GRANDES Y PEQUEÑOS
“diles a los sacerdotes, hijos de Aharon, y les dirás…”
(Vaikra 21,1)
Nuestra perasha comienza con las palabras: “Y Hashem le dijo a Moshe: diles a los sacerdotes, hijos de Aharon, y les dirás: no se impurificarán con una persona en su pueblo”.
Aquí hay una duplicación, y explica Rashi: “diles y les dirás, para que los grandes (en sabiduría) adviertan a los pequeños”. El precepto de la pureza es muy severo, y los grandes deben ser responsables por la pureza de los pequeños, y ordenarles para que se separen de la impureza.
Ampliando las palabras, no se aplican solamente a los Cohanim, ni tampoco sólo a la impureza de los muertos.
Desde el comienzo de los tiempos, siempre hubo dos dominios, o lugares: la calle y el Beit Hamidrash (Casa de Estudios). Desde ya hace más de dos mil años, los estudiantes de Tora le agradecen a su Creador: “que mi parte está entre los que están sentados en el Beit Hamidrash y no entre los que están sentados haraganeando (o nulos)”.
Frente a Iaacov, sentado en las tiendas, en las tiendas de la Tora, se para la figura de Esav, un hombre de campo, que merodea por fuera. El Beit Hamidrash es el lugar donde está la luz, el contenido, la elevación. La calle es el lugar oscuro, vacío, donde sólo se puede caer…
Pero nunca la calle fue un lugar tan impuro como lo es hoy. Un lugar donde las vestimentas llegan a ser tan desagradables, los anuncios quieren perforar nuestras cabezas, los periódicos nos inundan de corrupción, y todavía no hablamos de la tecnología. Aquí se duplica la obligación: diles y les dirás: para que los grandes adviertan a los pequeños, y los alejen de la impureza. Evitar la calle y su ambiente. Y para esto hay un solo camino: enviarlos al Beit Hamidrash, al lugar de la pureza.
El Bore Itbaraj atestigua: “Yo he creado el Ietzer Hara (el instinto del mal), y he creado la Tora para combatirlo”. Y escribió rabenu Haramjal ztz”l (Mesilat Iesharim 5) que si el Bore Itbaraj atestigua que esta es la única medicina, entonces no hay otra…
En generaciones anteriores, es posible que los padres hayan dicho: nuestro hijo no recibirá el Ietzer Hara en la calle, por eso, no estamos obligados a protegerlo con la Tora. Alcanzará con enseñarle a cumplir los preceptos. Pero hoy, cuando la calle está llena de “perforadoras”, qué sólo le dan más fuerza al mal, no es posible salir sin vacunarnos, con la Luz de la Tora.
Y no diremos que solamente los niños son los expuestos al peligro. Los padres, ¿están suficientemente vacunados? Cuando la calle descendió tanto, estamos obligados a aumentar, todos, asistiendo a más cursos de Tora.
En el “diario de los días” de los últimos tiempos, aparece la “Shoa” (el Holocausto) como el episodio histórico más terrible perpetrado contra la humanidad. Durante la segunda guerra mundial, mientras se desarrollaban los hechos donde, con muertes extrañas, exterminaron a millones de nuestros hermanos, un sobreviviente llegó a la tierra de Israel. Y cuando contó lo terrible del genocidio, no había persona que le creyera. La gente se burlaba de él…, lo despreciaban…, otros sentían lástima, creyendo que había enloquecido, que imaginaba cosas. ¡Qué no le decían!
Solamente cuando la guerra terminó, todos supieron que ¡todo era verdad! Hoy alcanza con decir una sola palabra: “Shoa”, para recordar a nuestros hermanos, los seis millones…
¿Y hoy? Hoy se desarrolla una destrucción silenciosa, sin campos de exterminio, sin armas, sin tanques, sin explosivos. Pero la destrucción de hoy está a la vista, y se burla de nosotros. Con sólo apretar un botón, tendremos un mar de sensaciones, cosas hermosas para imaginar, sin límites ni medidas. Así, cada día, se borran miles de almas de Israel, sin camino de retorno, en camino directo al abismo… Creemos que no existe la persona que no sepa del daño que causan los teléfonos “abiertos”, que han hecho caer tantas casas, dañando a tantos jóvenes de Israel.
Y a pesar de que lo sabemos, todavía siguen golpeando sin piedad, arrastrando a lo más elegido de la congregación, a nuestros jóvenes…
En un acto muy emocionante, decenas de niños, seguidores del Admur Sekvevira, tuvieron el privilegio, en Bnei Brak, de recibir diplomas de honor de las manos del Maran, el Ministro de la Tora, rabi Jaim Kanievsky Shlita, al asociarse con la Tribu de Levi y comprometerse a no tener relación con la tecnología que no estuviera debidamente controlada y permitida.
La fundación “Bnei Aliah” lo logró, en el acto de encendido de las fogatas de Lag Baomer, en honor a rabi Shimon Bar Iojai, con la ayuda del Admur Sekvevira. Entonces, se realizó una reunión especial de los seguidores del Admur en Bnei Brak y un acto donde los niños del quinto grado y mayores, se comprometieron y pusieron sus firmas en el proyecto “Tribu de Levi”, que incluiría además, a unos cinco mil niños de los establecimientos de enseñanza de Sekvevira en los Estados Unidos.
Los alumnos aseguraron que no utilizarían las computadoras sino cuando sea necesario, y en el caso de los teléfonos, sólo los que estuvieran certificados por la “Unión de rabinos en asuntos de comunicaciones”.
De la misma forma, también se comprometieron a no utilizar reproductores de “mp3” con radio, sino sólo los que tienen el sello “Letohar” y a no sentarse en los autobuses o en otros lugares públicos, junto a personas que portaran los teléfonos “abiertos” o computadoras o similares…
El acto continuó, en especial para los niños, en el Beit Hamidrash de la calle Or Hajaim, en Bnei Brak, con el reparto de los diplomas. Allí hablaron varios rabinos, enfatizando el gran mérito de estos niños.
Después, los niños recibieron en forma personal, de las manos del Ministro de la Tora, el gaon, rabi Jaim Kanievsky, el “Diploma de Honor”. Rabi Jaim se emocionó al escuchar los testimonios de los niños mencionando su compromiso.
El Maran, Ministro de la Tora, recibió con mucho gusto a los niños, se interesó en los detalles del proyecto “Tribu de Levi” y leyó detenidamente el texto del diploma.
También leyó la bendición del Admur, impresa en los diplomas, y mostró su asombro ante la grandeza del proyecto. Para culminar, los niños pasaron, de a uno, frente al Maran, Ministro de la Tora, que repartió los diplomas en manos de cada niño, con gran emoción.
Traducido del libro Maian Hashavua.
Leiluy Nishmat
Israel Ben Shloime z”l
Lea (Luisa) Bat Rosa Aleha Hashalom
Iemima Bat Abraham Avinu Aleha Hashalom