"Captando el Mensaje Fuerte y Claro"
Éxodo 18 - 20
En la parashá de esta semana, tres millones de judíos se juntaron al pie del monte Sinai y personalmente vieron a D'os entregando la Torá. Más allá de lo que tú puedas recordar de la escuela judía, déjame que te asegure que el monte Sinai es el evento central de la historia judía!
Es por eso sorprendente que el nombre de esta parashá sea "Itró". ¿Quién fue este hombre?
La parashá comienza: "Itró, el sacerdote de Midián, el suegro de Moshé, escuchó todo lo que D'os hizo por Moshé e Israel…" (18:1).
Itró escuchó sobre los increíbles eventos del éxodo y se unió al pueblo judío. Rashí pregunta: "¿Qué fue específicamente lo que Itró escuchó? Él escuchó sobre la apertura del mar de los Juncos y sobre la guerra con Amalek".
Pero en realidad todo el mundo escuchó sobre estas dos cosas! Entonces, ¿por qué la Torá recalca que Itró escuchó?
La respuesta es que Itró era un buscador de la verdad. Él había viajado por todos lados, probando todo tipo de camino espiritual, y rechazando uno a uno por la falsedad que en ellos había. Él era honesto consigo mismo y estaba comprometido a la verdad. ¿Hubieron otros que escucharon sobre el éxodo? Por supuesto! Pero sólo Itró estuvo abierto a escuchar el mensaje. Fue este acto de grandeza lo que provocó que Itró forme parte del pueblo judío - y es por eso que la parashá de los Diez Mandamientos lleva su nombre!
¿Conocimiento o Fe?
Ciertamente los Diez Mandamientos son la parte más famosa de la Torá. Ahora bien, ¿cuál es el primer Mandamiento?
"Yo soy D'os".
¿Qué clase de Mandamiento es éste? Esto no es una orden - es una declaración!
Explican nuestros Sabios: Esta es la mitzvá de saber que hay un D'os.
Pero, ¿para quién es esta mitzvá? Si es para las personas que ya creen en D'os, ellos no necesitan que se les diga, y si es para las personas que no creen en D'os, a ellos no les importa lo que la Torá dice!
La respuesta es la siguiente: la Torá no dice "Cree" en D'os. Ni tampoco dice intuir, sentir, asumir, suponer, esperar o aspirar que hay un D'os. Sino que la Torá nos ordena "saber" que hay un D'os!
La sociedad occidental generalmente asocia la religión con la "fe ciega". Pero la Torá nos ordena usar la razón y la lógica para comprobar la existencia de D'os. Este entendimiento intelectual es crucial; sentimientos solamente pueden engañar. En el rezo "Aleinu", nosotros decimos "entenderás hoy y la pondrás hoy en tu corazón". El entendimiento racional viene primero; sólo luego nosotros nos conectamos emocionalmente. "Debes saber que hay un D'os" es el primer mandamiento - la idea más importante del Judaísmo.
¿Cómo uno puede llegar a este conocimiento? Una sola palabra: Objetividad. La Mishná (Avot 1:8) nos dice: "No seas un abogado". Un abogado a veces puede exponer su posición sin importar su validez o verdad. Un juez, por el otro lado, pesa cada lado cuidadosamente. Cuando se considera una pregunta tan profunda como la existencia de D'os, nosotros debemos ser un juez imparcial!
La Torá sugiere 3 herramientas para lograr esta objetividad…
Herramienta #1 - Escucha lo que otros dicen
Bet Hilel y Bet Shamai son dos famosos disputantes en la literatura Talmúdica. Ellos discutían sobre casi todo y veían el mundo desde perspectivas casi opuestas. (Por ejemplo: Bet Hilel dice que debemos encender una vela de Januká la primer noche, e ir agregando una vela cada noche subsecuentemente. Bet Shamai, por el otro lado, dice que hay que encender 8 velas la primer noche e ir decreciendo una vela cada noche).
La ley judía, interesantemente, sigue a Bet Hilel. Y el Talmud explica por qué la bat kol (voz celestial) dijo seguir la opinión de Bet Hilel: en cualquier desacuerdo, Bet Shamai siempre exponía su propia opinión. Mientras que, Bet Hilel siempre exponía primero la opinión de Bet Shamai y luego exponía su propia opinión. De esta manera, Bet Hilel demostraba que él no estaba interesado en tener la razón, sino en buscar la verdad. Es por eso que la ley judía sigue a Bet Hilel.
Nosotros vemos esta dinámica en nuestra relaciones interpersonales también. Todos nosotros conocimos a alguien que obstinadamente defendió una ridícula posición, para evitar admitir que se equivocó. (La ironía es que finalmente hay mucha más vergüenza en persistir obstinadamente que en admitir la verdad).
Para evadir esta trampa, nosotros podemos entrenarnos a nosotros mismos a tomar las ideas de las otras personas seriamente. La regla cardinal es: estar concentrado y tranquilo. Comunicarse y discutir, en lugar de gritar y proclamar. Si la ansiedad de necesitar tener la razón es tu preocupación primordial, te estancarás en una posición. Estando a la defensiva, interrumpiendo y respondiendo insolentemente perderás la batalla. Hilel (e Itró), por otro lado, estaba dispuesto a escuchar la opinión de otro, subyugar su ego y reconocer una verdad que no era la suya.
Esto es particularmente importante en el matrimonio. Cada cónyuge aporta a la relación diferentes puntos de vista y fuerzas. La forma en la que diferimos no es una amenaza; es nuestra oportunidad para crecer. Si D'os hubiese querido que estemos libres de la necesidad de uno por el otro, Él nos hubiese separado. El matrimonio es una unidad, y cuando nosotros nos concentramos en nuestras metas en común, comenzamos a ver la vida en términos de "nosotros", en lugar del estrecho "tu y yo".
Esto también es verdad en un nivel nacional. Hoy, existe un amplio golfo entre los diferentes grupos judíos. A veces, parece que la brecha es imposible de cerrar. Pero de hecho, hay más cosas en las que estamos de acuerdo de lo que nosotros pensamos. Todos estamos de acuerdo en que hay necesidad de tolerancia, confianza mutua, respeto y entendimiento. Nosotros debemos encontrar esas áreas de acuerdo y usarlas como una base para construir nuestra relación.
Herramienta #2 - Busca amigos que te desafían
El Talmud cuenta la historia de Rabí Iojanán, un gran estudioso que tenía un compañero de estudios llamado Resh Lakish. Estos dos hombres estudiaron juntos por muchos años, hasta que un día Resh Lakish se enfermó y falleció. Rabí Iojanán estaba totalmente deprimido. Una vez, sus alumnos lo vieron caminando por la calle y le preguntaron: "¿Qué le pasa?" Él les dijo: "Mi compañero de estudios falleció y ahora me quedé sin nadie". Ellos le dijeron: "No se preocupe Rabí, nosotros nos encargaremos de este asunto". Entonces ellos fueron a buscar y encontraron a un hombre joven muy brillante para que estudie con Rabí Iojanán.
Dos semanas más tarde, Rabí Iojanán estaba caminando por la calle, totalmente deprimido. Sus alumnos le preguntaron: "Rabí, ¿qué ha pasado? ¿Por qué está tan triste? Nosotros le hemos enviado el compañero de estudios más brillante. ¿Cuál es el problema?".
Él les dijo: "Mi nuevo compañero de estudio es tan brillante que para todo lo que yo digo él me trae 24 pruebas para demostrar que tengo razón. Pero cuando yo estudiaba con Resh Lakish, él me traía 24 pruebas para demostrar que yo estaba equivocado. Y eso es lo que extraño. Yo no quiero alguien que siempre va a estar de acuerdo conmigo; yo quiero un compañero que desafíe mi posición. De esta manera llegaremos a la verdad juntos!".
Un buen desafío - es para lo que los amigos están? SI!! Los Sabios dicen: "es mejor la crítica de un amigo que el beso de un enemigo". Tu amigo te remarcará si tienes espinaca entre los dientes, pero tu enemigo sonreirá y te dirá que te queda muy bien! La Torá habla de dikduk javerim, lo que significa literalmente la meticulosidad de los amigos. Con esta actitud, yo veo a otros no como mis adversarios sino como un buen contrapeso a mis perspectivas. Al escoger mis amigos, yo quiero a alguien que me desafíe para que yo mejore en la vida, y no para que mejore en la cancha de tenis.
Herramienta #3 - No tengas miedo de preguntar
Una historia más:
Hace 100 años atrás en Europa, había un hombre millonario llamado Rab Eisel Jarif de Slonim. Su hija estaba lista para casarse, entonces Rab Eisel buscó el mejor hombre para ella. En aquellos días, "el mejor j" era el mejor estudiante de Ieshivá. Rab Eisel viajó a la ciudad de Volozhin, en la cual estaba la famosa ieshivá bajo la dirección del Netziv (se cuenta que durante los años que el Netziv fue Rosh Ieshivá pasaron por allí como 10000 alumnos). Cuando Rab Eisel llegó, entró al lugar de estudio, golpeó fuerte sobre la mesa y anunció: "Yo tengo una pregunta muy difícil sobre un pasaje del Talmud. Quien me dé la respuesta correcta se casará con mi hija".
Poco después de la declaración, se formó una fila muy larga de alumnos que querían tener la oportunidad de responder a la pregunta. Uno por uno pasaron y ninguno contestó la respuesta correcta. Esto siguió así por varios días. Algunos estudiantes incluso se pararon en la fila 2, 3 y 4 veces. Pero aún así nadie respondió correctamente. Cuando ya los alumnos no encontraron más posibles respuestas, Rab Eisel empacó sus cosas y emprendió la partida.
Cuando estaba llegando al límite de la ciudad, escuchó una voz que gritaba detrás de él: "Rab Eisel, Rab Eisel!". Él se dio vuelta y vio a un joven estudiante de la ieshivá que corría en dirección a él. El estudiante le explicó: "Rav Eisel, yo sé que no pude cumplir con la condición para el matrimonio, pero sólo por mí, ¿usted podría decirme cuál es la respuesta correcta?".
"Ah!" - gritó Rab Eisel - "Tú serás mi yerno!".
En nuestras vidas, la búsqueda de la verdad a veces puede ser muy difícil si nosotros no tenemos la valentía de preguntar. Buscar la ayuda del otro es admitir que yo no tengo todas las respuestas. Puede ser que a veces tengamos que preguntar una pregunta incómoda, o que humildemente admitamos que no sabemos, o arriesgarnos a aparentar ser ignorantes. Pero todo esto es ínfimo cuando lo comparamos a una vida de perpetua falsedad. El estudiante de ieshivá demostró valentía; esa es la marca registrada de la honestidad intelectual.
La Experiencia del Sinai
Cuando el pueblo judío estaba parado frente al Sinai, ellos incondicionalmente aceptaron cumplir los 613 preceptos. Para aquellos que recién comienzan, 613 suena como una horrible carga… incluso exagerada! Si sólo hubiese una sola y poderosa idea que podamos tomar, alguna que sintetice a todo el resto!. Rabenu Bejaié explica que mientras que la Torá contiene 613 mitzvot, todo está finalmente contenido en el primer mandamiento: "Yo soy D'os". Todo se resume en esta única oración. ¿Por qué? Porque es alrededor de este punto que todo lo otro gira. Una vez que nosotros "sabemos que hay un D'os", el resto fluye desde allí - porque nosotros lo reconocemos como un sistema holístico unificado. ¿Qué fue exactamente el encuentro en el Monte Sinai? El Talmud dice: Todo judío experimentó la voz de D'os. Una voz tan poderosa que el pueblo no sólo escuchó, sino que vio "el sonido de la ondas" surgiendo de la boca de D'os. Este fenómeno fisiológico es llamado "sinestesia", en el cual todos los sentidos son intensificados y unidos.
La tradición judía nos dice que cada una de las almas judías - pasadas, presentes y futuras - estuvieron en el monte Sinai aquel día. Cuando la Voz atravesó los 7 Cielos, la Torá fue tallada en las tablas de piedra… pero primero fue tallada en el corazón de cada judío. La Voz habló y nosotros escuchamos.
En el Shema Israel nosotros comenzamos diciendo la palabra Shemá - escucha. Cuidadosamente y tranquilamente nosotros escuchamos. Así como escuchó Itró.
El Sefat Emet dice que para recibir la Torá, uno debe desear la verdad. ¿Nosotros realmente deseamos obtener claridad en la vida? Sé un buscador de la verdad. Escucha cuidadosamente. Pues la mitzvá de "Saber que hay un D'os" nos invita a redescubrir la verdad.
Shabat Shalom