Tal vez para ustedes este relato ya es cotidiano, hoy en día estamos viviendo un fenómeno extraño, los que no son judíos están buscando como serlo y algunos que nacieron y fueron criados como tales “quieren salir a buscar”, por lo general sin saber que buscan. En el mejor de los casos llegan a los grupos pseudokabalistas y en otros se pierden totalmente asimilándose. La pregunta que nos tendríamos que hacer es… ¿qué esta pasando, acaso conocemos o sabemos de que se trata ser judío?
Muchos de los que quieren entrar según nos cuentan están “cansados” de ser parte de un teatro y no protagonistas, algunos de ellos, fieles seguidores de sus creencias en el pasado, sienten que quieren más, y aun buscan “la verdadera verdad”, que según su testimonio la han encontrado en las enseñanzas del pueblo judío.
Créanme, esto no me llama la atención, porque aquel que esta buscando seriamente y lee los libros que tiene a su alcance, tarde o temprano se da cuenta que todo está basado en lo mismo, un cuento sin fundamentos y una ideología que en su base esta cargada de odio, sangre y dolor, envuelta en un paquete que lo perfuman con “amor”.
Lo que si me extraña es que gente de nuestro pueblo sin haber echo el mínimo esfuerzo para saber que es el judaísmo, que es lo que tiene para ofrecerle, que es lo que lo ha mantenido vivo por mas de 3000 años, salgan de nuestras filas a indagar que tienen los otros y desgraciadamente algunos terminan devorados por las garras sedientas de la misión u otro culto que los espera con los brazos abiertos.
Otros “llenos del vacío cultural”, típico del siglo 21 o lo que llamamos “pasatiempos”, se pierden dentro de la tecnología y sus múltiples aparatos, que cada vez son mas sofisticados e interesantes, a tal punto que la atracción a ellos se ha transformado en un vicio mas, “robándonos todo el tiempo”; mas horas de Internet, de películas, de videojuegos, mp3, sms, chat, mensajes, mas y mas … ¿Acaso incrementan su intelecto, fomentan el estudio, el autocrecimiento provocando mayor felicidad?
¿Qué pasa con la realidad, alguno de ustedes se puso a pensar acaso que el tiempo también tiene un propósito en nuestra vida? Hasta ahora nos pasamos en puros entretenimientos. Por supuesto no estoy criticando la utilización de estos instrumentos para trabajar o para comunicarse, solo quiero mostrarles mi preocupación ante el uso desmedido de estos medios.
Pero que tiene que ver esto con el judaísmo, como lo relacionamos con la asimilación. Lamentablemente a mi modo de ver todo parte de una falta de conciencia del “yo en este mundo”, de la dimensión de la vida. Cuando no comprendemos que somos limitados, en función del tiempo y del espacio, tratamos de llenar los vacíos con otras cosas que nos causan satisfacción. Buscamos la gratificación inmediata sin el mayor esfuerzo y sin pensar en las consecuencias, pensando que lo que puede pasar “esta muy lejos de nosotros”.
Nada de lo que es serio nos llena; transformamos la necesidad de alimentarnos en gastronomía, hicimos de la necesidad de vestirnos para protegernos del clima, la moda; mal usamos y maltratamos al cuerpo humano para crear satisfacciones falsas; arruinamos los alimentos sanos, comemos mal y rápido, y todo para ganar mas tiempo y… ¿para que usamos ese tiempo…? “Aquí vienen los PASATIEMPOS y los entretenimientos”
En última instancia, el vació y la falta de satisfacción nos llevan a buscar algo, sin saber que es lo que buscamos. Probamos con todo tipo de estímulos, pero la sed y el sentimiento de “querer mas” nos invade, hemos probado casi todo, y hasta ahora todo tienen el mismo gusto, gusto a poco.
El hombre es una combinación de un cuerpo material con un elemento espiritual que le da vida. El cuerpo y el alma se combinan para poder mantenerlo “funcionando”. En el momento que el alma retorna a su Creador, el ser humano muere, y el cuerpo material se queda en este mundo para comenzar su proceso de deterioro y descomposición.
En hebreo pan se dice LEJEM, que tiene la misma raíz que la palabra HALJAMA, que significa soldadura. El pan que es el alimento básico del hombre, tiene por función “SOLDAR” la parte espiritual a la material. Es sorprendente que para que el trigo y los cereales (la base del pan) crezcan, se requiere de la lluvia. En hebreo GESHEM (lluvia) equivale a GASHMIUT que significa materialismo.
Es increíble que mientras hay “vida”, el cuerpo se mantiene funcionando en esa maravillosa máquina llamada cuerpo humano; la sangre fluye, los órganos se nutren y todo funciona para movilizar al hombre. Pero hoy cada vez más, estamos sentados frente a una pantalla adsorbiendo estímulos.
Después de todo esto no es extraño preguntarse ¿que esta pasando hoy en día?
El Rey David en su salmo nos enseño “… los días de nuestros años son 70 y si son fuertes 80 años, pero en su mayoría son esfuerzo y tristeza, de pronto se esfuman como si volásemos” (Tehilim 90-10) ¡Nuestro tiempo sobre esta tierra esta limitado!, muchos se están dando cuenta de esto, hay gente que le esta buscando sentido a la vida, que esta buscando la satisfacción espiritual que lleva a “adquirir” la felicidad, estamos constantemente buscando ese “algo” que nos mueva diariamente hacia delante, creciendo como seres humanos.
Gracias a Dios vemos también entre nuestros correligionarios que la búsqueda por nuestras raíces se está acentuando y en muchas comunidades del mundo hay una gran sed por vivir el verdadero judaísmo, estudiando la Torá como lo hemos hecho en todas las épocas.
El judaísmo, a diferencia de tantos otros pueblos y religiones que la historia vio pasar y que hoy no son más que una vitrina de los mejores museos del mundo, vive y seguirá viviendo. El estudio de nuestra vasta e inspiradora literatura llena ese vacío y nos da fuerza para seguir creciendo.
Lágrimas recompensadas
Hoy en día, a través del mundo judío, ocurre una revolución silenciosa. Miles de judíos, ya sea en Rusia, Israel, Europa o los E.E.U.U., quienes hasta ahora no estaban ligados al judaísmo autentico, regresan a la practica de la Tora y las Mitzvot con un fervor contagioso. Este incidente sucedido hace algunas décadas, coloca esta revolución generalizada en una motivante perspectiva.
En 1950 un muchacho de un kibbutz totalmente no religioso ingreso a la Yeshivá de Ponievizh, en Bne Brak. Parece ser, después de un largo proceso de introspección, el había decidido abandonar su secular kibbutz de “HaShomer HaTzair” para estudiar en una yeshivá.
El Jazón Ish, R. Abraham Karelitz (1878-1953), uno de los máximos lideres del judaísmo en Israel, citó a R. Ya’akov Galinsky (Rosh-Yeshivá en Jedera, Israel) para pedirle que se preocupara de ese “bajur”, y para que le sirviera de fuente de inspiración. No era el primer muchacho que había dejado un kibbutz para ir a Ponievizh; la cantidad de muchachos que deseaban ser observantes aumentaba paulatinamente.
R. Galinsky se tomó la libertad de hacerle la siguiente pregunta al Jazón Ish: “¿Por qué cree usted que tantos jóvenes están regresando al judaísmo auténtico (volviendo en teshuvá), abandonando la forma de vivir de sus padres no religiosos?”
La respuesta del Jazón Ish tomó a R. Ya’akov por sorpresa. El Jazón Ish le dijo: “La generación que dejó de lado la religión venia de padres religiosos. Estos se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo a sus hijos, pero, por una razón u otra, no pudieron frenarlos. En soledad, ellos derramaron lágrimas de amargura; rezaron y ayunaron. Mas ya era demasiado tarde como para reparar el daño. Pero HaShem no olvida una lágrima judía. Si ese llanto sincero no ayudó a salvar a sus hijos, éste ha ayudado a los nietos, y en algunos casos a los bisnietos. Esta es la razón por la cual esos jóvenes regresan al “Yidishkeit” hoy en día, porque HaShem no olvida las lágrimas judías.”