Rav Moshe Wolfson
Perlas

Perlas Parashat Vaetjanan

Es hora de empezar a rezar Parashas Va'Etjanan comienza con la tefillah de Moshe Rabbeinu,  de donde Jazal aprende una halajá importante: para comenzar nuestras oraciones, partimos con las alabanzas a Hashem y solo después debemos pedir lo que necesitamos. Si bien Moshe
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Es hora de empezar a rezar

Parashas Va'Etjanan comienza con la tefillah de Moshe Rabbeinu,  de donde Jazal aprende una halajá importante: para comenzar nuestras oraciones, partimos con las alabanzas a Hashem y solo después debemos pedir lo que necesitamos.

Si bien Moshe Rabbeinu no obtuvo lo que pidió, Hashem no le permitió ingresar a Eretz Yisrael, esto no se debe a que su tefilá no fue aceptada. Todas las 515 tefillot de Moshe Rabbeinu lograron lo que se suponía que debían. Moshe Rabbeinu no fue a Eretz Yisrael solo porque dejó de rezar, a pedido de Hashem.

Durante Tamuz y Av, los meses de jurban de destrucción, y especialmente durante las tres semanas, es difícil rezar. Hay una nube que bloquea el camino, no nos sentimos escuchados. Como se lamentó Yirmiyahu HaNavi, “???? ???? ??????? ???????????? ?????? ???????????, incluso cuando grito y suplico, mi oración está bloqueada.

Con Shabat Nachamu, las nubes comienzan a disiparse. Algo se abre, comienzan los días de la tefilá. Pronto llegarán Elul y Tishrei, tiempos de favor divino, cuando las puertas de Tefillah estén abiertas.
Es hora de empezar a rezar.


"No agreguen a lo que Yo les ordeno a ustedes y tampoco sustraigan de eso…" (Devarim 4:2).

Este versículo está dicho respecto de las personas que quieren adaptar la Torá a su idea de vida y no están dispuestos a adaptar su vida a la idea de la Torá.

Y así decía Rabí Israel Meir Hacohen, el Jafetz Jaim:

Estas personas, incluso si su intención es buena, se asemejan a alguien que toma mercadería de la tienda y la tira al río. Todos los que observan a ese hombre piensan que se volvió loco, y yo todavía estoy en duda si está loco o no. Pero una cosa tengo clara y es que ese hombre que está tirando la mercadería al río no es el dueño del negocio y la mercadería no es suya.

Asimismo, quien renuncia incluso a una sola palabra de la Torá - o a una sola letra de ella - está atestiguando mediante su acción que la "mercadería" no le pertenece.

 

 

 



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