Adaptación Rav Gabriel Guiber
La Hoja

DIASPORA ¿UNA OBLIGACION O UN PREMIO?

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DIASPORA ¿UNA OBLIGACION O UN PREMIO?

“Vete, para ti, de tu tierra…” (Bereshit 12,1)

Cuando se desató la segunda guerra mundial, ésta encontró al rebe Mibrisk, el gaon rabi Itzjak Zeev Soloveichik ztz”l, en una Varsovia bombardeada. La ciudad estaba en las manos de los… nazis (es difícil llegar a una descripción que pueda mostrar la realidad de lo que fueron, no creemos que exista la palabra exacta) que trajeron más sufrimientos a los iehudim. Milagrosamente el rab se salvó de sus manos y llegó a Vilna, en la provincia de Lita, que estaba desconectada de Varsovia y del dominio nazi. Mientras tanto, Lita seguía en manos de los rusos. El rebe Mibrisk se puso manos a la obra para conseguir los permisos para subir a la tierra de Israel, y aunque no era nada fácil, el futuro se veía de otro color…

Esto sucedía en la semana en que leemos la perashat Lej Leja. Uno de los alumnos subió al cuarto donde el rab estaba sentado, y lo encontró pensando, su cabeza metida entre sus manos, y hablando consigo mismo: en la explicación de las Mishnaiot del Rambam, en el capítulo quinto del tratado de Avot, se describe al destierro como la primera prueba que tuvo Abraham Avinu: “Vete, para ti, de tu tierra, del lugar donde naciste, y de la casa de tu padre, e irás a la tierra que Yo te mostraré”.

Y nos preguntamos qué clase de prueba es ésta en la que recibe tantas garantías: “haré de ti un gran pueblo, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y habrá bendición… y bendeciré al que te bendiga y maldeciré al que te maldiga, y serán bendecidas en ti todas las familias de la tierra”.

¿Y Quién le da todas estas garantías? ¿Un profeta? ¿Un Angel? ¡No! ¡Hakadosh Baruj Hu! El Bore Olam se le presenta y le da semejante garantía, entonces, ¿qué clase de “gran” prueba tenemos aquí para ir a recibir tantas bendiciones?

Y el alumno, allí parado, escuchó también la respuesta: de aquí aprendemos que el destierro es destierro, inclusive cuando vamos hacia un futuro lleno de luz, más tranquilo, lleno de bendición, también es destierro…

La respuesta: es muy difícil, más de lo que suponemos, separarnos de nuestras casas, inclusive cuando la situación es terrible al extremo. Y también es muy difícil trasladarse a otro lugar, inclusive cuando vemos allí la esperanza junto a grandes bendiciones…

No en vano, el Midrash entra en detalles (Tanjuma) y nos dice que esta prueba es comparable con la Akedat Itzjak, el sacrificio de Itzjak. Aquí está escrito “Vete de tu tierra” y allí “Vete a la tierra de Moria”.

Y no en vano, está escrito en la Guemara (Sanhedrin 37b) que el destierro perdona todos los pecados, y el escritor del Sefer Hajinuj nos reveló que “el sufrimiento del destierro es casi comparable al sufrimiento de la muerte”, y por esta causa es castigada la persona que mató sin intención.

Y como sabemos, la Tora es eterna y su enseñanza también es eterna. Existe el destierro de una tierra a otra tierra, y el destierro de una ciudad a otra ciudad. Pero hay muchas clases de destierros. Por ejemplo, un habitante de una de las ciudades de refugio, que mata sin querer a una persona, será desterrada de un barrio a otro de esa misma ciudad (Macot 12b), y a esto también se lo llama destierro.

El Midrash (Ialkut Shemoni Vaikra 23) dice que si una persona está condenada al destierro, puede salir de su obligación también cuando sale de su casa para habitar en la Suca, que es una vivienda temporaria. Con lo que vemos, que a esto también lo llamamos destierro.

¿Y qué queremos decir con esto?

Hace sólo una semana, los alumnos de las Sagradas Ieshivot comenzaron el ciclo de estudios de invierno. Abandonaron sus casas, los mimos de sus padres, y se desterraron a un centro de Tora. Ellos se elevarán, se sumergirán en el mundo de la Tora, en el mundo del temor a Hashem, y con ellos, está además el mérito del destierro, que saca de sus personas todo rastro de pecado. Dichosos, y dichosa vuestra parte…

Pero hay más: un iehudi vuelve a su casa después de su jornada de trabajo, después de esforzarse para traer el pan. Vuelve a su casa, se cobija con su familia, para tener horas de tranquilidad y descanso… Y de pronto, abandona la comodidad de la casa para asistir a una clase de Tora. Además de la gran recompensa por el estudio de Tora, además de lo bueno que significa adquirir nuevos conocimientos y sabiduría, la Santidad y los méritos que no se pueden medir, que no tienen límites… hay un cálculo más… En el Cielo se tendrá en cuenta también el abandono de un lugar lleno de calidez, aunque sea sólo por unas horas.

El destierro trae el perdón por todas las cosas (Sanhedrin 37b), borra todas las manchas, ¿existe algo más grande que esto? Por eso, ¿qué esperamos? ¡Corramos a una clase de Tora!

Traducido del libro Maian Hashavua.

 

Leiluy Nishmat

Israel Ben Shloime   z”l

Lea (Luisa) Bat Rosa    Aleha Hashalom

Keren Iemima Bat Abraham Avinu    Aleha Hashalom