Temas de la Parashá Tezavé
Shemot (Éxodo) 27:20 - 30:10
Nuestra parashá habla sobre los siguientes temas:
Primera aliá (27:20 - 28:12): El aceite para el alumbrado y el encendido de la menorá. La orden general de la confección de los ropajes de los sacerdotes. La orden de la confección del efod.
Segunda aliá (28:13-30): La orden de la confección de las cadenas y otros elementos. La orden de la confección del joshen.
Tercera aliá (28:31-43): La orden de la confección del meil (manto). La orden de la confección del tzitz (diadema) y otros elementos.
Cuarta aliá (29:1-18) y quinta aliá (29:19-37): La orden del ritual de la consagración de los sacerdotes.
Sexta aliá (29:38-46): La orden de los sacrificios diarios.
Séptima aliá (30:1-10): La orden de la construcción del altar del incienso.
Comentario de la Parashá
"Y tú ordena a los hijos de Israel, y que tomen para ti aceite de olivas, puro, machacado para el alumbrado, para encender la lámpara siempre" (27:20).
Con este versículo comienza la parashá de esta semana. Para nuestra sorpresa, al comienzo de parashat Tetzavé no encontramos ningún versículo de apertura, sino que directamente la Torá se introduce en el primer tema que nos ocupa en esta parashá.
Pero eso no es todo. Nuestra curiosidad se despierta aún más, al encontrar que desde que es relatado el nacimiento de Moshé Rabenu en parashat Shemot, nuestra parashá es la única en la cual el nombre de Moshé no figura ni una sola vez en todo este libro.
Para explicar este hecho tan inusual, distintos autores ya han ofrecido distintos comentarios al respecto (por ejemplo, véase los libros "Baal Haturim" y "Kol Eliahu"). Sin embargo, en el libro "Higuioné Aharón", el Rav Aharón Weiner (1912-1967) nos presenta una nueva posibilidad interpretativa. Él dice que el hecho de que en esta parashá no aparece el nombre de Moshé Rabenu se puede explicar a través de las palabras de la Torá en parashat Vezot Haberajá: "Torá tzivá lanu Moshé, morashá kehilat Iaacov - Una Torá nos ha ordenado Moshé, una herencia para la congregación de Iaacov" (Devarim -Deuteronomio- 33:4).
Nuestros Sabios dijeron en el Talmud:
"Dijo Rabí Iojanán: Existen tres coronas: la del altar, la del arca y la de la mesa. La del altar - la mereció Aharón y la tomó, la de la mesa - la mereció David y la tomó, y la del arca todavía está disponible. Todo el que quiera tomarla que venga y la tome. Y si tal vez quisieras decir: '(la corona de la Torá) es despreciable', por eso está escrito: 'Por mi causa los reyes reinarán, y los ministros legislarán leyes justas' (Mishlé -Proverbios- 8:15)" (Iomá 72b).
Entre todos los elementos que había en el Mishkán (Santuario) habían tres que tenían como una especie de corona, pues sus bordes no terminaban en una tabla horizontal superior, sino que se elevaban por encima de ella, y por ese detalle constructivo parecía ser como si ellos tuvieran una corona. Estos tres elementos eran: el altar del incienso, el arca donde estaban las Tablas de piedra que contenían los Diez Mandamientos, y la mesa donde se colocaban los panes.
La corona del altar representaba la "corona del sacerdocio", la corona del arca representaba la "corona de la Torá", y la corona de la mesa representaba la "corona del reinado", pues la mesa es una insinuación de la riqueza de los reyes.
Nuestros Sabios nos dicen que la corona del altar la mereció Aharón y la tomó, ya que el sacerdocio le fue dado a Aharón Hacohén y a su descendencia. La corona de la mesa la mereció David y la tomó, ya que el reinado del pueblo de Israel le fue dado a David y su descendencia. Pero la del arca todavía está disponible, y todo el que quiera tomarla puede venir y hacerlo.
Sin embargo, a pesar de esta amable invitación a la profundización en el estudio y cumplimiento de la Torá, la persona todavía puede tener sus dudas respecto de la conveniencia de la inversión, pensando que ella es despreciable. Y para sacar a esas personas de su equivocación nos contesta la Torá: 'Por mi causa los reyes reinarán, y los ministros legislarán leyes justas', es decir, que es más grande el que tiene el poder para hacer que un rey gobierne, que el rey mismo.
Gracias a estas palabras del Talmud, podemos ahora entender mejor el versículo que recordamos anteriormente: "Una Torá nos ha ordenado Moshé, una herencia para la congregación de Iaacov". La Torá que nos ha ordenado Moshé, no es ni debe ser la propiedad privada de algunos privilegiados de nuestro pueblo, sino que debe ser una herencia para toda la congregación de Iaacov, pues todos deben acceder al estudio y al entendimiento de la misma.
El Midrash nos enseña que el primer versículo de nuestra parashá que exige la preparación de "aceite de olivas, puro, machacado para el alumbrado", además de hablar del aceite que requería la menorá (candelabro) que estaba en el Mishkán (Santuario), también está haciendo alusión a la luz de la Torá. Y es por eso que en esta parashá no es recordado el nombre de Moshé ni una sola vez: para enseñarte que no sólo Moshé Rabenu sino todo quien así lo desee, puede venir y tomar la corona de la Torá.
Shabat Shalom