"Ya sé eso… lo he oído mil veces… esas cosas viejas son aburridas".
Imagina que pierdes la vista por un año y que luego la recuperas repentinamente. Tu felicidad no tendría límites. Cada "imagen" sería interesante y fascinante.
La gente generalmente se cansa de la vida cuando sus ideas se vuelven fijas. Los 48 Caminos dicen que aquellos que siempre estén dispuestos a crecer conocen la fórmula de la juventud eterna. Cualquiera sea tu edad, ocupación o etapa en la vida, ¡haz que te fascine aprender!
Cuando nos acostumbramos a algo, tendemos a pasar por alto su belleza intrínseca. Pierde su brillo y resplandor. El Camino #37 es Lo maguís libó betalmudó, ‘Nunca te sacies de conocimiento’. Es decir, no caigas en la autocomplacencia.
No asumas que tu punto de vista sobre algo es el único punto de vista correcto. Puede que hayas escuchado una idea miles de veces, pero de repente viene alguien y te la presenta de una forma ligeramente diferente y dices, "Eso es increíble, ¡nunca antes había pensado en eso!". Pon atención a cada concepto como si lo estuvieras escuchando por primera vez. Te sorprenderás con la cantidad de niveles de profundidad que te quedan por descubrir.
No importa cuánto sepas, aún hay mucho más para aprender acerca del amor, del significado de la vida, del placer. Nunca te satisfagas con tu nivel. Mientras más aprendas, ¡más te darás cuenta de cuánto te falta por aprender! Tan sólo utilizamos un pequeño porcentaje de nuestro potencial.
Mira a tu alrededor: tu ropa, tu casa, tu trabajo. Intenta recordar lo que sentías cuando todo era nuevo. ¡Recupera ese mismo entusiasmo y siéntelo hoy!
Dar las cosas por sentado es una tendencia humana. Tómate cinco minutos y haz una lista de los aspectos sorprendentes de la creación: el ecosistema, la tecnología, la fuerza de gravedad, el respirar, el cerebro humano. Aprecia los pequeños placeres de la vida: el cantar de un pájaro, la risa de un niño, el sol brillando. Abre tus ojos a las impresionantes bellezas de la vida cotidiana.
Despiértate en la mañana con gratitud por el regalo de la vida. Los rezos judíos diarios le agradecen a Dios por nuestra habilidad para pensar, por el correcto funcionamiento de nuestros órganos, por tener ropa para vestirnos. Decir estos rezos trasformará por completo tu manera de enfrentar cada día.
Otra manera de refrescar tu visión acerca del mundo consiste en renovar tu apreciación por la gente que quieres. Replantea tu forma de actuar con tus padres, con tu pareja y contigo mismo. Busca nuevos puntos de vista. Renueva el misterio y la química.
Nunca digas: "No puedo". Si es lo correcto de hacer, entonces puedes hacerlo. Debes darte cuenta que cada vez que decimos "no puedo", estamos frenando nuestro propio crecimiento.
Haz una lista de todas las cosas que "no puedes" hacer. Por ejemplo, "no puedo encontrar a mi alma gemela", o "no puedo conseguir el trabajo de mis sueños". Todo el mundo tiene cientos de estos "no puedo" flotando a su alrededor.
Ahora clasifica tu lista. Distingue entre "no puedo" y "no tengo ganas". Noventa y nueve por ciento de los "no puedo" son en realidad una excusa para "no tengo ganas". ¿Te estás restringiendo porque se requiere mucho esfuerzo? ¿O es porque no tienes la confianza suficiente de que tendrás éxito?
Revisa cada punto de tu lista. Comprométete a cambiar el "no puedo" por un "lo voy a hacer". La vida se pone emocionante cuando hacemos activamente que las cosas sucedan en lugar de ser pasivos y dejar que las cosas nos pasen.
No pierdas la esperanza. Lucha con tus problemas, tus ambiciones, tus actitudes. Haz un plan para lograr las cosas. No te preocupes por los errores del pasado, ¡mira hacia el futuro!
La complacencia es el asesino número uno en la vida. La gente satisfecha de sí misma cierra su mente a las nuevas ideas y al crecimiento. Pero eso no es vivir; eso es meramente "existir".
Lo opuesto de la complacencia es la emoción de crecer y aprender. Abre tu mente a nuevas ideas y evalúalas objetivamente.
¿Comunismo? ¿Capitalismo? ¿Judaísmo? Decide por ti mismo cuál es la mejor inversión.
Aplica nuevas ideas a la vida cotidiana. Imagina que estás aburrido con la rutina de la limpieza del hogar, pero que no puedes darte el lujo de contratar una empleada doméstica. ¿Qué deberías hacer? Investiga el mundo de los quehaceres domésticos y desarrolla el método más rápido, fácil y estimulante para hacerlo todo. Conviértelo en un juego. Ponte la ropa para hacer ejercicio, prepara tu aspiradora, ajusta tu cronómetro, y luego haz el trabajo volando. Es muy buen ejercicio, ¡y el reto convertirá un trabajo monótono en algo emocionante!
Una manera segura de volver a sentir pasión por un tema es enseñarle a otros. Supongamos que sabes cómo hacer un pastel, o cómo hacer malabarismos con tres balones. Cuando te preparas para enseñarle a otra persona, necesitas emocionarte tú mismo. El puro hecho de prepararte te dará nuevas perspectivas, y las preguntas de los demás le darán más profundidad y vitalidad al tema.
Mucha gente dice que es imposible saber cuál es el propósito de la vida.
Decir esto es muy peligroso. Porque cuando decimos que no podemos saber algo, nos damos por vencidos en la búsqueda de su respuesta. Nunca digas: "No puedo saber la verdad". (Y el hecho de que millones de personas no sepan algo, no significa que eso no pueda saberse).
Generalmente nos resistimos de formular preguntas existenciales acerca de la vida por el gran esfuerzo que requiere investigar y desarrollar las ideas.
Los 48 Caminos dicen: Asume el desafío. Porque incluso si no encuentras la respuesta, el proceso de investigar te proporcionará indudablemente de nuevas perspectivas sobre el tema.
Tómate unos minutos y pregúntate: “¿Cuál es mi meta en la vida?". Si tienes el coraje para mantener esa pregunta presente en tu conciencia, tendrás garantizado que tu vida nunca más será aburrida.
Cuando llega el momento de hablar de conceptos fundamentales de la vida, a veces decimos que "sabemos" algo cuando puede que no lo sepamos realmente.
Por ejemplo, es un fundamento del judaísmo el hecho de que hay un Dios que ama a cada uno de nosotros personal e individualmente. Él escucha nuestros rezos, quiere tener una relación con nosotros y nos guía y cuida.
Puede que digamos que "lo sabemos", pero a menos que estemos viviendo con esa realidad, no lo sabemos realmente. Sólo estamos hablando por hablar.
El método para "saber" algo es a través del entendimiento. Embárcate en el estudio de quién es Dios y de por qué actúa de la manera en que lo hace. Como dice Rabeinu Bejaye (España, siglo XI) en su libro Deberes del Corazón:
"La Torá explícitamente nos pide reflexionar y ejercitar nuestro intelecto en estos temas… Debes investigar con tu razón, entendimiento y juicio hasta que la verdad esté clara para ti y las ideas falsas desaparezcan; como está escrito, ‘Sabrás en este día y lo implantarás en tu corazón que el Eterno, Él es Dios’ (Deuteronomio 4:39). Este aviso se refiere a todo método racional de investigación que pueda ser utilizado”.
Una vez que empecemos a lidiar con la pregunta sobre la participación de Dios en nuestras vidas, entonces podremos llegar a saber verdaderamente que Él nos ama. Y desdé ese punto, se nos abrirá todo un mundo por delante.