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“Y me santifiqué dentro de los hijos de Israel”
(Vaikra 22,32)
Un estudiante de un Colel (una casa de estudios de Tora para hombres casados), contó lo que le sucedió cuando paseaba por el norte de Eretz Israel, en los días de vacaciones. De aquí podemos aprender una forma de engrandecer el Nombre de Hashem, además de ver cuánto nos necesitan nuestros hermanos que, lamentablemente, equivocaron su camino. Aunque nos parezca mentira, ellos esperan algo especial de nuestra parte para acercarse al camino correcto, no equivocaron su camino en forma voluntaria, y necesitan un poco de esa Ayuda Celestial que a nosotros nos acompaña y que para ellos está un poco más lejana.
Estábamos, con mi familia, de descanso en un pequeño pueblo del norte. Una mañana, decidimos que saldríamos hacia Miron, para rezar junto a Rabi Shimon Bar Iojai, el Rashbi.
Mientras estábamos saliendo del lugar, no calculé bien en una de las curvas, y le di un golpe a un automóvil que estaba allí estacionado.
Por supuesto, bajé del auto y revisé el daño que le hice al otro auto. Quería saber cuál era la magnitud del daño que le provoqué y cuánto, aproximadamente, tendría que pagar al dueño del automóvil. Pude comprobar que el golpe fue muy suave, Baruj Hashem, el daño fue muy pequeño, solamente se rompió una de las luces traseras.
Por cuanto que tengo algo de conocimientos en la materia, supe que, tal vez, por ese pequeño golpe, dejaría todo solucionado con una pequeña suma de dinero, pero, a veces lo importante no es cuánto cuesta el arreglo, sino que el automóvil esté en condiciones de pasar una “verificación”.
Con un daño en una de sus luces, el auto no puede circular en forma legal, por lo tanto, a pesar de que el daño es pequeño, la urgencia es grande. Por eso, además de pagar el daño, debía informar de inmediato sobre lo ocurrido al dueño del auto.
Tomé una hoja grande de papel, y describí exactamente lo que pasó. Debo reconocer que también tengo conocimientos de dibujo y pude graficar en forma clara, el pequeño accidente.
En la parte inferior de la hoja puse mis datos personales, sin olvidar aclarar que estábamos aquí sólo por unos días, y me encantaría encontrarme con el dueño del auto mientras todavía estaba aquí, y pagar lo que sea necesario para el arreglo.
Yo sabía muy bien, que está prohibido dejar debiendo dinero en este mundo, ni siquiera un monto muy pequeño, y no tenía ninguna duda, que estaba haciendo lo correcto y necesario. Si provoque un daño a otra persona, debía pagar el valor de la reparación.
Pasaron aproximadamente cuatro horas, y cuando nos levantamos de un pequeño descanso, escuchamos que golpean a la puerta de la casa.
Abro la puerta, y veo frente a mí a un hombre de unos treinta y cinco años, que, a simple vista, no parecía cumplir con la Tora y sus preceptos.
Todavía no sabía quién era ese hombre y qué quería de mi vida, pero, él mismo se preocuparía de no dejarme con la duda.
Me imagino, me dijo, que tú eres la persona que me dejó una hoja de papel en el automóvil.
Debes saber, que desde el momento en que leí lo que estaba escrito en el papel, le comenté a mi señora y a mis niños, que yo no creía en la verdad de lo que estaba escrito en el papel, ¿acaso existen personas así en el mundo?
Pero cuando vi que la luz trasera de mi automóvil, tenía el daño que estaba descrito en el papel, con lujo de detalles, cuando vi que el daño era muy pequeño, entendí que el papel era verdadero, y que estaba muy cerca de conocer a una persona muy especial.
Por eso entendí, que lo primero que tenía la obligación de hacer en el momento de conocerte,... era tomarte una fotografía. Atestiguar sobre una personalidad que me demuestra, más que mil testigos, que el mundo no está abandonado, que hay un Juicio, y hay un Juez, y lo más importante, que hay personas que pueden ver esta realidad a simple vista, y se comportan así en sus vidas, y están dispuestos a sacar dinero de sus bolsillos aunque nadie se los pida.
En ese momento, decidí interrumpirlo, había algo en lo que no estaba de acuerdo con él, y le dije: ¿qué quieres decir con eso de que uno da dinero sin que nadie se lo pida? Puedes estar seguro que me están pidiendo que desembolse ese dinero. Hakadosh Baruj Hu me lo está pidiendo.
Es cierto, contestó el hombre, y eso es exactamente lo que más me extraña, y por esa causa decidí fotografiarte... porque no puedo creer que haya más personas como tú en todo el mundo. Me parece que eres una persona única y muy especial, y mi deseo fue tener en mi poder una foto para poder siempre observarla y decirme a mí mismo: “mira, así es como necesitamos comportarnos...”
El hombre que tenía frente a mí estaba realmente en un estado de gran asombro, y no dejaba de hacer resaltar y valorar, lo que yo había hecho, a tal punto que antes de despedirse, me dio un beso en la frente y exclamó: “ahora sé que hay un D-s en el pueblo de Israel”.
Al día siguiente, el hombre fue al taller y me trajo una boleta por valor de trescientos shekalim, que fue el monto del arreglo. De inmediato saqué el dinero de mi bolsillo y se lo entregué. Después de muchas otras palabras de agradecimiento y valoración de la acción, el hombre se despidió y siguió su camino...
Pero no todo terminó allí...
Estábamos ya en la mitad del mes de Elul, un viernes en la mitad de la tarde, y escuchamos que golpean a la puerta de nuestra casa.
Afuera, estaba parado un matrimonio, el dueño del automóvil y su esposa...
Sin ninguna introducción, sin tartamudear, o sea, sin ninguna duda, nos dijeron, a mí y a mi esposa: después de una larga deliberación familiar, que se prolongó durante dos o tres semanas, hemos decidido que los dos, juntos, nos acercaremos a nuestras fuentes. Si la conducta que tú nos has mostrado proviene de la Tora del pueblo de Israel, nosotros queremos también estar de ese lado.
Toda palabra que queramos agregar estará de más...
Pero sí una cosa podemos decir y es necesaria. Muchas veces no hacemos cosas que sabemos que sí las debemos hacer, y tampoco le damos la importancia debida.
Es imprescindible saber, que “nos miran”. Y seguro, Hakadosh Baruj Hu nos mira, pero también mucha más gente nos mira, aunque no nos demos cuenta.
Esa gente que nos mira, quiere saber... quiere saber si realmente nosotros estamos convencidos que nuestro camino es el correcto, porque si lo demostramos con una seguridad contundente, podremos, con nuestro ejemplo, ayudar a los desorientados e indecisos...
Y no estamos hablando solamente de la gente que anda por otros caminos, también hay muchos desorientados e indecisos que van por el camino de la Tora, pero no con la suficiente convicción, y ellos necesitan ver algo que los despierte, para tomar las riendas con más fuerza, y así poder ascender.
No tenemos la menor idea del efecto que puede causar una buena acción. Una buena acción podrá ser un ejemplo de vida para mucha gente.
¿Por qué decimos que lo será para muchos?
Porque será un ejemplo de vida útil que podrá ser determinante en personas que se encuentran en las más diversas situaciones.
Hay gente que sabe cuál es el camino correcto, pero duermen…, entonces será necesario para que despierten de ese sueño que los aplasta y no los deja ascender.
Y muchos otros, que lamentablemente no acertaron, o nadie les enseñó, viven en un mundo sin Tora y sin la información correcta, y se encuentran esperando esa señal, y así podrán darse cuenta de cuál es el verdadero camino a seguir.
Cosas simples, aparentemente sin importancia, pueden provocar cambios tremendos en muchas personas. Debemos tenerlo bien presente, y hacer las cosas bien, para nosotros, para nuestros semejantes, y para darle mucho Najat Ruaj a nuestro Creador...
Traducido del libro Barji Nafshi.
Leiluy Nishmat
León Ben Ezra ?”?