Sabiduría de nuestros Maestros
Dijo Rabi Naftali de Rofshitz: Se requiere de mucha sabiduría para actuar con simpleza.
¿Por qué?
Porque lo más común es pensar que una persona inteligente es aquella que piensa de forma compleja y sofisticada, encontrando todo tipo de artilugios para hacer las cosas de una manera más efectiva.
Sin embargo, el más sabio es quien sabe alcanzar los mismos resultados simplificando las cosas!
Además, la persona simple, se complica menos mentalmente a si misma y por ende sufre menos, mientras que la persona sofisticada se desagasta en todo tipo de pensamientos complejos que la mantienen cautiva, evitando que pueda encausar su vida hacia la paz y la felicidad.
Dijo Moshe Jaim de Zadilkov: La Torá es explicada en cada gene-ración, según lo que necesita dicha genera-ción, y según la raíz del alma de los judíos de dicha generacion!
Es decir, que no es suficiente con simplemente estudiar los textos antiguos y quedarnos en eso, sino que debemos de estudiar también los libros escritos por los sabios de nuestra generación, pues ellos habland según la realidad, los códigos y el lenguaje de la generación, los cuales deben adaptarse a las almas de dicha generación.
Y no sólo eso, sino que cada uno debe de buscar en la Torá nuevas intrepretaciones que sean actuales y necesarias para uno y para las personas de nuestra generación, pues también los ejemplos deben de ser tomados de la realidad de la generación, para así facilitar la comprensión de las personas de esa generación.
Y una persona sabia no es aquel que tiene mucho conocimiento, sino aquel que sabe también adaptarlo y transmitirlo para que sus oyentes puedan comprender y profundizar en dicho conocimiento!
Dijo Rabi David de Laube sobre la mishná de Pirkei Avot (3, 1) que dice "... y delante de quién habrás de ser juzgada y rendir cuentas", que primero le preguntan al alma cuál es el castigo de la persona que transgrede tal precepto, siendo la propia alma la que contesta cuál es, sacando del Cielo la cuenta de lo que merece por causa de ello!
Varios conceptos pueden emanar de las palabras de Rabi David de Laube.
En primer lugar, que es la propia alma la que de alguna manera opina qué es lo que según la ley merecería por las transgresiones que cometió, siendo desde el Cielo que sacan la cuenta tomando en cuenta todos los atenuantes y agravantes, cuál es el castigo de ese alma particular por la transgresión cometida; entendiendo que cada alma es juzgada en forma particular y no todos reciben la misma consecuencia/castigo por la mala acción realizada.
En segundo lugar, que quizás luego de hacer todos los juicios, se saca el cálculo general de lo que merece dicha alma, tanto de lo que tendrá que pasar para expiar sus pecados, como el lugar que ameritará recibir en el Mundo Venidero, que no es el mismo para cada uno, sino que depende exactamente de aquello que la persona hizo en su vida!
Por último y principal, debemos de ser más cuidadosos en la forma como actúamos en esta vida, cuidándonos de no transgredir y procurando hacer mitzvót y hacer actos de bien, juzgando a los demás positivamente y no dando fallos negativos (ni sobre nosotros ni sobre otros!), para así ameritar que nos juzguen a nosotros también de esta manera, tanto en éste mundo como en el mundo venidero!