Moshé Golpea a la Roca Números 19:1 - 22:1 La parashá de esta semana describe a uno de los incidentes que nos deja más perplejos en toda la Torá.  Los judíos estuvieron deambulando por el desierto por 40 años y están sedientos.&

Moshé Golpea a la Roca

Números 19:1 - 22:1

La parashá de esta semana describe a uno de los incidentes que nos deja más perplejos en toda la Torá.  Los judíos estuvieron deambulando por el desierto por 40 años y están sedientos.  Entonces D'os le dice a Moshé que le hable a la roca y agua saldrá de ella (20:8).  La orden de "hablar" a la roca es un contraste a lo ocurrido 40 años antes, cuando Moshé siguiendo la orden de D'os "golpeó" a la roca - y el agua salió (Éxodo 17:6).

Esta vez, Moshé tiene que hablar con la roca.  Pero otra vez él golpea a la roca.  Nada ocurre, entonces Moshé la golpea una segunda vez y el agua sale de ella.

La respuesta de D'os: "Puesto que has GOLPEADO a la roca en lugar de hablarle, no harás entrar al pueblo judío a la tierra de Israel" (20:11-12).

 

La Nueva Generación

Nosotros leemos esta historia y pensamos: aquí está el poderoso Moshé, quien se enfrentó al Faraón, arregló las diez plagas, abrió el mar, bajó la Torá del Sinai y defendió al pueblo durante las tribulaciones y pruebas en el desierto.  Ahora él comete un solo y pequeño error y D'os le saca su sueño de entrar a la tierra de Israel.  La consecuencia parece demasiado dura!

Nota cómo en nuestra parashá Moshé golpea a la piedra dos veces.  Primero, él golpeó a la roca y no salió agua de ella.  En ese momento él tuvo la oportunidad de reevaluar su manera de acercarse y reflexionar más cuidadosamente sobre la orden específica de D'os de hablar a la piedra.  Pero Moshé golpeó a la roca otra vez.

Los comentaristas sugieren que quizás simbólicamente, nosotros podemos aprender sobre nuestra propia necesidad de ser flexibles en nuestro acercamiento.  El castigo de Moshé no es duro; es simplemente una consecuencia de su relación con la nueva generación y sus necesidades al entrar a la tierra de Israel.

 

La Educación Judía

Nosotros aprendemos de esto una lección crucial sobre la educación.  El rey Shelomó dice: "Educa a cada hijo de acuerdo a su propio camino".  El proceso de aprendizaje es distinto para todos, y la manera de acercarse que es efectiva para uno no es efectiva para otro.

Esto define la crucial diferencia entre la educación y el adoctrinamiento.  "El adoctrinamiento" es cuando el maestro se preocupa principalmente por progresar en su posición.  "La educación" es extraer el sentido intuitivo propio del estudiante.

Esta idea es aclarada en el Talmud, que dice: "Incluso más de lo que el ternerito quiere comer, la madre quiere amamantarlo".  El simple entendimiento es que por supuesto el ternerito está hambriento y necesita comer.  Pero incluso más ganas tiene la madre de amamantarlo - queriendo decir que la madre está llena de leche y necesita sacársela.

Sin embargo, yo he escuchado del Rab Simja Wasserman que el Talmud debe ser entendido de otra forma.  Porque si la única preocupación de la madre es liberarse de la leche, entonces la leche saldría de una sola vez.  Y nosotros vemos que la leche sale precisamente en la cantidad apropiada para satisfacer las necesidades del ternerito.  Entonces, cuando el Talmud dice: "Más de lo que el ternerito quiere comer, la madre quiere amamantarlo", está diciendo que incluso más de lo que el ternerito desea comer, la madre quiere que él coma - no por ella, sino porque es lo mejor para el ternerito.  Y eso, dijo Rabí Wasserman, es una buena educación.

Los ideales judíos han existido en contra de todas las posibilidades por 3000 años - no porque hemos golpeado a las personas en sus cabezas, sino porque hemos comunicado aquellas ideas de manera racional y práctica.  Cualquiera que dice que una ieshivá es una secta está muy desinformado.  Las ieshivot precisamente son el lugar para discutir los temas, hacer preguntas, investigar y llegar a las conclusiones.

 

Los Caminos Americanos

Es interesante que la experiencia de Moshé en el desierto puede ser entendida como una experiencia del judaísmo del siglo XX.  En el shtetl de Europa, el rabino podía comunicar desagrado a sus alumnos golpeándolos con la regla.  Era una lengua aceptada y entendida.  Pero cuando decenas de miles de judíos se mudaron a América, aquellos que enviaban a sus hijos a la escuela judía encontraron a estos mismos rabinos aplicando el método europeo con chicos de mentalidad americana.  Estos niños, quienes estaban acostumbrados a un acercamiento más abierto y permisivo, no pudieron relacionarse con el judaísmo como se lo estaban presentando.  El resultado fue que muchos de ellos se alejaron de la observancia.

Sólo en los últimos 20 años - con rabinos nacidos en América que explican el judaísmo en términos más modernos y relevantes, la judeidad americana ha visto un resurgimiento de la observancia tradicional.

Rav Berel Wein escribe:

"En nuestro mundo siempre incierto, es natural desear seguridad y estabilidad.  Urbanistas financieros, urbanistas estatales, expertos en seguros y políticos, todos intentan convencernos que de la manera que es ahora será también en el futuro.  Sin embargo, todos nosotros en nuestros corazones secretos sabemos que la única cosa cierta sobre el futuro es que no será como el presente.  Es por eso que debemos prepararnos para estar abiertos a las circunstancias de un mundo que está en constante cambio.  No debemos tener miedo de intentar con nuevas tecnologías, nuevas ideas y teorías, cambiar carreras y buscar nuestros verdaderos intereses y metas.

Hay un deseo interno por la grandeza dentro nuestro.  Ese deseo nunca podrá ser alcanzado sin una predisposición al cambio, al mejoramiento y a intentar algo nuevo".

Como Moshé y la roca, nuestra habilidad para amoldarnos y modificar nuestro acercamiento - mientras seguimos siendo fieles y verdaderos a los standards de la Torá - determinarán en gran medida el éxito en el traslado de nuestros hijos, nuestros alumnos, nuestra nación y de nosotros mismos hacia la tierra de Israel - hacia el próximo y excitante escenario de nuestro destino personal y nacional.

 

Shabat Shalom

Rabí Shraga Simmons