Muchos
problemas en el mundo tienen su raíz en Lashán Harrá
(palabras que dañan).
Cuantas amistades se han destruido, empleos se han perdido, matrimonios se han
separado, etc. por este mal tan difundido en la humanidad.
Dijo el
Rey Salomón en sus Proverbios: "La muerte y la vida
dependen de la lengua". El Yaikut Shimoni sobre Tehilim relata
una anécdota que ilustra este proverbio:
Un rey de
Persia estaba enfermo y sus doctores le recetaron leche de leona. Uno de sus
fíeles servidores se ofreció de voluntario para procurarle esta
leche.
El hombre
fue al bosque llevándose 10 cabras y caminó hasta percibir una
leona que amamantaba. De lejos le echó una cabra que fue devorada inmediatamente
por la leona. El segundo día se acercó un poco más y le
lanzó una segunda cabra. Así hizo en los días sucesivos
hasta que pudo acercarse completamente a la leona y sacarle de su leche.
En su camino
de regreso, alegre y cansado de su odisea, se acostó y se durmió.
Soñó que los miembros de su cuerpo discutían entre ellos,
cada uno reclamando el honor del triunfo. Los pies pretendían que eran
ellos superiores a los demás miembros, ya que si no hubiesen caminado
hasta el lugar deseado, no se hubiese obtenido la leche. Las manos reclamaban
la superioridad por ser los miembros que habían realizado la acción
en sí. El corazón argüía que el honor le pertenecía
por haber inspirado este acto de valentía. Interrumpió la lengua
al final diciendo que el mérito era suyo por haber hablado al Rey. Los
demás miembros se unieron en su contra para rebajar su valor declarándole:
Tú que vives escondida entre dos fortalezas, no tienes derecho a compararte
con nosotros, ni de dar tu opinión. La lengua respondió: Os voy
a demostrar que mi poder es superior al vuestro.
Se despertó el hombre, se dirigió al Rey y le remitió la
leche diciéndole: "Su majestad el Rey, le ha traído leche
de perra". El Rey se enojó por esa ofensa y burla y ordenó
que le ejecutaran. Todos los miembros del condenado se pusieron a temblar de
miedo. Les dijo la lengua: “¿Se dan cuenta de que no valen nada?
Ahora bien, soy yo quien os voy a salvar". En el momento en que le llevaban
a la horca pidió que le dieran la posibilidad de presentarse al Rey una
segunda vez para pedirle que le perdonara. Le llevaron ante el Rey, pidió
excusas y declaró que la leche era en realidad de leona. Un análisis
mostró que así era.
Explica
el Talmud (Erjin 15b): Le dijo Di-s a la lengua: Todos los órganos
del hombre están rectos, y tu, estás recostada; todas las extremidades
del hombre están por fuera y tu estás adentro, y no solamente
esto, sino que te rodié de dos murallas, una de huesos (los dientes)
y otra de carne (los labios) Di-s puso a la lengua dentro de la boca con estos
dos cuidadores para que no hable Lashon Harrá
Nuestros
Sabios nos enseñan que D-s aborrece cuatro categorías de personas,
a tal punto que son excluidas de entrar al Gan Edén, es decir que no
gozarán del Esplendor Divino: los que menosprecian, los aduladores, los
mentirosos y los calumniadores.
ALGUNAS
LEYES DE DIVULGACIÓN - LASHON HARÁ "Palabras maliciosas".
Entre las prohibiciones de Lashon Harrá se encuentran: hablar, escuchar,
creer, escribir y leer.
Cualquier cosa que se diga que le pueda causar daño físico, moral
o material a una persona es Lashon Harrá.
Está
prohibido hablar mal del prójimo, Lashon Harrá, aún si
se dice la verdad.
Si a uno
le insisten mucho que cuente lo ocurrido con fulano y sabe que en el relato
de los hechos, forzosamente hablará Lashon Harrá de él,
está prohibido ceder y contar, incluso cuando el que inquiere es el padre
o el maestro de la persona en cuestión. (Salvo que sea con un propósito
constructivo)
Hay que
rehusarse de decir Lashon Harrá, aunque por ello reciba reprimendas,
desprecio o ironía y aún si a causa de ello tendrá perjuicios
en su trabajo, o perderá su empleo y permanecerá sin medios de
mantener a su familia.
Se considera
también Lashon Harrá el criticar al prójimo, aún
si al mismo tiempo se critica a sí mismo.
Se prohibe
hablar Lashon Harrá aún en plan de broma, sin mala intención.
Si uno no
menciona claramente a la persona criticada, pero da a entender de quién
se trata con insinuaciones o señales, también se considera Lashon
Harrá.
Al igual
que se prohibe hablar Lashon Harrá, también se prohíbe
aceptar como verídico el Lashon Harrá que se escucha. Debe cuidarse
mucho de no hallarse en un lugar en el que suelen hablar Lashon Harrá.
Si ocurre
que hablan Lashon Harrá en su presencia, debe hacer todo lo posible por
irse del lugar. Si le es imposible, actuará de la siguiente forma: decidirá
en su interior no creer en lo que se está contando, demostrará
signo de que no está de acuerdo con las críticas e incluso expresará
su desaprobación por lo que hablan.
Se prohibe
escuchar no sólo de una persona sola, sino incluso de varias personas
que hablan juntas Lashon Harrá.
Afirmaron
nuestros Sabios: "Por tres delitos mayores la persona recibe castigo
en este mundo y es descartada del mundo venidero: idolatría, adulterio
y crimen; la gravedad de Lashon Harrá es mayor que la de estos tres pecados".
Por el pecado de Lashon Harrá fue quemado el Templo y fue destruida Jerusalén.
No sólo
se prohibe criticar al prójimo por sus acciones sino también por
la forma de vestirse.
El hablar
mal equivale a lanzar una flecha y matar a su víctima. Por lo general,
la víctima no sabe quién le disparó.
Aquél
que habla Lashon Harrá es considerado como si renegara del D-s de Israel.
El que desea
hacer Teshuva por el pecado de Lashon Harrá, debe arrepentirse sinceramente,
confesar a D-os su pecado, declarando: "Pequé hablando Lashon Harrá
y decido de todo corazón no volver a pecar". Si al hablar Lashon
Harrá, causó daño a su prójimo, debe confesarle
su delito y pedirle perdón.
VERDAD Y FALSEDAD
Nuestros Sabios dicen que la mentira es equivalente a la idolatría. La
verdad debe ser el signo distintivo de Israel, como está escrito: "El
remanente de Israel no cometerá injusticias y no mentirá. No habrá
en sus bocas lenguaje engañoso”. "Ellos son Mi pueblo; Mis
hijos nunca mienten'".
La Torá
nos enseña: "Aléjate de palabras falsas". La
Mentira es el único pecado del cual la Torá nos ordena "alejarnos",
lo cual indica cuanto aborrece Di-s a la mentira, y cuanto debemos esforzarnos
en evitarla.
Este es
el castigo del mentiroso: aún cuando dice la verdad nadie le cree.
La mentira
del comerciante, desafortunadamente tan difundida, es considerada una astucia
del comerciante para obtener más ganancias. Uno no debe engañarse
creyendo que tal comportamiento le hará prosperar. La ganancia derivada
de la mentira son "riquezas acumuladas para el infortunio del que las gana".
“
Rabi Shimon ben Gamliel dijo: El mundo se sustenta en virtud de tres pilares:
la justicia, la verdad, y la paz…". (Pirkei Avot 1-18)
El
sello de Di-s es la Verdad, el EMET, y la Torá es la expresión
de Su verdad. Feliz es aquel que vive y se comporta de esa manera.
Texto extraido
del libro “Guía para la práctica del judaísmo” por el Rav Nissim Behar
z”l con autorización de la familia.
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