Cuentan que Don Heriberto Robustiano Fridman, se presentó ante el sabio del pueblo, puesto que no lograba controlar sus malos pensamientos, a pesar de hacer un gran esfuerzo para evitarlos. Todos sus intentos eran en vano, y continuaba perturbado por pensamientos que no lo llevaban a actuar correctamente, y después de cada acción se arrepentía de haberla hecho. El sabio le aconsejó que visitara al Rab de la ciudad vecina, asegurándole: “Él te ayudará con tu problema”.
Entonces, Don Heriberto llegó a la casa del Rab, golpeó la puerta con fuerza, una y otra vez, pero nadie le abrió. Ya era de noche, hacía mucho frío, y Don Heriberto muy angustiado comenzó a gritar: "¿Por qué no me hace pasar? No tiene compasión de un pobre hombre!!".
Pero nadie respondió…
Recién cuando llegó la madrugada lo hicieron pasar, y Don Heriberto se quedó en la casa del Rabino durante varios días. Pero el Rab en ningún momento le preguntó a que se debía su visita.
Llegó el momento de volver a casa, y Don Heriberto le dijo antes de partir: "El sabio de mi pueblo me aseguró que usted me ayudaría con mi problema, pero aún no me ha dicho cómo solucionarlo… ".
Le dijo el Rab: "¿Quieres que te diga? Te envió a mí para que aprendas que EL HOMBRE ES EL DUEÑO DE CASA, Y A QUIEN ÉL NO QUIERE NO PERMITE ENTRAR…”. (Adaptado del Anecdotario Jasídico)
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De esta historia podemos aprender que nuestra felicidad SÓLO depende de nuestros pensamientos, de nuestro enfoque de la vida. Cada uno crea su propio mundo emocional y como nuestros pensamientos controlan nuestras emociones, CADA UNO elige en qué centrarse.
Si te ofrecen un vaso con agua lleno hasta la mitad, sólo tú eliges alegrarte por haber recibido medio vaso de agua y disfrutarlo… o escoges lamentarte por la mitad vacía.
Que en todas las opciones de la vida, nos centremos en lo positivo de cada situación y veamos también lo mejor de cada persona que D'os nos pone en nuestro camino!
Shabat Shalom!
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