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Grato Aroma "Y dijo Hashem a Moshé: habla con Aharón, tu hermano, y no vendrá en cualquier momento al Santuario, al otro lado del velo, delante de la cubierta que está sobre el arca; y no morirá porque en una nube me revelaré sobre la cubierta."
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Grato Aroma

"Y dijo Hashem a Moshé: habla con Aharón, tu hermano, y no vendrá en cualquier momento al Santuario, al otro lado del velo, delante de la cubierta que está sobre el arca; y no morirá porque en una nube me revelaré sobre la cubierta." (Vaikrá 16,2)

Con estas palabras comienza la sección semanal de la Torá a describirnos el servicio de Yom Kipur, tal como se realizaba en el Templo, siendo la primera advertencia dada a Moshé sobre su hermano Aharón, el Cohén oficiante, que este servicio no es algo cotidiano, y por lo tanto no en cualquier momento podrá acercarse al Santuario, al otro lado del velo del Templo, sino solo en un día especial, el día de las expiaciones que recae el décimo día del mes de Tishrey. Además hace resaltar la Torá en estas primeras indicaciones otro elemento del servicio, cuya trascendencia fijará la definición de este día, cuando el pasuk dice: "porque en una nube me revelaré sobre la cubierta", se hace alusión al sahumerio que ingresa el Cohén Gadol este día como parte culminante del servicio de Yom Kipur; así leemos en Najmánides: "este es la explicación de en una nube me revelaré... que no puede ingresar sino con un sahumerio que levante una nube, como declara más adelante y cubrió la nube del sahumerio la cubierta del Arca..".

Vemos que el ingreso del Cohén al Santuario en este día estaba acompañado de la presentación del sahumerio, es decir de la mezcla de diferentes especias aromáticas, que eran una condición para que la Presencia divina se posara sobre la cubierta del arca. Para entender los mensajes espirituales que estos factores representan debemos profundizar en el significado del día y sus proyecciones.

Yom Kipur es un día con un significado central en la vida del ser humano como particular, ya que es un día de ayuno y arrepentimiento, un día completamente dedicado a las plegarias y a la reconciliación de un hombre con otro y de los hombres con su Creador. Un momento en que el ser humano se desconecta de todos los elementos materiales que le rodean y se sumerge en conceptos del espíritu, tales como la reflexión sobre su comportamiento y la purificación de su alma.

En el Templo se expresa este día con un servicio especial, que ayuda a los particulares a purificarse dentro de un marco público, ya que este día se purifica el pueblo de Israel por completo de sus pecados. El Cohén Gadol como enviado del pueblo, se para en el atrio y se confiesa en nombre de todo Israel, y les dice: ¡purifíquense! En esta confesión el Cohén hace expiación "por él, por su casa y por todo la comunidad de Israel". (Vaikrá 16,17). Además, Yom Kipur representa la purificación de todo ser vivo, y el servicio del Cohén y su ingreso al Santuario causa la expiación de los pecados universales desde los días de Adam, el primer hombre, con la esperanza de corregir este universo bajo el reinado de Hashem.

Si reflexionamos profundamente encontraremos que existe una relación esencial entre el servicio del Cohén este día en el Santuario, y el comienzo de la creación del mundo y de hombre, ya que como nos han enseñado nuestros sabios, el ingreso del Cohén detrás del velo del Templo es una expiación por el pecado de Adam y de la humanidad completa en los primeros momentos de la historia; así nos declara Rabí Aharón Haleví (autor del Séfer Hajinuj): "Fue una de las bondades que hizo el Creador con sus criaturas, fijarles un día en el año para expiar por los pecados, aunque la expiación se condiciona al hecho que se arrepientan. Ya que si se juntasen los pecados de los seres humanos año tras año... el mundo debería ser destruido. Por lo tanto, vio en su sabiduría, Bendito El, para mantener al mundo, fijar un día en el año para expiar los pecados de los arrepentidos. Y desde el comienzo de la creación del mundo fue dispuesto y consagrado para esto".

El Cohén Gadol, con todas sus implicaciones es representante de Adam, el primer hombre, y junto con él de toda la humanidad, él puede presentarse nuevamente delante del lugar donde Hashem posó su Presencia, entre los dos querubines, como un retorno a los primeros momentos de la creación previos al pecado, esto es señal de pureza, el día de la pureza, es decir en Yom Kipur. Dentro de este marco el servicio realizado con el sahumerio toma una lugar central, y lo hace algo diferente del resto de las festividades que cubren el ciclo del año; como ya dijimos Aharón podrá ingresar al lugar sagrado, con todos los significados primigenios que esto conlleva, solamente acompañado de una nube, esta nube es descrita por los sabios (Cf. Yomá 53ª) como el humo que se produce al quemarse las especias aromáticas del sahumerio, y se constituye como una introducción y reconciliación previa al resto de los servicios del día, así serán todos aceptados delante de Hashem. Sobre la grandeza e importancia del sahumerio nos han enseñado nuestros maestros:

"Es muy apreciado el sahumerio, ya que de los catorce sacrificios que Israel presenta en Yom Kipur, sin embargo el Cohén Gadol no pide por sus necesidades sino en el momento que lo quema, como se declara: y pondrá el sahumerio sobre el fuego delante de Hashem (Vaikrá 16,13), ¿De dónde sabemos que en ese momento solía rezar? Porque se declara: que se levante mi plegaria como un sahumerio delante de Ti, como levantar mis manos, como una grata oblación (Tehilim 141,2). Y ¿Por qué el sahumerio es tan apreciado? – Porque no se presenta por un pecado" (Mishnat Rabí Eliézer Haglili, 12).

Las dos características del sahumerio mencionadas en este texto, el hecho que se asocia a la plegaria y el que no sea presentado por un pecado, construyen una nueva relación con el Creador; así los componentes de este sahumerio son tomados de hierbas aromáticas que hay en el mundo, estos aromas nos recuerdan el aroma del Gan Eden, como nos enseñan lo sabios sobre el pasuk en Shir Hashirim (5,1): "He venido a mi jardín, mi hermana, mi novia, cogido de mi mirra con mis perfumes", donde el jardín hace referencia al Jardín Primordial, el Gan Eden. En los primeros momentos de la creación, la Presencia divina "caminó" con el hombre en el Jardín y vino delante de ellos el aroma de los árboles y el perfume de sus especias; sin embargo el paso del estado de pureza al de pecado creó una cortina entre nosotros y el Creador y causó además que el perfume del Jardín para nosotros se desvaneciera, no obstante con la construcción del Tabernáculo en el desierto nuevamente se puede percibir en el sahumerio, recuerdo simbólico de esos aromas primordiales, algo del placer espiritual que causaba en Adam el perfume del Jardín.

Podemos ahora interiorizarnos del servicio del sahumerio en Yom Kipur, el día que escogió el Creador para reencontrarnos, ese día revestido de pureza el Cohén Gadol, representante de la humanidad, ingresa más allá de la cortina divisoria, pero no puede hacerlo sino en una nube, es decir la única posibilidad de poder estar nuevamente frente a la Presencia de Hashem, como en tiempos de Adam es envuelto en el humo del sahumerio, el recuerdo actual de los aromas del Jardín Primordial. Este reencuentro marca además muchas dimensiones particulares y generales de Israel, así el Cohén cuando terminaba de realizar el sahumerio dentro del Santuario, se dirigía fuera del velo y frente al lugar donde las varas del Arca santa sobresalían en el velo, realizaba una plegaria por las necesidades del pueblo: "Que sea este año que viene sobre nosotros y sobre todo tu pueblo Israel en cualquier lugar donde estén... lluvioso...". (Rezo del Cohén Gadol en Yom Kipur)

Sobre el velo estaban dibujados los querubines (Shemot 26,31) y así también había querubines que se alzaban sobre la cubierta del Arca, ciertamente estos son una continuación de los querubines del Gan Eden, así se declara: "Y con respecto a ellos, a los querubines del Gan Eden, estaban los querubines del Templo" (Recanati a Bereshit 16). Es decir el sahumerio marca en Yom Kipur el punto más sutil del reencuentro entre el hombre y su Creador, como una vuelta al Gan Eden.



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