AL BORDE DEL ATAQUE DE NERVIOS
“Estoy contento con mi patrón...” (Shemot 21,5)
El Rav hagaón“Iankele” Galinsky zz"l trae un párrafo del Pirke Avot: Akavia ben Mahalalel dijo, mira estas tres cosas y no caerás en las “manos” del pecado... Y surge inmediatamente la pregunta: ¿no debería haber dicho “y no pecarás”?, ¿por qué dice las “manos del pecado”, acaso los pecados tienen manos?
El Rav hagaón Eliahu Lopian ztz”l nos explica esta expresión en profundidad: Akavia ben Mahalalel no nos asegura que si observamos estas tres cosas nunca podremos pecar. A veces puede ocurrir, jas veshalom, que una persona caiga en un pecado. Pero lo que sí nos garantiza, y Akavia ben Mahalalel nos lo puede firmar y sellar, que mirando estas tres cosas, nunca un pecado podrá “atraparnos” con sus manos. Porque los pecados tienen manos, manos que arrastran a cometer más y más pecados, como ya dijeron Jazal: un pecado provoca otro pecado. Pero, si prestamos atención a estas tres cosas, entregamos nuestro corazón y estudiamos palabras de reproche: ¿de dónde venimos, a dónde iremos, y delante de Quién rendiremos cuentas en el futuro?, entonces, a pesar de que caímos y pecamos una vez, tenemos la fuerza intacta para escapar del pecado. Pecamos esta vez, jalila, pero enseguida podemos escapar de las “manos del pecado”.
Como vi que esto no tendría fin, me levanté y le dije a este hombre: dame el vaso que tienes en la mano. Me lo dio, lo llené de agua y se lo devolví. El hombre lo agarró y se “tragó” el agua muy rápido, no precisamente como toman las personas...
Bueno, llegó el momento de dormir, pensé, Baruj Hashem solucionamos este problema..., y así fue que hubo paz durante algunos minutos. Retomé el sueño, y comenzó una nueva historia. El mismo hombre empezó a hablar solo, pero a los gritos: ¡Ay, cuántas ganas tenía de tomar agua, qué sediento estuve, qué grandes deseos de tomar!!!
Este es el ejemplo de la persona que está “presa” de su instinto. Ya tomaste querido, ¿qué quieres ahora?, ¿de qué te lamentas?, deja de ocuparte en cosas inútiles. Como decimos nosotros, en nuestro idioma: ¿para qué seguir dándose manija?
Así le dicen a las personas: ocurrió que por accidente caíste en un pecado, ¿por qué ahora seguís girando a su alrededor? Escápate de una vez! No te lamentes ni grites: ¡Ay, ya tome! Ay, cometí un pecado! Estuve tan sediento...!!! Da vuelta la hoja, cambia de tema, será mucho mejor, escapa de lo que acabas de hacer...
Cuando la policía atrapa a cualquier delincuente, sin saber si es el “capo de la mafia” o si simplemente se trata de un error, como primera medida traen a su lado a un psiquiatra para verificar si esta persona es normal. Si descubren que esta persona está “enferma”, no deberá ser castigada.
Dijeron Jazal (Talmud Babli, tratado de Sota, 3): si una persona cometió un pecado es porque ingresó en ella un “espíritu” de tontería. Simplemente Jazal nos dicen que una persona que peca no es normal!
Entonces, ¿qué quiere Hakadosh Baruj Hu de nosotros? Este es el mejor argumento para defendernos después de cometer un pecado. “Estamos enfermos.” El Bore Olam no puede castigarnos si “nos falta un tornillo”. Y es muy sorprendente esta afirmación, ya que de acuerdo a las palabras de Jazal, las calles de las ciudades están repletas de gente anormal...
La respuesta es que cuando la persona transgrede por primera vez, todavía no está del todo tonta, sino que solamente entró en ella un espíritu de tontería. Como si fuera un ataque de nervios, pero pasajero, que normalmente, pasa. ¿Qué hay que hacer en ese momento? Buscar ayuda, un médico o un medicamento.
A la persona que pecó le podemos preguntar: ¿qué te pasó? ¿te agarró un ataque de “tontería” que provocó ese comportamiento? Y nos puede contestar: Vi esto, escuché esto otro... Y de acuerdo a su descripción podremos darle el medicamento (espiritual) que cure su enfermedad.
Pero, qué pasa si la persona “reincide”, ese espíritu de tontería se queda a “vivir” dentro, y provoca una caída tras otra, ahora decimos que esta persona no es normal, ya que si peca una vez y después vuelve a pecar, finalmente lo prohibido se le hace permitido. Cayó en las “manos” del pecado, y se atontó. Cambió su característica de “persona normal” y corre detrás de las tonterías de día y de noche...
Y nosotros, ¿pedimos ayuda cuando ese espíritu pretende establecerse? O preferimos “dejarnos estar” y permitir que todos nos señalen con sus dedos acusadores. El criterio se nos escapa y pedimos en llantos: “quiero a mi patrón...”
La Guemará, en el tratado de Ioma (39) dice: estudiaron los rabanim, y no se impurificarán en ellos y se harán impuros. Si una persona se impurifica un poco (por sí mismo), la impurificarán más (por la fuerza). Se impurifica por debajo, la impurificarán por arriba. En este mundo, la impurificarán en el venidero. Háganse santos, y serán santos!, el que se santifica un poco, lo santificarán más...
Matamim Lashuljan Shabat
Leiluy Nishmat
Sara Rajel bat Moshe z”l