Rav Isaac Sakkal
Acercándose al Creador

El Sentido de la Vida

¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Para qué vivimos? ¿Cuál es el objetivo? Toda una pregunta existencial. Es un tema que a todos nos preocupa por igual, que a todos nos incumbe. Sin embargo, cuando pensamos en ello, ¿acaso le dedicamos el tiempo n
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¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Para qué vivimos? ¿Cuál es el objetivo?

Toda una pregunta existencial. Es un tema que a todos nos preocupa por igual, que a todos nos incumbe. Sin embargo, cuando pensamos en ello, ¿acaso le dedicamos el tiempo necesario?

 

El judaísmo no dejó de ser atrayente o cautivante porque no tuviere lo que decir, sino porque dejamos de hacernos las preguntas para las cuales el judaísmo es la respuesta. El judaísmo es la respuesta a las preguntas existenciales...

Permítanme contarles una anécdota personal. Yo no provengo de una familia religiosa, sino que fui conociendo el judaísmo más profundamente al final de mi adolescencia. En mi primer contacto con un rabino ortodoxo en la sinagoga, por mi mente pasaban una serie de pensamientos, una sucesión de preguntas tales como: ¿Qué tiene que decirme este tipo a mí? ¿En qué me puede enriquecer con sus costumbres tan atrasadas? ¿Qué me importa a mí lo que hacían en la época de Quenaan? En fin, todo era muy primitivo, anticuado y poco moderno para mí... Pero para mi asombro, este rabino comenzó a hablar del mismo tema que del cual hablaremos nosotros. Él comenzó con estas mismas preguntas existenciales que nos preguntamos ahora. Preguntas que siempre existieron, cuestionamientos que siempre son actuales. Realmente comenzó a interesarme...

¿Cuándo vivimos realmente? - preguntaba aquel rabino. Pasamos la mayor parte de nuestro día ocupándonos de medios para vivir. Dormimos 8 hs. por día, no vivimos para dormir, sino que dormimos para vivir. Luego trabajamos otras 8 hs. ¿acaso vivimos para trabajar? Ya hemos usado 16 hs. de las 24 hs. que poseemos en medios para vivir, luego otras 2 hs. se nos van en alimentarnos, ya que comemos para vivir, otro tanto en transportes, aseo, trámites, teléfonos, etc. todas cosas indispensables para vivir, pero ¿Cuándo vivimos realmente?

Cuando somos pequeños, nos mandan al jardín de infantes. ¿Alguien nos pregunta si queremos ir?. Cualquier niño preferirá estar con su mamá jugando en lugar de ir al jardín. Basta con ir los primeros días de clase a la entrada del jardín y ver cómo las madres se van con el corazón partido viendo cómo su pequeño llora y suplica que no lo abandone. Entonces ¿para qué lo mandamos si no quiere? Que se quede con su mamá jugando. Pero la respuesta es que si no va al jardín, no podrá ir luego a la escuela. Muy bien, una vez que llega a la edad escolar, ¿ustedes creen que el pequeño quiere verdaderamente ir a la escuela? Definitivamente no. ¿Para qué lo mandamos si no quiere? Para que luego pueda ir al Secundario o Liceo. Cuando llegue la edad de ir allí tampoco querrá ir, pero debe ir porque si no va, no podrá ir a la universidad. Y ¿para qué ir a la universidad? Para poder conseguir un buen trabajo u oficio. Y ¿para qué un buen trabajo u oficio? Para poder ganar bien y mantenerse con vida, pero... ¿cuándo vivo? ¿Vale la pena todo ese esfuerzo?

Sin embargo, la pregunta legítima es: ¿es lo mismo vivir que pelear por la subsistencia? No estoy tan seguro. Es más, me parece que a la mayoría de las personas se le mezcla la terminología y siente que \"luchar por la vida\" es sinónimo del esfuerzo diario por mantenerse \"a flote\". Efectivamente, considerando la incertidumbre en la que está sumida gran parte de la sociedad, pensar en una vida con un proyecto, se convirtió en un lujo para el cual cuesta encontrar tiempo y dedicación mental.
Días vienen y días pasan, y así transcurren meses, años y nuestra vida completa sigue su curso sin tener un rumbo definido con un objetivo claro de \"hacia dónde\" o \"para qué\". Es lamentable decirlo, pero así se desliza la vida de muchos sin un plan, sin programa y sin propósito.

¿Y qué decimos nosotros al respecto? Bajo ningún concepto estamos de acuerdo con ese pensamiento. Sobrevivir, subsistir o prevalecer, pertenecen a los instintos y necesidades que tenemos en común con el género animal, pero no se pueden considerar, de ningún modo, objetivos humanos. ¿Por qué? Porque la estabilidad y la permanencia en sí no explican la razón de existir, ni le dan significado o valor a la vida, a un ser con raciocinio, como somos los seres humanos.

El judaísmo es una respuesta a este tipo de preguntas. De esto se ocupa. Démonos la posibilidad de conocer el judaísmo, démonos la oportunidad de ser libres.

El judaísmo se vale de los preceptos para ir educándonos. Cada precepto no es un rito folklórico, anticuado, que nada tiene de practico. Sino que es un mensaje vivo, un entrenamiento, un instructor que nos va educando.

Probablemente puede haber algunos preceptos que sean más difícil de entender, pero es como un rompecabezas, donde cada pieza es importante, aunque cuando vemos esa pieza sola no le vemos sentido. Pero ella desempeña un rol esencial cuando interactúa con las demás, y es entonces que comprenderemos su justo lugar y forma, y podremos apreciar el paisaje.

Cuenta una leyenda que cuando D\'os creó a la paloma, la había creado sin alas, como es de imaginar, la pobre paloma era una presa fácil para sus perseguidores. Agobiada y fatigada, la paloma se presenta ante D\'os y le dice: -?Señor del Universo, ayúdame, me es muy difícil seguir así, tengo que estar corriendo todo el día para poder sobrevivir y no me quedan fuerzas para conseguir alimentos?. Entonces D\'os le creó las alas. Al otro día, nuevamente la paloma se presento ante D\'os y le dijo: ?Soberano del Universo, hasta ayer me era difícil escaparme de mis perseguidores, ahora con estas dos pesadas cosas al hombro me es casi imposible correr y huir? - entonces D\'os le enseñó a volar...

Análogamente, si vemos los preceptos de esta manera no serán un peso o una carga, sino que serán una manera de elevarnos y realizarnos en la vida.

 



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