"La Cabalá de las Ropas"
Éxodo 27:20 - 30:10
Si tú pensabas que la Torá no se preocupaba de la moda, piénsalo otra vez.
La parashá de esta semana muestra un completo detalle de las ropas que llevaban los Cohanim en el Templo Sagrado. Cada ropa estaba metafísicamente diseñada para una actuación cumbre - desde la placa de oro en la frente, hasta las campanas y granadas en el borde de la túnica. (No preguntes sobre los zapatos; los Cohanim iban descalzos!).
¿Una parashá completa dedicada a la ropa?! ¿Por qué los seres humanos necesitan vestir ropas?!
Todos nosotros recordamos la historia de Adam y Javá en el Jardín del Edén: ellos comenzaron estando "desnudos y sin sentir vergüenza" (Génesis 2:25). Después de comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, "ellos se dieron cuenta de su desnudez y se hicieron ropas" (Génesis 3:7).
¿Por qué el cambio?
Rabí Zalman Sorotzkin explica: antes de comer del árbol, Adam y Javá se veían uno al otro principalmente como almas. Ellos sabían que el alma es la esencia del ser humano, y el cuerpo es sólo una cobertura protectora. Puesto que Adam y Javá estaban concentrados en el lado espiritual, ellos no tenían una autoconciencia sobre los cuerpos. Sin embargo, después de comer del árbol, el nivel espiritual de Adam y Javá cayó y "sus ojos se abrieron" y observaron los cuerpos. El cuerpo se había convertido en una distracción del alma y necesitó ser cubierto. Entonces nació el concepto de la ropa!
En la sociedad de hoy, la manera standard de relacionarse con otros es como seres físicos. Cuando nosotros caracterizamos a alguien, generalmente describimos su apariencia física - ej.: él es el muchacho alto, o ella es la muchacha con el cabello enrulado. Pero claramente, el aspecto más importante de una persona es su dimensión espiritual: talentos, esperanzas, sueños, miedos. Y nosotros luchamos para que esa voz sea escuchada. ¿Cómo nosotros nos sentimos cuando somos vistos solamente por nuestra apariencia externa? Baratos, degradados, deshumanizados.
En nuestra sociedad, las mujeres son las que más sienten este yugo. Ellas sufren la indignidad del acoso y la exteriorización. La avenida Madison ha convencido a la mujer occidental que ella debe estar obsesionada con el peso, el cutis y la moda. El desafío de resistir esta presión social y del medio es apabullante. Y nos afecta a todos.
Esta es una de las razones por las cuales la Torá es tan estricta respecto del tema de una vestimenta digna. Es esencial que nosotros alejemos nuestra atención de la apariencia superficial, para que otros puedan ver nuestro verdadero yo. El judaísmo no nos pide que nos pongamos ropas feas. Sino que no llamemos la atención con el cuerpo siendo provocativos y ostentosos.
Pues de hecho, aquello que es más "preciado" generalmente está oculto - y no abierto y disponible para todos.
La siguiente cita fue sacada de un pequeño libro llamado "Outside, Inside" (Fuera, Dentro) por Guila Manolson. No son mis palabras sino las de una mujer experta en espiritualidad femenina:
La mujer frecuentemente intentará ganar una relación interpersonal jugando semiconscientemente con la tendencia del hombre de observarla a ella físicamente. Esto puede ser un desastre para la mujer. Una mujer que se acostumbra a "agarrar" a un hombre de esta manera va a internalizar una baja autoimagen que se incrementa constantemente, hasta el momento en el cual ella puede perder completamente la visión de lo que realmente ella tiene para ofrecer. Más aún, mientras que sus sentimientos pueden profundizarse en una relación consecuente, no hay ninguna razón para pensar que los sentimientos de él lo van a hacer.
Yo una vez escuché una historia que ilustra claramente esto. Una mujer llamada Yudi estaba visitando a su amiga Laura, una mujer atractiva en sus veintes, quien había terminado recientemente sus estudios de abogacía. Buscando en su placard, las dos amigas intentaban decidir lo que Laura se iba a poner para su entrevista en una prestigiosa firma de abogados, la mañana siguiente.
Yudi sacó una minifalda y una musculosa de la percha. "¿Qué sobre esto?" - ella sugirió.
Laura la miró sin poder creerlo: "Estas loca!" - ella exclamó - "¿Qué credenciales tú piensas que yo estoy tratando de mostrar? Yo no quiero que el posible empleador me vea como un cuerpo. Yo quiero que me tomen en serio. Yo quiero ser apreciada por lo que soy!".
Yudi respondió: "Pero cuando sales los sábados en la noche, esperando encontrar un hombre con quien tener una relación profunda y genuina - un hombre que te aprecie por lo que eres - esto es lo que te pones!".
Una de las mayores tragedias y comportamientos de autofracaso en el cual las personas se inmiscuyen, es en tratar de atraer a una pareja basados en su exterioridad. Pero si nosotros damos un paso atrás y clarificamos lo que realmente queremos, nos presentaríamos a nosotros mismos muy diferentemente. Así como Laura, nosotros no somos bajos ni tontos. Nosotros hemos aceptado involuntariamente una norma social proveniente de una confusión colectiva sobre quién nosotros deberíamos ser.
En la parashá de esta semana, las ropas del Cohen son descriptas como "kavod y tiféret", lo que significa honor y gloria (28:2).
La Torá nos está enseñando que el tipo de ropa que nosotros nos ponemos habla sobre nuestro honor y gloria como seres humanos, creados a imagen de D'os.
Esto no es un tema de hombres o mujeres. Es un tema de dignidad humana. El Talmud, por ejemplo: dice que cualquier estudioso de la Torá que sale a la calle con una mancha en su ropa, está sujeto a un castigo Divino. El Judaísmo cuida mucho que las ropas no sólo cubran, sino que también revelen el interior de la persona.
Muchos años atrás, yo fui contratado para hacer ventas telefónicas. Por semanas fui al trabajo en ropa informal. (Yo pensé que esa era la ventaja de las ventas telefónicas - a los clientes no les importa lo que uno lleva puesto). Pero yo comencé a notar que aquellos que tenían más éxito en el teléfono eran los que venían al trabajo vestidos con un traje. Entonces un día decidí intentarlo. Al ponerme un traje, repentinamente me di cuenta que yo estaba hablando con más seguridad, sentado derecho, y me comunicaba de manera más profesional. En el otro lado del teléfono, mis ropas no podían ser vistas, pero la presencia de ellas era sentida: Mis ventas se incrementaron increíblemente!
Es por esta misma razón que la Torá estipula que cuando rezamos a D'os, debemos hacerlo en un lugar limpio y vistiendo lindas ropas. Es verdad lo que se dice: las ropas hacen al hombre. Cuando nosotros nos vestimos dignamente, somos tratados de esa misma manera.
En un nivel más profundo, los Cabalistas metafóricamente aplican el concepto de la ropa a D'os mismo. El Talmud, al discutir el tema de por qué D'os no se manifiesta más obviamente en el mundo, explica "que D'os viste el mundo como una ropa". Así como una ropa cubre a una persona, así también el mundo físico oculta a D'os. La palabra hebrea para "mundo" (olam) proviene de la misma raíz que "oculto" (neelam).
Pero así como una ropa cubre, también revela - al hacer que otros miren el interior más profundamente. D'os viste las ropas del universo físico, para alentarnos a usar nuestro libre albedrío para buscarLo y descubrirLo. Así como tú puedes ver al hombre invisible cuando él se pone una remera, así también D'os se descubre mediante la ropa que Él viste.
La guematria del nombre de D'os "Elo-him" es 86. "Hateva" - que significa la naturaleza - también equivale a 86. Maimónides escribe que meditar sobre las maravillas de la naturaleza es una forma básica de conocer a D'os.
(Por supuesto, la verdadera esencia de D'os está oculta - nosotros sólo vemos la ropa, no a D'os mismo. Es por eso que Maimónides sugiere una forma mucho más íntima de conocer a D'os - cumpliendo con Sus mitzvot).
La festividad de Purim, que tendrá lugar en poco tiempo, es la fiesta en la cual nos disfrazamos. A primera vista, ponerse disfraces parece contradecir el concepto de que las ropas son una autorevelación. ¿No son los disfraces un reflejo falso de nuestra identidad interior?
Sin embargo, la verdad es que muchas personas están confundidas sobre quién ellas son realmente - y de hecho visten una máscara durante todo el año. Es por eso que en Purim, nosotros "nos sacamos nuestra máscara diaria". Los disfraces que vestimos no esconden nuestro verdadero ser, sino que revelan un nivel incluso más profundo de autoimagen!
Esto también explica por qué en Purim nos embriagamos - como otra manera de bajar nuestras defensas. Como dice el Talmud: "Nijnás iain, iatzá sod - cuando entra el vino, sale el secreto". ("vino" y "secreto" tienen la misma guematria: 70).
La lección de la parashá de esta semana es que las ropas tienen el poder de comunicar... y nosotros necesitamos ser sensibles al mensaje exacto que estamos enviando. Nuestra salud espiritual depende de esto… porque cuánto más dignas nuestras ropas son, más nos liberamos para poder vernos en la luz pura de nuestras almas.
Este shabat, tómate un momento y piensa cuán liberadora esa realidad puede ser.