
le hablas a alguien que se sentirá herido por lo que le dijiste,
eres responsable por el dolor que tus palabras causaron. Es
como aventar una piedra a la cabeza de alguien y después decir,
"Si te hubieras agachado la roca no te hubiera pegado". La
persona no se agacho, la roca le pegó y eres culpable por causarle
dolor.
Así también tus
palabras. El hecho de que esta persona haya trabajado para
dominar la habilidad de ser indiferente a todos los insultos no te permite
aventar rocas verbales que producirán dolor.
Está prohibido que
un cónyuge hiera al otro mediante el desprecio, el sarcasmo, los
insultos y la burla. El sarcasmo, es puro ona'at devarim. Chistes
a expensas de tu pareja son una manera cruel de tener placer. Recordar
cosas malas del pasado a la pareja es onaa'at devarim.
Si tu pareja fracasó
en escuchar algo que le has sugerido y terminó sufriendo por eso,
obviamente que le causarás dolor si dices: "Te dije". Esto
es sólo satisfacción de tu ego a expensas del dolor de tu
pareja. Es preferible decir, "Me apena verte sufrir".
Apurar a tu esposa diciéndole:
"Vamos ya. ¿Por qué te tardas tanto?", en voz fuerte
para que todos escuchen seguramente causará dolor. Cuando
nos retrasamos sentimos ansiedad. El desafío es
poder distenderse y recordarle a tu esposa que se apure de una forma
civilizada, como por ejemplo: "Vale la pena esperarte. Sin
embargo, apreciaría si te pudieras apurar".
Si tu esposa dice que tus
palabras le causaron dolor, no le discutas diciendo que no es cierto.
Pídele disculpas.
Piensa qué cosas de
tu habla causan tensión a tu pareja. Trata de eliminar
estas cosas en el futuro.
3. OBSERVA
EL CONTENIDO DE LO QUE DICES: ESCOGE TUS PALABRAS.
"La vida y la muerte dependen
de la lengua" (Mishlei 18:21). Esto se aplica definitivamente
a la vida en tu matrimonio. Un artículo para un periódico
o una carta a alguien que consideras muy importante requiere escoger
tus palabras cuidadosamente. E incluso te aconsejas con otros
antes de enviar la carta o el artículo. Es igualmente crucial observar
lo que dices cuando hablas con tu pareja.
Tus palabras pueden crear
sentimientos de felicidad, amor, cercanía, gratitud y probablemente
una radiante alegría. Las palabras pueden consolar,
reconfortar, inspirar, motivar, elevar. Pero
otras palabras pueden crear sentimientos de dolor, tensión y enojo.
Cuando escoges las palabras
correctas, evitas peleas. Cada aseveración que haces
puede ser entendida de muchas maneras. Escoge maneras positivas
de decir cosas.
El matrimonio es una gran
oportunidad para aprender a tener tacto. Tacto es cuando
dices tu opinión de una forma que es sensible a los sentimientos
de la persona con la que estás hablando. Hablar sin
tacto puede ser una violación de la Torá, Onn'at Devarim. Algunos
ejemplos:
* "Eso es ridículo!". Compáralo
con: "Veo algunas dificultades en eso".
* "Eso es totalmente estúpido!".
Compáralo con: "Veámoslo de otra forma".
* "¿Cómo alguien sano
puede pensar esto?". Compáralo con: "Creo que otra perspectiva
es más positiva".
* "Estas totalmente equivocado". Compáralo
con: "Creo que lo correcto es…".
Si tu pareja no te entendió,
seria bueno que le dijeras: "Puede ser que no me expliqué claramente. Déjame
explicarte otra vez".
Haz todo lo que puedas
para no avergonzar a tu pareja. No hay necesidad alguna de
señalar cada error. Si un error es común
que se repita o necesita ser corregido, es importante señalarlos,
pero hazlo con finesa. En muchas situaciones, el error ocurrió
una sola vez y no hay necesidad de señalarlo. Si
hay una relación sana en la pareja y ambos tiene autoestima esto
no es un problema. Pero hay muchos matrimonios en los cuales
señalar los errores es el primer enfoque de comunicación,
y esto causa mucha tensión.
Algunas personas dicen,
"No puedo controlar lo que digo y cómo lo digo", pero el control
depende de tu motivación. Esas mismas personas pueden controlar
lo que dicen y cómo lo dicen cuando alguien que respetan toca la
puerta. Y la mayoría de la gente puede hacer esto inclusive
si la persona en la puerta es un extraño al que nunca volverán
a ver.
Entrevisté a un rabino
americano retirado que se estableció en Jerusalén, no lejos
de la mayoría de sus hijos y nietos. Le pregunté
sobre el primer pensamiento que le viene a la mente cuando piensa sobre
un principio importante del matrimonio.
" No digas todo lo que
viene a tu mente", dijo.
En contraste, alguien que
se divorció contestó a mi pregunta sobre cualidades personales
o patrones que llevaron al divorcio diciendo: "Creo fervientemente en
la importancia de decir todo lo que siento. Si no me gusta
algo, considero deshonesto no expresar mis pensamientos francamente. Hubiéramos
tenido un buen matrimonio sino fuera por el hecho de que mi esposa era
muy débil. No aguantaba la verdad. Me repetía
que me quede con mis críticas. Pero estaba equivocada. Yo
esperaba que se hiciera más fuerte, pero renunció al matrimonio. Es
una cobarde y le dio miedo enfrentarse a si misma".
Esta actitud Anti - Tora
acerca de la comunicación es el problema de muchos. La
mayoría de la gente no es tan extrema como esta persona, pero a
menos que sea cuidadoso/a con lo que dice y de la manera en que lo dice,
su matrimonio no disfrutará de armonía.
4. ¿CUAL
ES LA MUSICA DE TU VOZ?
"El ideal de la Torá
es que hables a otros de una forma en que sea una experiencia placentera
para el otro. Tu tono de voz debe ser calmado y placentero
cuando hables con alguien. No hables con enojo o levantes
tu voz. (Rabino Eliyahu Lopian, Lev Eliyahu, vol.1, pag 66).
El tono de voz que usas
para expresar algo tendrá un efecto en la reacción del que
escucha. Hay tonos de voz que son agradables como una bella
pieza de música. Y hay tonos de música que
nos pueden recordar el rozar gis en un pizarrón. Cada
tono de voz da una energía diferente y conlleva un mensaje específico. Un
tono de voz enojado o uno que es muy suave y gentil dan mensajes muy
diferentes. Todos suenan totalmente diferentes en sus mejores
tonos que cuando lo dicen en sus peores tonos. Tu tono de
voz refleja tus emociones y sentimientos. Cada cambio de
estado de ánimo se refleja en tu tomo de voz. Inclusive
si alguien está hablando un lenguaje que no entiendes, puedes comprender
lo que se está hablando al escuchar el tono de voz con el cual
las palabras están siendo habladas.
Frustración, irritación,
enojo y decepción, todas pueden ser detectadas en el tono de voz. Algunas
personas son más sensibles a esto y algunas menos, pero casi todos
serán afectados. El mismo mensaje que seria difícil
para el que escucha si se dice en un tono de voz erróneo, puede
ser aceptado si es dicho en un tono de voz que refleje compasión
y respeto.
Aprende a pedir perdón
sin sonar falso; desacuerda sin sonar como si estás condenando,
atacando o culpando; se razonable sin sonar aburrido o como
un robot.
Cuando le hables a tu esposa
desde otro cuarto, ten cuidado de no sonar irrespetuoso cuando levantas
la voz. Si alguna vez gritas o hablas enojado a tu esposa
para evitar que te diga o haga algo, pregúntate por qué lo
haces.
Algunas parejas empiezan
sus pedidos con un tono de voz enojado. Por ejemplo, un esposo
podrá decir: "¿Qué te pasa?! No has cosido mi camisa aún". O
una esposa podrá decir en un tono de voz enojado: "¿Acaso no puedes
sacar los platos de la mesa ayudando un poco aquí?!".
Tres reacciones casi simultáneas
ocurren en este tipo de situación. Primero, los dos
se dan cuenta de que la pareja no hizo algo por ellos. Después
se dicen a si mismos, "El/ella debió haber sabido que tenía
que hacerlo. No es correcto que no lo hizo". Después
ambos expresan su enojo mediante su tono de voz y en el tipo de palabras
que escogen. Este proceso ocurre a la velocidad de la luz.
Tomar conciencia de este
patrón te ayudará a hacer tus pedidos de ayuda de una manera
amigable, con un buen tono de voz o al menos en un tono relativamente
calmado. Cuando tu tono de voz conlleva regocijo, respeto,
amor o sensibilidad, el mensaje que recibes es más fácil que
sea uno con un sentimiento similar.
Si alguien tiene un negocio
y quiere mantener a sus clientes, hablar placenteramente es una necesidad. Fracasar
en esto causará una pérdida de clientes. Cuando a los clientes
les agrada la manera en la cual se les habla, las ganancias de ese negocio
se incrementan. Esto es aun más importante en
el matrimonio. En un negocio, si a un cliente no le gusta
la manera en que le hablas sólo perderás financieramente,
sin embargo, en un matrimonio la pérdida causada por hablar de
manera que cause tensión es mucho peor.
5. PREGUNTATE
A TI MISMO, "¿QUE DEBO DEJAR DE DECIR O HACER PARA NO CAUSAR MALESTAR
A MI PAREJA?"
Hay una pregunta general
que deberías preguntarte regularmente: "¿Qué debo dejar de
decir o hacer para no causar malestar a mi pareja?". Cada persona tendrá
que decidir por si misma cuántas veces hacerse esta pregunta. Pero
mientras estás leyendo esto piensa en algunas cosas. Si
no puedes pensar en nada, pregúntale a la persona con la cual estás
casado/a.
Esto también puede
servir como un tesoro para tu pareja. Le puedes escribir
un certificado de regalo diciendo: "El valor de este certificado es
que me puedes pedir que deje de hacer o decir algo". Algunas
personas podrán decir: "Voy a dejar de decir o hacer algo que te
moleste con la condición de que hagas tu lo mismo".
6. HAZTE
EL HABITO DE ELIMINAR HABITOS QUE CAUSEN ENOJO.
Ya que cada persona es
diferente, todos tenemos hábitos que la persona con la cual estamos
casados encuentra desagradables y le hacen enojar. Hay hábitos
que podrán disgustar a una persona pero no a la otra. Es
muy posible que a la gente con la cual creciste no les molestaba un
hábito que tienes , pero tu pareja lo puede encontrar por demás
irritante. Es casi imposible para una persona eliminar de
repente hábitos de toda la vida, pero si uno de tus hábitos
causa enojo, hazlo una prioridad sobrepasarlo.
Aquí es importante
mencionar que si quieres que tu esposa rompa un hábito menciónalo
amablemente y con mucho tacto. Probablemente tendrás que repetir
tu pedido un número de veces. Mucha gente es inconsciente
de sus hábitos. Ve tus esfuerzos para motivar a tu pareja
a que deje estos hábitos como tu esfuerzo personal de construir
tu nivel de paciencia. Recordatorios gentiles que sean repetidos
comúnmente eventualmente cambiarán el hábito. Acercamientos
de enojo y agresividad pueden crear más daño que el hábito
que estás tratando de eliminar.
7. VENGARNOS
NOS REBAJA
Hay una fuerte tendencia
humana de querer vengarnos cuando alguien nos hace mal. Si
alguien se rehusa a darnos dinero o cualquier otro artículo, tendemos
a rechazar a esa persona. Si alguien nos causa enojo, vamos
a querer de alguna forma que esa persona sufra. Pero la Torá
(Vaikra 19:18) explícitamente nos prohibe tomar revancha y guardar
rencor.
¿Cómo es que funciona
la venganza? Tu me hablaste de una forma que no me gustó, entonces
te hablaré de una forma que no te gustará. Tu no
hiciste lo que te pedí que hicieras, entonces yo no haré lo
que me pidas que haga". " Me causaste enojo, entonces haré cosas
que te causen enojo a ti".
Mientras que el lenguaje
que se utiliza cuando uno toma revancha es "venganza", realmente nos
bajamos de nivel al dejar que nuestras emociones nos lleven a un acto
de una manera no conforme a la Torá. Te elevas cuando
trasciendes enojos personales y actúas con bondad y compasión
hacia alguien que no actuó de esa manera hacia ti. Esto
se aplica inclusive a extraños; y con más razón a la
persona a la cual estamos casados. Cuando alguien trata de
vengarse, está creando un círculo negativo que se repetirá
y causará más sufrimiento.
El último concepto
que nos permitirá alejarnos de la venganza es la idea que está
expresada en el Sefer Ha Jinuj (241): "Date cuenta de que todo
lo que ocurre es la voluntad de D-os. Si alguien te causa
dolor o angustia es un decreto de D-os. Tomar conciencia
de este hecho te impedirá tomar revancha".
También nos debemos
dar cuenta de que todos los asuntos de este mundo son tan triviales
e inconsecuentes que realmente no vale la pena vengarnos (Rambam, Hiljot
Deot 7:9).
Mantén en mente la
metáfora del Talmud: "Si te cortas tu mano izquierda mientras rebanas
carne, ¿permitirás que tu mano izquierda se vengue de la derecha
por haberla cortado? Por esta razón no debemos tomar revancha de
los demás ya que todos somos uno". Con más razón
esto se aplica a tu esposa, con la cual tienes aun una unidad más
grande. Deja que el placer de actuar en una forma elevada
sobrepase el placer potencial de vengarte (Talmud Yerushalmi, Nedarim
9:4).
8. PEDIR
PERDON Y PERDONAR
Así como tenemos una
obligación de pedir perdón a cualquier persona que hayamos
herido, dañado o causado cualquier daño, así también
tenemos una obligación de pedir perdón a nuestra pareja por
haberle causado cualquier sufrimiento.
"Cuando una persona a la
cual le hiciste algún mal ve que realmente estás arrepentido
de haberle herido y que no repetirás tu error, te perdonará. Cuando
tu perdón es sincero, encontrarás las palabras adecuadas para
decirlo. Sin embargo, algunas personas parecen pedir perdón
pero no son sinceras y sus palabras son engañosas. Esta
manera de pedir perdón no será exitosa" (El Gaol de Vilna,
Mishlei 10:32).
Si pides perdón en
un tono de voz y una manera que no suena sincera, es como si le estuvieras
diciendo explícitamente al otro: "No siento haberte causado dolor". La
persona a la cual le estás pidiendo perdón puede perdonarte,
pero si el dolor y el sufrimiento que causaste es severo, es entendible
que tu pareja no te perdone hasta que vea que sinceramente te arrepientes
de lo que dijiste o hiciste.
Cuando alguien se acerca
sinceramente a pedir perdón, lo debemos perdonar. Por
ejemplo, antes de Yom Kipur, las parejas se pedirán perdón
y ambos estarán contentos de perdonarse el uno al otro por irritaciones
pequeñas. Pero hay tiempos en los que el perdón
puede ser extremadamente difícil. Una parte pudo haber
herido al otro tan profundo o tan frecuente que las emociones de resentimiento
están demasiado presentes para perdonar. Cuando se trata
de perdón, el Todopoderoso nos trata de manera proporcional a nuestro
acto, entonces, deja que el conocimiento de que serás perdonado
por tus errores te motive para perdonar más fácilmente.
Reimpreso con el permiso
de Artscroll.
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