Rav Yehuda Levi
Haftara Semanal

Haftara Parashat Masei

Irmiahu (Jeremías) 2:4-28, 3:4 (ashkenazi)   Irmiahu (Jeremías) 2:4-28, 3:4, 4:1-2 (sefaradi) Esta semana leeremos la segunda de las tres haftarot de desgracia que son leídas entre el ayuno del 17 de Tamuz y el 9 de Av, y en ella encontramos nuevamente duras pala
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Irmiahu (Jeremías) 2:4-28, 3:4 (ashkenazi)  

Irmiahu (Jeremías) 2:4-28, 3:4, 4:1-2 (sefaradi)

Esta semana leeremos la segunda de las tres haftarot de desgracia que son leídas entre el ayuno del 17 de Tamuz y el 9 de Av, y en ella encontramos nuevamente duras palabras de reprimenda que el profeta Irmiahu le transmite al pueblo de Israel en nombre de D'os.

"Escuchen la palabra de D'os, Casa de Iaacov,

y todas las familias de la Casa de Israel.

Así ha dicho D'os:

¿Qué iniquidad han encontrado en Mí vuestros padres,

que se han alejado de Mí,

yéndose detrás de lo vano, vanalizándose?"

(2:4-5).

Al comienzo mismo de la haftará vemos cuál es el motivo de esta reprimenda de Irmiahu.  El pueblo de Israel se encaminó "detrás de lo vano", es decir, detrás de la idolatría imperante en aquellas épocas, "vanalizándose", es decir que como consecuencia de esa desviación ellos mismos se convirtieron en seres vanos; vacíos de contenido alguno.  Sin embargo, algunos versículos más adelante, el profeta vuelve a explicar cuál fue el pecado del pueblo de Israel:    

"Pues dos males hizo Mi pueblo:

a Mí me han abandonado - manantial de aguas fluyentes -

para excavarse para ellos pozos; pozos fracturados

que no retienen el agua"

(2:13).

En realidad, parecería ser que no ha sido un solo pecado el que provocó esta reprimenda de D'os, sino que los pecados fueron dos.  Sin embargo, vemos que Irmiahu recuerda un pecado solamente, y éste incluso, no es un pecado específico, como por ejemplo la idolatría, sino que es más bien un pecado general: el haberse alejado de D'os.  Pero, ¿cuál es el segundo pecado que cometieron los hijos de Israel?

Para responder a esta pregunta, Rabí Iehonatán Aibshitz (1690 - 1764) en su libro "Ahavat Iehonatán" nos recuerda lo que dice la Torá al final de parashat Kedoshim: "Y seréis consagrados para Mí pues Santo Soy Yo, D'os, y los he separado a ustedes de los pueblos para que sean para Mí" (Vaikrá -Levítico- 20:26).  La diferencia entre el pueblo de Israel y los demás pueblos del mundo radica en que todos los pueblos que habitan sobre la tierra están influenciados por los astros celestiales, pero esto no ocurre con el pueblo de Israel.  Por cuanto que D'os tiene influencia directamente sobre ellos enviándoles Su abundancia de bendición mediante Sus emisarios, ellos no necesitan de los astros en absoluto, o en otras palabras: ellos se encuentran por encima de las estrellas.

A partir de este importante principio - dice nuestro autor - podremos comprender mejor lo que ocurrió en el episodio de la torre de Babel así como en el episodio del diluvio - ya que este relato está íntimamente relacionado con el de la Torre de Babel y fue de alguna manera la causa que provocó que aquellos idólatras de la torre de Babel hayan pretendido cerrar las fuentes de los cielos adorando a los ídolos.  

Todos sabemos que las aguas del diluvio borraron toda existencia sobre la faz de la tierra.  Explicando cómo fue que D'os provocó que caiga el diluvio, dicen Nuestros Sabios en el Talmud:

"…Por cuanto que ellos cambiaron sus acciones, D'os cambió el orden de la creación y tomó dos estrellas de la constelación 'Kimá', y trajo un diluvio sobre la tierra" (Rosh Hashaná 11b).

El Talmud también nos enseña cuál fue el pecado que ellos cometieron para que D'os haya decidido castigarlos de esa forma:

"Estudiaron Nuestros Maestros: La generación del diluvio se enorgulleció por toda la bondad que les dispensó el Santo - bendito es Él…" (Sanhedrín 108a).

Para castigar a la generación del diluvio, D'os envió tanta abundancia de bendición a los hombres, que los astros celestiales - intermediarios entre D'os y los pueblos - no pudieron soportar toda esa bendición, y por decirlo de alguna manera, se desmoronó una parte del cielo.  Al decir que "D'os cambió el orden de la creación y tomó dos estrellas de la constelación 'Kimá', y trajo un diluvio sobre la tierra", Nuestros Sabios quisieron explicar que por la calidad de la abundancia de la bendición Divina, esas dos estrellas se apartaron del lugar en el cual habían sido dispuestas, y como consecuencia de eso, todos murieron bajo las aguas.

Más tarde, la gente de la torre de Babel quiso evitar que este fenómeno ocurra nuevamente, y por eso le dijeron a D'os que se aparte de ellos, ya que no deseaban conocer Su camino:

"Dijeron: ¡Vamos!  Construyamos para nosotros una ciudad y una torre [es decir, un ídolo], que su cúspide llegue hasta el cielo [es decir, que la cúspide y la causa de todo - D'os - se quede en los cielos, lejos de nosotros], y nos haremos de fama, para que no nos dispersemos por toda la tierra"  (11:4).

Puesto que D'os no se encuentra en un lugar donde hay idolatría, ellos pretendieron provocar que D'os se aleje del mundo mediante la adoración de un ídolo.  Ellos pensaban que de esa manera los astros se comportarían normalmente y nunca más a las personas les llegaría algo malo de ellos.  Pero D'os arruinó sus planes confundiendo sus lenguas, y específicamente, por cuanto que ellos desearon que D'os se quede arriba, en los cielos, como una clara respuesta a su desafío, nos dice la Torá que D'os dijo: "Descendamos y confundamos allí su idioma para que no entienda nadie el idioma de su prójimo.  Los dispersó D'os de allí sobre la faz de toda la tierra y dejaron de construir la ciudad" (11:7-8).

Ahora, volviendo a nuestra haftará, podremos entender mejor qué es lo que le quiso decir el profeta Irmiahu en nombre de D'os al pueblo de Israel:

"Pues dos males hizo Mi pueblo:

a Mí me han abandonado - manantial de aguas fluyentes -

para excavarse para ellos pozos; pozos fracturados

que no retienen el agua"

(2:13).

Por cuanto que el pueblo de Israel quería que D'os haga reposar Su espíritu sobre ellos, ellos comenzaron a adorar a los ídolos, ya que ellos pensaban que de esta forma podrían hacer descender hasta ellos la bendición de los astros.

Mas el profeta Irmiahu les dijo que se equivocaron y los reprendió a ellos por los dos pecados que cometieron - "Pues dos males hizo Mi pueblo"; el primero: "a Mí Me han abandonado - manantial de aguas fluyentes", es decir, que ellos no buscaron realmente la verdadera abundancia de la bendición Divina mediante el camino del cumplimiento de Su voluntad; y el segundo: que buscaron "excavarse para ellos pozos; pozos fracturados que no retienen el agua", es decir que además se desviaron en pos de las fuerzas de la idolatría, fuerzas que por sí mismas no contienen ni retienen la bendición, y este error fue el mismo que cometieron las personas en la época del diluvio.

 



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