Rab. Shraga Simmons
Panorama

Bo-18

"¿Quién es un líder?" Éxodo 10:1 - 13:16 El tema del liderazgo nacional acapara los titulares en todo el mundo. Qué mejor momento para aprender el punto de vista de la Torá sobre el liderazgo, que el de la parashá de esta semana - la c
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"¿Quién es un líder?"

Éxodo 10:1 - 13:16

El tema del liderazgo nacional acapara los titulares en todo el mundo. Qué mejor momento para aprender el punto de vista de la Torá sobre el liderazgo, que el de la parashá de esta semana - la cual cuenta sobre el Faraón y Moshé liderando sus respectivos pueblos.

Primero veamos al Faraón. D'os envió una plaga detrás de otra en contra del pueblo egipcio, intentando convencerlos de "dejar salir al pueblo de Israel". Las aguas estaban arruinadas (sangre) , los animales murieron (la peste) y los sembrados quedaron destruídos (granizo). El pueblo mismo estaba subyugado a los piojos, a la sarna y a la oscuridad. Y mientras pasaban los meses de las plagas, el pueblo egipcio se convencía más y más de que lo mejor era dejar que el pueblo judío se vaya.

Todos estaban convencidos menos el Faraón. ¿Por qué? Porque para el Faraón, esto no era meramente un tema pragmático de cómo salvar al país. Esto se había convertido en una batalla personal entre él y D'os. El Faraón había pasado años construyendo su imagen como un dios inmortal; y él no iba a ser rebajado por el D'os de "aquellos bajos esclavos judíos".

 

El Faraón en Pijamas

El tema llegó a su cima en la parashá de esta semana, cuando Moshé le informa a los egipcios de "la plaga de los primogénitos" (11:4-8). El Midrash Ialkut Shimoní dice que todos los primogénitos de Egipto le suplicaron al Faraón que liberara a los judíos. La respuesta del Faraón fue un rotundo: "De ninguna manera!".

El ego del Faraón lo había conquistado completamente y él ya estaba más allá de su racionalidad. Él estaba completamente dispuesto a destruír su país y a sí mismo antes que admitir su derrota. Entonces cuando el barco se estaba hundiendo, el Faraón llamó a su pueblo para hacer "un sacrificio nacional".

Mientras tanto, el Faraón - también un primogénito - comenzó a negociar para salvar su propia carne. Él le suplicó a Moshé que rece a D'os: "Bendíceme para que yo no muera junto con todos los primogénitos!" (12:32, Rashí).

El Faraón estaba en pánico, entre la espada y la pared, intentando encontrar una salida. En un intento desesperado de salvarse, él cambió las culpas. El Midrash dice que después de la plaga de los primogénitos, él culpó a sus sirvientes y consejeros por la derrota y los mandó a matar a todos. El Faraón se pasó de los límites. Con nada más por perder, él lo intentó todo.

En este momento, el Faraón se dió cuenta que tenía que liberar al pueblo judío. La Torá (12:31-32) describe cómo el Faraón salió en medio de la noche, buscando a Moshé y a Aharón para decirles la noticia. Pero en una clásica demostración de humor, los judíos le dieron intencionalmente la dirección errónea y él se perdió! Imaginen la escena del Faraón en pijama corriendo por todos lados desesperadamente en medio de la noche, suplicando a los judíos que se vayan.

Al final, el gran líder - el dios egipcio - fue completamente humillado. El Talmud (Moed Katán 18a) metafóricamente describe al Faraón como un enano, de sólo dos pies de alto.

 

El Rey de la Torá

Una de las 613 mitzvot es que todo judío escriba su propio rollo de la Torá (o por lo menos tener una copia impresa de los cinco libros de Moshé). Pero la Torá especifica una mitzvá infrecuente que sólo se aplica a un rey judío:

"Y será que cuando él se siente en el trono de su reinado, deberá escribir dos copias de la Torá para sí mismo· Estará con él, y él leerá de ella todos los días de su vida, para que él aprenda a tener temor del Todopoderoso, y para cumplir todas las mitzvot de la Torá - para que su corazón no se enorgullezca por sobre los habitantes de su pueblo·" (Deuteronomio 17:18-20).

Todo recae sobre el ego. Toda acción de un líder judío debe ser para el bien de su pueblo solamente. La Torá le dice al líder judío: no caigas en la trampa. Cuida tu perspectiva. No te olvides que eres un sirviente del pueblo, y no al revés.

Esto define precisamente la diferencia entre el Faraón y Moshé. La habilidad de la persona para ignorar la realidad (e incluso destruír el mundo) es probada cuando su ego está en su apogeo. Y cuanto más poder, más peligro. Imagina la lucha interna cuando un líder mundial tiene que admitir: "Yo me equivoqué; hay una fuerza más grande que la mía que yo no puedo controlar".

El Faraón no podía reconocer la supremacía de D'os. Mientras que un verdadero líder judío está, por definición, subyugado a la voluntad de D'os.

El rey David escribió en los Salmos el secreto de la humildad: "Zivjé Elokim ruaj nishbará" - el sacrificio que D'os quiere es un espíritu humilde. El rey David nos está diciendo que la batalla de la vida es reconocer a D'os y apreciar todo lo que Él hace por nosotros. Finalmente, no está en tus manos. Nosotros hacemos el esfuerzo, pero D'os firma el cheque.

 

¿Arrogancia o Humildad?

En el mundo material, las más grandes personalidades - actores de cine, políticos, billonarios - son generalmente los más arrogantes. De alguna manera la arrogancia es vista como una virtud, una señal de haber sobrepasado a los otros.

En contraste, cuanto más alto una persona llega espiritualmente, más humilde ella es. Cuanto más cerca estamos de D'os, más realistas somos respecto de nuestras limitaciones, vulnerabilidad y mortalidad. Nosotros internalizamos que la posición de todo ser humano es sostenible y sólo D'os es eterno. Moshé fue llamado "el más humilde" porque cuando él estuvo frente a D'os él sabía cuál era su lugar.

Es por eso que el Talmud compara a la arrogancia con la idolatría; ambas desplazan a la presencia de D'os.

Sólo mira a los grandes rabinos de la última generación y verás. La casa del Jafetz Jaim estaba amueblada con sólo una mesa y un banco. Otro gran rabino, cuando se le llevó madera en el invierno para que caliente su casa, personalmente la distribuyó a la familias pobres de la ciudad. Los líderes judíos son sirvientes del pueblo. Ellos cargan el yugo de la nación.

 

Cualidades Para el Liderazgo

¿Cómo uno se convierte en un líder? En el mundo secular, la persona voluntariamente se postula para un puesto, generalmente motivado por un deseo de poder.

Opuesto a esto es el liderazgo de la Torá, en donde no hay puestos o contratos. El Talmud incluso sugiere que el líder no acepte dinero de la comunidad a la cual él sirve - para que ellos no sean su "dueño". Su integridad no debe ser tentada por una negociación del salario o por una comisión directiva.

Se convierte en líder sólo porque las personas respetan su carácter y confían en su juzgamiento. Él no va detrás del honor. Ellos lo buscan a él y le piden que él sea el líder de ellos.

De hecho, un líder de Torá se resiste al honor. Cuando D'os se acercó a Moshé en la zarza ardiente, Moshé se quejó: "¿Quién soy yo que debo sacar a los judíos de Egipto?!" (3:1).

Un ejemplo de estos tiempos es el Rabino Moshé Fainstein. En la introducción al "Igueret Moshé", su monumental compendium de preguntas y respuestas, Rabí Fainstein escribe: "Yo no hubiese sido voluntario para el trabajo de dirigir al pueblo judío. Pero puesto que este es el rol que D'os ha seleccionado para mí, yo no tuve otra opción más que aceptarlo".

Maimónides lista las cualidades para llegar a ser un líder judío: "un líder judío debe ser un estudioso tanto en Torá como en sabiduría secular, debe tener temor de D'os, no ser materialista (como una defensa en contra del soborno), debe ser un buscador de la verdad, un cumplidor de las mitzvot (es decir, hacer lo que predica), y además debe ser modesto". (ver Leyes del Sanhedrín 2:7, derivadas de la descripción de Itró en Éxodo 18:21).

 

¿No sería diferente el mundo de hoy si todos los líderes contarían con estos requisitos?

La verdad es que los pueblos tienen el líder que se merecen. Para que haya una revolución en contra del egoísmo y la corrupción, el cambio debe surgir desde abajo.

Quizás es tiempo para exigir integridad de nuestros gobernantes. Porque si lo dejamos pasar, todos caeremos con eso.

 

Shabat Shalom,



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