Adaptación Rav Gabriel Guiber
La Hoja

La Nueva Hoja Nueva - PERASHAT BESHALAJ-19

 FUERZA PARA LA UNION “y esa noche había nube y oscuridad, y se iluminó la noche para el pueblo de Israel” (Shemot 14,20) Explica Rashi: había nube y oscuridad, para los egipcios. E iluminó la noche, para Israel… Pregunta el gaon, rabi Jai
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 FUERZA PARA LA UNION

“y esa noche había nube y oscuridad, y se iluminó la noche para el pueblo de Israel” (Shemot 14,20)

Explica Rashi: había nube y oscuridad, para los egipcios. E iluminó la noche, para Israel…

Pregunta el gaon, rabi Jaim Palachi ztz”l, en su libro “Jaim Tejila”, ¿por qué Hakadosh Baruj Hu tiene que oscurecer el camino de los egipcios? Sería más conveniente que ilumine su camino para que lleguen más rápidamente al mar.

Y explica, que con anterioridad está escrito: “y los egipcios persigue detrás”, y aclara Rashi que la Tora se asemeja (en la expresión) a los egipcios cuando habla de ellos en singular, para enseñarnos que corrieron detrás de Israel “con un solo corazón, como un solo hombre”. Por eso continua el versículo: “y temieron mucho y gritaron los hijos de Israel a Hashem”… Cuando Israel ve que los egipcios se acercan a ellos en una unión completa, tuvieron un gran temor y suplican al Creador, porque sabían qué grande es la fuerza de la hermandad, sabían que con la unión es más grande la posibilidad de alcanzar el éxito.

¿Qué hizo Hakadosh Baruj Hu?

Oscureció el camino de los egipcios, nubes y oscuridad. En medio de la oscuridad, se tropezaron unos con otros, el caos se apoderó del campamento egipcio, peleas y discusiones, con lo que desapareció la fuerza de la unión…

Y sobre la fuerza de la unidad, un ejemplo del libro “Nae Doresh”:

Un hombre iba por el camino, y ve frente a él un edificio de varias plantas. Sobre el edificio un gran cartel, con letras bien resaltantes: “Gan Eden veGueinom” (Paraíso e Infierno). Al hombre le entró una gran curiosidad y le preguntó al guardia que estaba en la puerta del edificio: ¿acaso existe el Gan Eden y el Gueinom en este mundo?

El guardia lo invitó: entre señor y vea por sí mismo.

Entró, y comenzó a subir por las escaleras. En el primer piso encontró una puerta negra, sobre ella un cartel indicando: “Gueinom”. Abrió con mucho cuidado, vacilando, y entró. Frente a sus ojos se revelaron mesas servidas, con hermosos manteles, platos y cubiertos, y junto a las mesas, muchas personas sentadas, esperando que se sirva la comida.

Pero vio allí algo muy extraño, todas las personas tenían la mano “recta” como una vara, sin poder doblarla. Enseguida llegaron los mozos, que sirvieron los manjares como si fueran las mesas del rey. El aroma agradable de los platos despertaba el apetito de los comensales, ellos intentaron comenzar a comer pero sus esfuerzos eran vanos. No podían tomar los cubiertos, ni tampoco los platos. La mano “recta” no les permitía hacer nada, ni siquiera servirse la comida en los platos, y menos pensar en cómo llevar la comida a sus bocas.

Todos los intentos resultaron fallidos. Finalmente, todos quedaron hambrientos, con las fuentes de comida frente a sus ojos…

“Este es en verdad el Gueinom”, hasta para el hombre, que sólo estaba observando. ¡Qué terrible puede resultar estar sentado frente a la comida, y hacer innumerables intentos para comer, sin éxito!

Salió del cuarto, y subió al piso siguiente.

Una puerta blanca frente a él, con un cartel que indicaba: “Gan Eden”. Cantos de alegría se escuchaban al otro lado de la puerta, melodías suaves y tranquilas. Abrió la puerta, esta vez sin vacilar, y entró.

¡Qué sorpresa! Todo se veía igual al piso de abajo, con una sola diferencia: la gente estaba feliz. Frente a sus ojos también estaban las mesas servidas con gusto, la gente sentada alrededor de las mesas, muchas personas, esperando que sirvan la comida. Y más, las manos de todos ellos también estaban “rectas”…

¿Por qué estaban tan felices? Ellos tampoco podían doblar sus manos, ¿cuál es la diferencia tan grande con los vecinos del piso de abajo?

Esperó con impaciencia, su curiosidad aumentaba segundo a segundo. ¿Cuándo llegarían los mozos? Allí descubriría el secreto, qué harían los comensales…

No pasó mucho tiempo e ingresó el equipo de mozos, y sus manos repletas de manjares. Comidas muy sabrosas y bebidas exclusivas y valiosas. Pusieron todo sobre la mesa y nuestro hombre observaba con nerviosismo…

Y de pronto, con alegría en todos los rostros, ve como cada persona sirve la comida en el plato del compañero que tiene frente a él, sin necesidad de doblar sus manos. Así, cada uno alimentó al que está enfrente, turnándose entre ellos. El espectáculo resultaba tan hermoso para observar, la unión completa que invitaba a cantar alegremente.

Todos alegres, todos felices, y fundamentalmente, pasó el hambre…

Y la enseñanza: (no creemos que sea necesario explicarla, pero vale la pena recordarla): cada uno de nosotros tiene la posibilidad de elegir, si queremos vivir (en este mundo) una vida de Gan Eden, o Jalila, una vida de Gueinom…

Si elegimos vivir en un ambiente donde cada uno se preocupa solamente por sí mismo, quiere decir que elegimos el Gueinom, fue nuestra elección, porque pensamos que así tendremos todo lo que deseamos…

Pero cuando vivimos en “sociedad”, donde cada cual se preocupa y le da a su compañero, viviremos la vida del Gan Eden, también en este mundo.

Traducido del libro Otzaroteinu.

 

Leiluy Nishmat

Israel Ben Shloime z”l

Lea (Luisa) Bat Rosa Aleha Hashalom

Iemima Bat Abraham Avinu Aleha Hashalom

 



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