Rab. Shraga Simmons
Panorama

Parashá Miketz-17

First slide

"Exilio y Retorno"

Segunda parte 

Génesis 41:1 - 44:17

Los Sabios enumeraron cuatro "exilios" distintos que el pueblo judío ha pasado desde la primera vez que se asentó en la tierra de Israel hace 3000 años. Cada uno de estos exilios es cualitativamente diferente, en el sentido de que los opresores enfocaron su persecución hacia diferentes aspectos de la vida judía. Los cuatro exilios son:

1) Nafshí (emocional): el tirano babilónico Nabucodonosor quería que el pueblo judío esté sometido emocionalmente a él y a su idolatría. Ellos se negaron, entonces Nabucodonosor destruyó el Primer Templo y exilió a los judíos a Babilonia.

2) Gufaní (físico): mientras vivían bajo el dominio persa, los judíos experimentaron un exilio que amenazaba con eliminarlos a través de las maquinaciones genocidas de Hamán, el villano de la historia de Purim.

3) Sijlí (intelectual): bajo el gobierno de los griegos, los judíos estaban sujetos a un ataque no físico, sino a decretos que prohibían su conexión con D'os y la Torá. La filosofía y la cultura griega - contadas en la historia de Januká - amenazaban con una extinción del pensamiento intelectual judío.

4) HaKol (total): el actual exilio comenzó hace 2000 años con la destrucción del Segundo Templo por los romanos y la dispersión de los judíos por todo el mundo. Durante este tiempo, los judíos han sido sometidos a una horrible combinación de todos los exilios - una violencia perpetua e irracional, persecución, expulsión, tortura, humillación, asesinato en masa, y más.

Por un lado, esto es terriblemente deprimente. Por otro lado, sin embargo, el judaísmo nos enseña que nada pasa a menos que exista una razón. Quizás la parashá de esta semana - la cual se lee cada año en el shabat de Januká - contiene un mensaje el cual nos inspirará.

El Faraón llamó a Iosef y ellos lo sacaron de la prisión. Él se afeitó, cambió sus ropas, y fue llevado al Faraón. Iosef interpretó los sueños correctamente. El Faraón quedó muy impresionado y dijo: "Tú debes estar a cargo del gobierno y sólo yo estaré sobre ti". El Faraón se sacó su anillo y se lo dio a Iosef. Lo vistió con ropas finas, le puso un collar de oro alrededor de su cuello y lo nombró con el título de Primer Ministro. Iosef tenía 30 años.

Nosotros vemos aquí un gran e increíble cambio en los acontecimientos. De la prisión al palacio en dos minutos. La experiencia de Iosef es un precedente de cosas que ocurrirán luego, como dice el Midrash: "Maasé avot simán labanim" - los acontecimientos de los padres predicen los futuros acontecimientos de los hijos.

Sólo algunos cientos de años más tarde, nosotros vemos a los judíos comer matzá en su salida de Egipto. ¿Por qué? Porque ellos tuvieron que salir tan apurados que no tuvieron tiempo para esperar que la masa leve. La redención ocurrió en pocos instantes. El Jafetz Jaim explica que así ocurrirá la futura redención también, como dice el versículo: "D'os salva tan rápido como un parpadeo de ojos".

El Talmud expresa esta idea de manera muy interesante. Si alguien hace una promesa, por ejemplo: no tomar vino el día que el Mashiaj llegue, entonces la halajá es que esta persona nunca puede beber vino. ¿Por qué? Porque el Mashiaj puede llegar en cualquier momento!

La siguiente historia ocurrió en el campo de concentración de Bergen Belsen, durante Januká 1943:

Los judíos presos allí habían determinado juntar toda fuerza espiritual posible de la conmemoración de la victoria de los macabeos. Y a pesar de que les faltaba lo esencial - una menorá y velas - ellos decidieron cumplir Januká.

Entonces de sus pobres porciones de comida, los hombres guardaron algunos pedazos de grasa. Las mujeres, por su lado, sacaron hilos de sus ropas y los enrollaron para hacer mechas. Una menorá fue tallada de un pedazo de papa cruda.

Arriesgando mucho sus vidas, los presos se reunieron en la barraca número 10. Allí, el judío más sagrado del campo, el Rebe de Bluzhev, insertó la pequeña vela dentro de la improvisada menorá, y con una suave voz comenzó a entonar las bendiciones.

Al llegar a la segunda bendición, la cual agradece a D'os por los milagros hechos para nuestros ancestros hace tiempo, el Rebe irrumpió en sollozos, pues él ya había perdido a su mujer, sus diez hijos y sus nietos. Pero el Rebe decidió fortalecer a aquellos que estaban allí reunidos y continuó recitando las bendiciones. Al terminar las bendiciones, él se dirigió a ellos y les dijo: "Nosotros podemos pensar que el mensaje de Januká no es para nosotros. D'os realmente hizo milagros para nuestros antepasados - salvándonos de la aniquilación durante la Inquisición, las Cruzadas, los Pogroms. Pero mientras nosotros estamos aquí en el pozo de muerte nazi, ¿dónde están los milagros para nosotros hoy?".

El Rebe de Bluzhev continuó: "Esta noche nosotros hemos juntado nuestras últimas gotas de fuerza en función de estar aquí y declarar nuestra fe en el D'os de Israel. Y yo les puedo prometer una sola cosa - así como D'os sacó a los macabeos de la oscuridad, y así como Él ha preservado al pueblo judío a través de los años, así también el pueblo judío sobrevivirá a esto".

¿Cuál es la clave para revertir el exilio y traer la redención?

Como hemos dicho anteriormente, los cuatro exilios judíos están representados por las palabras "Nafshí (emocional), Gufaní (físico), Sijlí (intelectual) y Hakol (total)". Las primeras letras de estas cuatro palabras son en hebreo: Nun, Guimel, Shin y Hey - precisamente las mismas letras que están sobre el trompo de Januká. (en el trompo, las letras que están escritas son por la frase "Nes Gadol Haiá Sham" - un gran milagro ocurrió allí).

En este tiempo de Januká, para revertir las fuerzas del exilio se necesita contraatacar la estrategia griega para destruir el judaísmo.

Sorprendentemente, cuando los griegos atacaron el Templo en Jerusalem, ellos no intentaron destruirlo o quemarlo, sino que ellos lo profanaron. Ellos ofrecían cerdos como sacrificios y llevaron una estatua de Zeus al Templo.. Los griegos transformaron el Templo en una casa de idolatría. Ya la luz no fluía del Templo: la palabra de D'os ya no se escuchaba.

Los griegos no quisieron destruir totalmente al judaísmo. Sino que ellos buscaron "lejalel" - literalmente: hacerlo vacío. Ellos querían profanar los objetos sagrados del judaísmo. Ellos querían desterrar el corazón y el significado del judaísmo, sacarle su profundidad y reducir su simbolismo. Agotar su corazón espiritual y dejarlo impotente. Esto explica por qué los griegos cuidadosamente levantaron el piso del Templo buscando las jarras de aceite puro (para sacar el sello del Cohen Gadol). Ellos sabían que el impurificar el aceite opacaría la luz de la menorá - la luz de la Torá la cual refleja la profundidad y el significado de la vida nacional y religiosa judía.

Los griegos sabían que esa era la mejor manera de conquistar al pueblo judío.

Increíblemente, nosotros vemos que los cuatro exilios, que son los mismos de las cuatro letras del trompo, son también las mismas cuatro letras de la palabra "Goshna" (a Goshen). El revertimiento de nuestro exilio es logrado mediante el estudio de Torá.

Demuchas maneras, el mundo es un lugar deprimente. Confusión, enojo, celos y codicia dominan las noticias, y demasiado frecuentemente a nuestros tratos comerciales y sociales también. El agujero de ozono, la corrupción en los gobiernos, los embarazos en la adolescencia· todo parece poco prometedor.

Rabí Ozriel Tauber, un exitoso hombre de negocios y estudioso de Torá, que vive en New York, es un sobreviviente de los campos de concentración. El Rabino Tauber dice que él pudo sobrevivir a los campos porque todos los días, su padre lo alentaba diciéndole: "No te desesperes, hijo mío, pues la redención puede llegar en cualquier momento".

La Torá nos da esperanzas para el futuro. Y cuando nosotros encendemos las luces de Januká, proclamamos nuestra determinación de hacer desaparecer este exilio de una vez y para siempre.

Maimónides dice que cada día, el judío debe desear la venida del Mashiaj. No en función de que los judíos gobiernen el mundo, o para que sean exaltados por sobre las naciones, no para comer, no para beber y regocijarse, sino que nosotros deseamos la llegada del Mashiaj para que podamos tener tiempo para la sabiduría de la Torá, sin que nada se nos interponga en nuestro camino. El mensaje debe ser fuerte y claro: Pon tu mente en la Torá, pues ella es la voz de la razón en nuestro mundo de insalubridad. La experiencia te transformará. Y la recompensa es eterna.

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Shabat Shalom