"El Proceso de Asimilación"
Tres judíos estaban discutiendo sobre sus orígenes étnicos en el Country Club. El primero dijo: "Mi padre se llamaba Goldsmith. Él trabajaba con el oro y ganó buen dinero. Cuando yo me hice cargo de los negocios, cambié mi nombre a Gold".
El segundo dijo: "Mi padre se llamaba Silverstein. Él trabajaba con plata y ganó buen dinero. Cuando yo me hice cargo del negocio me acorté el nombre a Silver".
El tercer hombre dijo: "Mi padre se llamaba Shneider. Él era sastre (tailor en inglés) y siempre tuvo dificultades para ganar dinero. Él me enseñó el oficio y yo también tuve problemas para ganar dinero. Un día yo me dirigí al cielo y recé: 'Señor (Lord en inglés), ayúdame a tener éxito en el negocio y seremos socios'. Desde entonces mis negocios se convirtieron en un gran éxito!".
Los otros dos lo miraron y le dijeron: "¿Tú realmente esperas que te creamos la historia?".
"Seguro" - él les dijo - "¿nunca han escuchado de Lord & Taylor?".
Seguridad Para la Continuidad.
Cuando hablamos de Iaacov y sus doce hijos la última vez, ellos prosperaban. A pesar de ser puestos en el medio de una sociedad egipcia corrupta, la comunidad judía florecía teniendo escuelas, sinagogas y agrupaciones sociales. Con una infraestructura "judía" tan fuerte, la asimilación virtualmente no existía; de hecho, el Talmud dice que hubo sólo un incidente de matrimonio mixto!
Hoy, con "la continuidad judía" como prioridad (como lo es en cada generación) nosotros queremos saber: ¿Cuál fue el secreto del éxito de la comunidad judía en Egipto?
La Torá nos provee de dos respuestas:
Primero, en Génesis 46:28, cuando los judíos bajaron a Egipto, Iaacov envió primero a Iehudá para que haga los arreglos necesarios antes de la llegada de todos. La palabra que la Torá usa para describir las preparaciones de Iehudá - "lehorot" - significa "enseñar". El Midrash dice que antes de construir una sinagoga o un centro social, Iehudá estableció una escuela judía. Para asegurar la continuidad judía, la educación judía debe ser la prioridad número uno.
Segundo, el Midrash dice que cuando la familia de Iaacov llegó a Egipto, ellos hicieron un pacto entre ellos para prevenir la asimilación. Ellos acordaron no cambiar sus nombres, su forma de vestir y su lenguaje. Gracias a estas precauciones, ellos pudieron mantener un grado saludable de identidad única.
Doble Fidelidad
Al comienzo de la parashá de esta semana, la Torá nos dice:
"Iosef murió, junto con todos sus hermanos y toda esa generación. Los judíos se incrementaron y se hicieron muy fuertes, y la tierra estaba llena de ellos" (Éxodo1:6-7).
El curso había cambiado. Inmediatamente después de que la última generación murió, el pueblo judío se esparció por todo Egipto y la asimilación comenzó. Ellos se despojaron de sus costumbres judías y se unieron a la sociedad secular.
Lo que ocurrió luego puede asombrarte!
Inmediatamente, el versículo 8 habla sobre el surgimiento del antisemitismo en Egipto. Lo que hace que esto sea tan raro es que el odio de un grupo hacia otro generalmente es debido a lo que los sociólogos llaman "aversión por lo distinto". Los extranjeros son frecuentemente discriminados porque tienen costumbres ajenas. Pero en este caso, los egipcios no molestaron a los judíos durante el tiempo que ellos se mantuvieron entre ellos sin asimilarse. Sólo cuando comenzaron a parecerse a "egipcios comunes" es que el antisemitismo comenzó.
Como dice la Torá:
"[El Faraón] le dijo a su pueblo: "He aquí, los judíos son más numerosos y fuertes que nosotros. Tomemos precauciones pues si ocurriera una guerra, que ellos no estén con nuestros enemigos" (Éxodo 1:9-10).
El tema de la fidelidad doble mostró su horrible cara.
El antisemitismo es frecuentemente generado por la creencia de que los judíos tienen poder e influencia. Un caso: "Los Protocolos de los Sabios de Tzión". Una falsa implicación de discusiones conspiracionales de los sabios judíos para planear conquistar el mundo, fue - junto con la Biblia - el libro mejor vendido en el mundo en los años 20. En los Estados Unidos, Henry Ford apoyó su publicación. Desde su primera impresión fue impreso en muchos idiomas, y hoy en día se ha dispersado su distribución en Japón.
Y hoy en las calles de América, se pueden escuchar murmullar: "Los judíos controlan Hollywood, los judíos controlan los medios de comunicación, Israel obtiene demasiada ayuda extranjera, etc.".
Todo judío ha escuchado la siguiente pregunta de algún compatriota suyo: "Si nuestro país e Israel fueran a la guerra, ¿de qué lado lucharías?". Es una buena pregunta para pensar…
Cayeron en la Trampa
Los egipcios no esclavizaron a los judíos inmediatamente. El Faraón jugó con el deseo de los judíos de ser aceptados y anunció el comienzo de la construcción de un trabajo público masivo. Todo "buen" ciudadano egipcio estaba invitado a participar en la construcción de las ciudades de Pitom y Raamses. Para dar un ejemplo, el Faraón mismo salió el primer día llevando un molde de ladrillo sobre su cuello.
Como se esperaba, los judíos llegaron con todas sus fuerzas. Aún más, ellos quisieron mostrarse como fieles ciudadanos egipcios: los judíos trabajaban demasiado duro, hacían horas extras, sobrepasaban la cantidad máxima de producción, etc.
Entonces el Faraón hizo su movida. Él anunció que para los judíos, el trabajo ya no era voluntario. Desde ese momento cada judío estaba esclavizado, y se esperaba de él que produzca en abundancia. De hecho, los egipcios tenían registrado y sabían exactamente cuánto podía producir cada judío - trabajando horas extras! Eso se transformó en la nueva cantidad máxima de producción. En sus esfuerzos para ser aceptados por los egipcios, los judíos habían sellado su propio destino.
La Torá dice: "Los egipcios esclavizaron a los judíos "befárej" (1:14). "Fárej" es usualmente traducido como "dureza demoledora", pero leyendo esas mismas letras con otra vocalización se puede leer "beféraj", y "befé raj" significa con "boca suave". Los judíos fueron dulcemente engatusados.
¿En Dónde Estamos Nosotros Hoy?
Hace más de cien años, un poeta filósofo judío "iluminista" con el nombre de Iehuda Leib Gordon reprendió a sus oyentes con una frase que se convirtió en el lema de la mayoría del comportamiento judío en esa era: Iehudí beveteja, adam betzeteja - "sé judío en tu casa y una persona común afuera". En otras palabras, mantiene tu judaísmo y sus prácticas como un asunto privado y cuando te relaciones con el resto del mundo, abandona tu identidad judía en una esquina. O escóndela.
Muchos siguieron el consejo de Gordon, y las señales externas y los símbolos del judaísmo - la kipá, los tzitzit, los tefilín, las bendiciones y la kashrut - por nombrar sólo algunos ejemplos - fueron abandonados en público, mientras que los judíos aspiraban imitar y emular a sus vecinos gentiles.
Eventualmente esta negligencia pública de la vida judía se dispersó dentro del área privada también, y pronto el lema fue cambiado: "No seas judío ni en tu casa ni afuera".
Está pasando otra vez hoy, y las consecuencias son devastadoras. Los jóvenes judíos son apáticos y desinteresados. Pero si tú estás leyendo esto, tú estás entre aquellos que sí se preocupan. Nosotros podemos hacer algo. ¿Cómo? Expresa tu identidad judía regularmente. Comprométete a una educación judía y a una observancia judía. Enciende las velas de shabat, di el Shemá. Escucha cassettes de Torá mientras viajas, o comienza un grupo de estudio en la oficina, en la hora del almuerzo. Enseña a tus hijos (o a los hijos de tus vecinos). O incluso haz ese tan anhelado viaje a Israel.
No lo dudes. El judaísmo no es todo o nada. Las opciones son interminables. La experiencia te transformará. La recompensa es eterna.
Shabat Shalom!!!