Rav Yosef Bitton
Tora y Halajá

Tora - Constitucion de Israel

Sobre jueces y sobornos Como explicamos varias veces, la Torá no debe ser vista como el manual de religión del pueblo judío. La Torá es la Constitución del pueblo de Israel. Los judíos siempre nos vimos a nosotros mismos como una nación en el exili
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Sobre jueces y sobornos

Como explicamos varias veces, la Torá no debe ser vista como el manual de religión del pueblo judío. La Torá es la Constitución del pueblo de Israel. Los judíos siempre nos vimos a nosotros mismos como una nación en el exilio, más que como una religion. El concepto “religión”, que a veces usamos por comodidad (me incluyo), no existe en hebreo Bíblico . La palabra DAT, que en hebreo moderno significa “religión”, quiere decir “ley” en hebreo Bíblico.  

El concepto de separación entre religión y estado, una de las bases filosóficas de los países modernos, no existe en la Torá. La Perashá de esta semana, Shofetim, es una buena prueba de esto. Ya que comienza describiendo el sistema judicial, algo que por lo general no compete a las religiones sino al gobierno. Los jueces de Israel debían juzgar tanto lo ritual y religioso como lo civil, monetario, etc. La Torá, nuestra Constitución, incluye estas dos dimensiones, la espiritual y lo político (El concepto de religión que prevalece hoy refleja los esfuerzos de los primeros reformadores judíos europeos, ca. 1830-1845 . Ellos pensaran que si re-definían al judaísmo como “religion mosaica”, reteniendo sólo los valores humanistas de la Torá y deshaciéndose de todo lo ritual, y especialmente de toda mención de Israel, Jerusalem, Mashiaj, iban a ser aceptados por los pueblos anfitriones. Esto no sucedió, y por desgracia, casi todos los líderes del movimiento reformista original, y/o sus descendientes, terminaron convirtiéndose al cristianismo).  

 

CORTES y TRIBUNALES

Vamos a describir muy brevemente el sistema jurídico judío, en la época del Talmud (años 0 -500 de la era común) y así comprendemos mejor este concepto. Nuestra Perashá menciona a los shofetim y a los shoterim. Los shofetim o jueces, eran los encargados de juzgar, interpretar la ley y promulgarla. Una vez que el juez determinaba por ejemplo, que alguien debía pagar una deuda, los shoterim se encargaban de hacer cumplir la orden, sancionando su incumplimiento, etc. Los shoterim eran como la policial judicial, y servían bajo las órdenes de los jueces y tribunales. La palabra shoter (en hebreo moderno=policía) viene de shetar, documento. El juez emitía su veredicto (mishpat) por escrito, en un documento y el “shoter” hacía cumplir ese documento. Creo que éste es el primer precedente histórico de la organización civilizada de la ley y el orden. Tal como sucede hoy en los países modernos, existen multiples instancias jurídicas: cortes locales o provinciales, cortes federales y la corte suprema de justicia. En el Talmud hay un tratado completo, Sanhedrin, que comienza describiendo los tipos de casos que pueden ser adjudicados por los distintos tribunales. Un tema monetario, por ejemplo, podía ser juzgado por un tribunal local de 3 jueces. Si se trataba de nefashot, homicidio, asesinato o un crimen que podría conllevar la sentencia capital, entonces se recurría a un tribunal mayor de 23 jueces. Para otros temas de estado, o cuando un asunto no podia ser resuelto por los tribunales anteriores, el caso llegaba hasta el Sanhedrín, el tribunal máximo, compuesto por 71 jueces; lo que seria la Corte Suprema de Justicia. Los juicios se resolvían en todas las instancias por mayoría, por eso el número de jueces siempre era impar.

 

?EL SOBORNO EMOCIONAL

La guemará en Ketubot 105b nos cuenta algunos ejemplos del extremo cuidado que tenían los jueces judíos en no caer en el soborno, incluso “soborno de palabras” (shojad debarim, que me permito traducir como “soborno emocional”). Este es un tipo de soborno subliminal, que tendría lugar cuando un juez tiene que juzgar a alguien que aprecia, ya que en este caso, los sentimientos del juez inconscientemente lo traicionarían, y lo llevarían a perder su objetividad a la hora de emitir su veredicto. La Guemará trae cerca de una docena de casos reales de este tipo. El primero y el más sencillo es el de Shemuel (165 -254 de la era común), uno de los rabinos más importantes del Talmud. Shemuel se dirigía desde su aldea hacia el mercado, que estaba en la ciudad. En esos días el mercado funcionaba los lunes y los jueves, y allí, aparte de los vendedores y compradores, también se presentaban los jueces a atender a la gente que los precisara. Shemuel, que era por supuesto un juez, se aprestaba a cruzar a pie un rio, que seguramente le llegaba hasta la cintura, y un señor que estaba allí, también por cruzar el río, le ofreció a Shemuel cargarlo sobre sus hombros (la Guemará no indica que este señor reconoció a Shemuel). Shemuel aceptó. Luego de cruzar el río siguieron conversando y este señor le comentó a Shemuel incidentalmente que estaba yendo para el mercado donde tenía que presentarse a un juicio (posiblemente por un tema comercial). Shemuel le dijo entonces: “[Lo siento, pero] me debo recusar”. Shemuel se declaró incompetente para juzgar a este individuo porque se sentía agradecido a él por el favor que le había hecho, y no podría entonces juzgarlo entonces con la imparcialidad absoluta que la Torá demanda de los jueces. 

Shabat Shalom

Rab Yosef Bittón 
rabbibitton@yahoo.com

 



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