Mijael Polaj
Entendiendo el Judaísmo

Emet, verdad

Relatividad de la verdad A veces pienso que cada uno quiere tener su verdad, sin embargo es imposible decir que la verdad de cada uno es “la verdad”. Los científicos por un lado, en diferentes épocas han defendido distintas teorías y postulados, ¿cu&aac
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Relatividad de la verdad

A veces pienso que cada uno quiere tener su verdad, sin embargo es imposible decir que la verdad de cada uno es “la verdad”.

Los científicos por un lado, en diferentes épocas han defendido distintas teorías y postulados, ¿cuántos de estos han sido probados como verdaderos?, el mundo cambia, nuevas teorías se desarrollan y otras caen. Nuevos descubrimientos dejan a los sabios anteriores en la historia, si tienen el mérito de ser recordados.

Estadistas por siglos se pelearon en cual debe ser el verdadero sistema de gobierno, democracia, anarquía, totalitarismo, monarquía, etc.; nuestro mundo ha pasado por guerras, revoluciones, golpes militares y gobernantes sedientos de poder y orgullo. Después de todo esto ¿podemos concluir que el mejor sistema debe ser el reinado, o acaso el comunismo o tal vez el capitalismo, o el socialismo o, sino por lo menos lo que hoy llamamos la "verdadera" democracia?. ¿Hay algo de verdad en todo esto?

Entre los filósofos seguro que este tema debe ser de lo más saboreado, ¿cómo definimos verdad y cuál es la verdad?

Los teólogos también discuten. Cada uno cree tener su propia verdad, algunos quieren creer en “tres que son uno”, otros creen en muchos, cada uno con su propósito y su “reinado”, otros buscan en la naturaleza el secreto, y otros llegaron a la conclusión que sólo hay Un Creador.

El emperador Adrianus, en el tiempo de Rabí Akiva quiso proclamarse dios. Le preguntó a sus tres concejeros, los filósofos mas grandes de su época, que hacer . Estos se negaron a aceptar su planteo con el siguiente argumento, uno le dijo: Ante todo tengo un pedido especial, mi barco se está hundiendo en el mar. Por favor ¿puede usted salvarlo?. Seguro que si, dijo el Emperador, le mandaré a mis ejercitos y salvaran el barco. ¡No,no! dijo el filósofo, me refiero a que mande un viento que lo ponga a navegar nuevamente y lo salve. Pregunto Adrianus, ¿Cómo puedo yo darle una orden al viento? Le contestó el filósofo, si no puede usted ordenar al viento, ¿cómo pretende proclamarse dios?. Se fue a su casa triste. Al llegar le preguntó su esposa que le había pasado. Adrianus le contestó que quería proclamarse dios y sus consejeros lo rechazaron cada uno con su motivo. Ellos, dijo la esposa, no te aconsejaron bien. Yo te voy a indicar el camino correcto. ¿Cuál es? pregunto Adrianus. Di-s te depositó algo, devuélvele el depósito, y recién después vas a tener el derecho de proclamarte dios. ¿De qué depósito me hablas? De tu alma, le contesto la esposa, la que Di-s depositó en ti. Pero, ¿Cómo podré vivir sin alma? Si no puedes vivir sin el alma que Di-s te dio, ¿como pretendes proclamate dios? (Midrash Tanjuma - Shoftim)

Muchos inculcaron sus verdades por la fuerza, por la espada y por el miedo. Otros enseñaron su verdad como un dogma que no se puede investigar ni cuestionar. Otros contaron que su verdad fue vivida como una experiencia profética que luego fue transmitida por este "vidente" a su pueblo.

La pregunta

Bueno seguro que ustedes preguntarán: ¿cuál es la verdad, acaso hay algo en este mundo que se puede definir como verdad absoluta?

Buscando la respuesta

El pueblo judío recibió la Torá en presencia de cientos de miles de personas que vivieron esa experiencia Divina y la transmitieron por generaciones hasta nuestros días. No fue uno que contó sobre su verdad y en el camino, con el paso de los años, llegaron varias versiones distintas de lo que realmente experimentó, ¡si es que experimentó algo!

El pueblo de Israel recibió la Torá del Creador del Mundo en el Monte Sinai, la misma Torá que hoy leemos, la que por generaciones y generaciones fue copiada y escrita a mano sobre pergamino . Más aún, podemos demostrar que no ha habido cambios ni alteraciones por conveniencias en ella.

Tanto en Yemen como en España, en Portugal como en Nueva York Buenos Aires o Berlin, leemos la misma Torá, las mismas letras, la misma cantidad de palabras, ¡todo igual por mas de tres mil años!

Una de las pruebas mas contundentes que tenemos es la fiesta de Pesaj, que por miles de años en todos los países del exilio se ha celebrado en los mismos días . Comenzamos con la noche del Seder el 15 de Nisan, y continuando por siete días, en los cuales comemos Matzá y se nos está prohibido todo lo leudado o hecho con fermentos como el pan.

Si pensamos que judíos que no tenían comunicación alguna, tanto en el Norte de Africa como en Alemania, en Rusia, en Marruecos y en la tierra de Israel, celebraban la fiesta de Pesaj el el mismo 15 de Nisan, con las mismas costumbres y tradiciones, nos puede dar una respuesta a esta pregunta.

Otro método que nos puede demostrar la veracidad de la Torá y sus enseñanzas, es por el estudio de las escrituras. por ejemplo :

El Rey David dice en sus salmos: Rosh Dvarjá Emet "...el comienzo de tus palabras son verdad” (salmo 119)

Esto nos enseña que ya en el comienzo de la Torá, en el primer versículo de Bereshit, podemos encontrar la palabra EMeT (verdad) , BERESHIT BARAH ELOKIM

Tomando la última letra de cada una de estas tres palabras, se forma la palabra EMeT. La creación del mundo está firmada por El como EMeT, como verdad.

Y en el séptimo día, que es la culminación de Su obra, encontramos nuevamente el sello EMeT en las siguientes palabras …Ki bo shabat mi kol melajto asher barH ElokiM laasoT (génesis 2-3 )

Nuestros sabios nos enseñan que la firma de Di-s es EMET, la Alef es la primera letra del alfabeto hebreo, la Mem es la letra del medio y la Taf es la última. Desde el comienzo hasta el final, pasando por el medio, todo es verdad. Por otra parte nos enseña el Talmud (Shabat 104) que la verdad siempre tiene bases o “patas”, mientras que la mentira carece de ellas, por eso siempre tambalea. En las letras que forman la palabra EMET, la alef tiene dos patas, la mem tiene una base y la taf nuevamente tiene dos patas, sin embargo la palabra hebrea para mentira ,SHEKER, tiene a la Shin que reposa inestablemente sobre una punta, la letra Kuf reposa sobre una sola pata y lo mismo pasa con la letra Reish.

Conclusión

La Torá nos demuestra que si existe la verdad absoluta con hechos inamobibles. El Creador del mundo nos dejó su sello, EMET y nadie lo puede refutar, por generaciones no ha cambiado. La misma Torá que se entregó en Sinai es la que tenemos hoy en nuestras manos, con todas sus letras y palabras. El pueblo judío la ha estudiado por generaciones y hoy, que por seguro que estamos en la Época previa a la llegada del Meshiaj, vemos y sentimos cada día que de todos los pueblos del mundo se acercan a pedir sus enseñanzas.

La Torá, Mostrándonos un camino claro, valido para todos los tiempos, nos continúa dando la pauta para vivir nuestro presente y dirigir nuestro futuro con la verdad que sólo El Creador puede firmar. Esta es la Torá de Moshé EMeT, esta es la Torá de Israel EMeT



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