Adaptación Rav Gabriel Guiber
La Hoja

La Nueva Hoja BO

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ROSH  KATAN

?Para que lo cuentes en los oídos de tus hijos

y los hijos de tus hijos??

(Shemot 10,2)

El juicio a los egipcios, se prolongó durante doce meses (Irmiah 2,13). Cada una de las plagas, duró un mes.

Y nosotros nos preguntamos: ¿por qué todo se hizo tan largo?

Está escrito que ?el grito? de los hijos de Israel subió hasta las alturas celestiales. La fuerza de ese grito hizo despertar la Piedad del Cielo para que llegue muy pronto la Salvación. Y podemos leer que ?la Voz de Mi Tío (refiriéndose a Hakadosh Baruj Hu) aquí está, ya llega, saltando (o salteando) sobre los montes? (Shir Hashirim 2,8), salteando las espinas (Rashi 7,25), haciendo palpable el rescate. Todos estos versículos dan una imagen de rapidez, la Salvación llega con velocidad, esquivando todos los obstáculos. Sin embargo, vemos que en la realidad, hay que esperar un año entero.

¿Por qué y para qué? Si el Bore Itbaraj quiere sacar a Su Pueblo de Egipto, ¿quién puede impedírselo? ¿Por qué, entonces, hicieron falta las diez plagas?

La respuesta es muy simple. Podemos tener la absoluta seguridad de que no hay ninguna necesidad para la existencia de las plagas. No son necesarias para sacar de Egipto a los hijos de Israel. Sabemos que Hashem tiene muchos caminos para hacer cumplir Su Voluntad.

Lo que sucede es que Hakadosh Baruj Hu tenía un propósito muy especial para el pueblo elegido. Quería que cada iehudi adquiera la fe, que todo el pueblo pasara a ser creyente. Que todos sepamos que Hashem supervisa todo lo que ocurre, en general y en particular. Para conseguir este objetivo, hacía falta un largo camino, que deje una marca profunda en un pueblo, de modo que perdure para todas las generaciones.

Es el mismo propósito que tiene la noche del Seder de Pesaj, en la que ponemos la vista en forma exclusiva, en el relato de la salida de Egipto. Y para que no quede ninguna duda, de que la salida de Egipto necesita estar en la cima de nuestro recuerdo, la nombramos todos los días, por la mañana y por la noche, en el Keriat Shema. Es la base, o la columna, de nuestra fe, y para que quede bien grabada, la repetimos una y otra vez. Y en cada repetición aprendemos algo nuevo, y esa novedad fortifica aún más nuestra gran fe. Las plagas, milagro tras milagro, traen una enseñanza muy especial, y junto con la enseñanza que nos proporciona, hace aumentar la fe en forma exponencial.

Y la orden de Hashem es muy clara. No pensemos que nuestra escala de fe es suficiente. Nunca creamos haber dado lo necesario a nuestros hijos. Siempre hace falta un poco más. Eso queda evidenciado con el versículo, al principio de la perasha: para que lo cuentes en los oídos de tus hijos y tus nietos, como me burlé de los egipcios, con las señales que puse en ellos, ¡para que sepan que Yo soy Hashem!

Y la pregunta todavía sigue firme: cuando analizamos la situación, vemos que todo lo que nos hace falta aprender, todo lo que se puede extraer y que será necesario para todas las generaciones, ¡podemos extraerlo de la primera plaga! Si las aguas se convierten en sangre cuando llegan a las manos de un egipcio, y vuelven a su estado inicial, convirtiéndose nuevamente en agua cuando las toca un iehudi. O, por ejemplo, al ver que dos personas, un egipcio y un iehudi, están tomando de un mismo recipiente, el iehudi toma agua y el egipcio toma sangre?.

Aquí hay una demostración demasiado sobresaliente, diríamos inobjetable, de que Hakadosh Baruj Hu está gobernando toda la Creación, y que puede cambiar eso que nosotros llamamos naturaleza de la forma que a El le parezca. Puede hacer cumplir Su Voluntad de mil formas, y el universo parecería ser como la materia prima en manos de un artesano. ¿Qué puede agregar sobre lo ya visto con la sangre, en la plaga de las ranas? ¿Hay alguna demostración adicional en la plaga de los piojos, o alguna otra revelación en la plaga de los animales salvajes?

Para estas preguntas, la respuesta es otra, y, en verdad, es otra pregunta: ¿qué podemos hacer?

¿Qué podemos hacer cuando hay algunos que tienen la vista limitada? Los podemos llamar ?cabeza cuadrada?. O, como dicen aquí en Israel, ?Rosh Katan? (cabeza pequeña). Ellos ven que el Bore Olam puede transformar el agua en sangre, y hacer que esa sangre vuelva a ser agua. Y enseguida preguntan: ¿y qué hay con las ranas, acaso puede hacerlas subir desde el río?

¿Qué podemos contestar a estas personas? No creemos que alcance con decirles que son tontos. La respuesta es tan sencilla. Hasta es consecuencia de la primera plaga. Con lo que Hakadosh Baruj Hu demuestra en la plaga de la sangre, es evidente que puede hacer cualquier otra cosa. Pero tratemos de hablar con los tontos?, cuando ven que las ranas suben de a millones del río, preguntan: ¿Hashem también puede traer piojos?...

¿Suena extraño? Vamos, leamos algunos versículos del Tehilim (Salmo 78): el mar se abrió y lo atravesaron en lo seco, las aguas se detuvieron y quedaron firmes como una pared. Y Hashem puso la nube que guiaba al pueblo de día, y en la noche una columna de fuego les daba luz. ¿Hace falta algo más para demostrar que Hakadosh Baruj Hu puede hacer lo que le parezca?

Sigamos avanzando en este capítulo del Tehilim, entonces cuando agregamos otra plaga, otra demostración de la omnipotencia de Hashem, y a pesar de eso volvemos a preguntar si puede hacer otra cosa, el pecado o la tontería van en aumento:

Ellos hablaron con Hashem y le dijeron: ¿Hashem puede servir una mesa en el desierto? Seguramente, Moshe golpeó la piedra y brotó el agua, se formaron surcos de agua, ¿también puede darnos el pan?, ¿a todo el pueblo?

¿Qué podemos decir? No hay palabras. No podemos entender al que siga preguntando. Asunto terminado.

Digamos que la plaga de los piojos la tenemos hoy, frente a nuestros ojos, palpable: ¿nosotros somos mejores que nuestros antepasados?

¿Qué pregunta? Nosotros ya lo sabemos todo, sabemos que Hashem es Todopoderoso, que puede hacerlo todo. Sabemos que todo lo que ocurrió, ocurre y ocurrirá, está en Sus Manos. Recordamos la salida de Egipto, con sus plagas, milagros y maravillas, por la mañana y por la noche. También sabemos que nuestra vida depende exclusivamente de Su Voluntad, así como nuestra salud, el sustento, la tranquilidad, en fin, todo.

Pero, ¿es verdad que lo sabemos? Sí, es verdad. Y somos creyentes, hijos de creyentes?

Sabemos que vamos en camino hacia el mundo de la eternidad, y que para vivir en ese mundo hay que preparar ?el alimento? que se come allí.

También sabemos que no existe un precepto más valioso que el estudio de la Tora, y que cada palabra de Tora que estudiamos se considera como el cumplimiento de un precepto más. Y cuanto más una clase de Tora. Y si aumentamos una clase a nuestras clases, se considera mucho más.

Cuando una persona estudia sola, su estudio tiene un gran valor, pero cuando muchas personas estudian, el valor sube exponencialmente? Sí, también esto lo sabemos?

Entonces, si sabemos tanto, ¡apliquemos nuestros conocimientos!

La conclusión es evidente, sacar tiempo a nuestras ocupaciones invirtiendo más tiempo para el estudio de la Tora. Una hora menos de trabajo, una hora más de estudio. Uno más uno: ¡dos! Más claro? volquemos agua?

¿Y el sustento? Uff, ya lo dijimos, ya lo sabemos, Hashem tiene las llaves del sustento, Hashem quiere que estudiemos más, el sustento llegará? Hashem no va a castigarnos por estudiar Tora?

Si ahora empezamos a dudar otra vez, es la señal de que todavía nuestra cabeza sigue sin redondearse, o nuestro cerebro sigue siendo tan pequeño, ¿hacen falta más pruebas?, ¿o acaso padecemos de las mismas carencias de las que nos estamos burlando?...

 Traducido del libro Maian Hashavua.

Leiluy Nishmat

Israel Ben Shloime   z?l

 Lea (Luisa) Bat Rosa    Aleha Hashalom

 Iemima Bat Abraham Avinu    Aleha Hashalom



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