Rabino Richard Kaufmann
Reflexiones

Parashát Beshaláj-21

"Y dijo el Faraón a los hijos de Israel: confundidos están en la tierra, pues se cerró sobre ellos el desierto" (Shmot 14, 3). Para aquel que vive solamente bajo las leyes del mundo natural, muchas situaciones pueden parecer totalmente pérdidas y sin ning&uac
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"Y dijo el Faraón a los hijos de Israel: confundidos están en la tierra, pues se cerró sobre ellos el desierto" (Shmot 14, 3).

Para aquel que vive solamente bajo las leyes del mundo natural, muchas situaciones pueden parecer totalmente pérdidas y sin ningún tipo de salida!

Pero para aquel que sabe y entiende que Hashem existe, sabe y entiende que todo está en realidad regido por la dimensión espiritual!

Y por más que una situación parezca totalmente perdida, Hashem tiene muchas formas de abrir alternativas paralelas, haciendo lo que a priori parecería imposible!

Y esto fue exactamente lo que paso con el pueblo de Israel: estaban supuestamente acorralados por el desierto, con los egipcios y el desierto atrás y el mar adelante, hasta que Hashem hizo lo que parecía imposible, abriendo el mar y salvando al pueblo de Israel.

Y no sólo esto, sino que los Egipcios que se jactaban que el pueblo de Israel quedó sin salida, ellos fueron los que finalmente quedaron sin salida dentro del mar, ahogándose en sus profundidades ...
 


"Hashem peleará para ustedes, y ustedes permanecerán en silencio" (Shmot 14, 14).

Es decir, así como hay momentos en los cuales la persona debe de actuar y hacer su parte, hay momentos en los cuales la persona debe de abstenerse de hacer nada, confiando plenamente en la ayuda y la salvación de Hashem.

Y no sólo eso, sino que si uno todo el tiempo hace, pensando que todo depende únicamente de uno, muchas veces no deja el "espacio" necesario para permitir que Hashem aparezca y se manifieste!

Y si bien no tenemos una regla de fuego aplicable a todos los casos, ni tampoco la "varita mágica" para saber cuándo activar nuestro esfuerzo y cuando dejar a Hashem hacer, es recomendable que cuando sentimos que hicimos nuestra parte, dejemos un tiempo para ver como Hashem hace que las cosas se desarrollan, dejando con ello en evidencia de manera práctica, que confiamos en la ayuda del Cielo y en la bendición que proviene de Hashem!

Y quizás ese es el punto del equilibrio entre hacer nuestra parte como si todo dependiese de nosotros, y rezar como si todo dependiese únicamente de Hashem, dejando espacios para que Hashem se manifieste, completando nuestros esfuerzos y permitiendo dejar en evidencia, cómo Él escucha nuestros rezos!


"Y le dijo Hashem a Moshé: ¿qué me clamas?, habla a los hijos de Israel y que se pongan en marcha" (Shmot 14, 15).

Así como en el versículo anterior le dijo Moshé al pueblo de Israel, que ellos van a permanecer callados y Hashem iba a pelear por ellos, en éste versículo Hashem le dice a Moshé, que no era el momento para clamar y rezar, sino para decirle al pueblo de Israel que se ponga en marcha.

Es decir, así como hay un momento para reflexionar y esperar la salvación de Hashem, en el momento en que ella aparece, hay que hacer lo que está en manos de uno para "subirse al tren" y salvarse!

Y en éste sentido, cuando dejemos un "espacio" para ver cómo se manifiesta la ayuda de Hashem, es fundamental estar atentos para cuando ella aparece, para continuar haciendo lo que está de nuestra parte, ayudando a la "ayuda" a podernos ayudar ...
 


"Y midieron con el ómer y nada le sobró al que había recogido mucho y nada le faltó al que había recogido poco, cada cual obtuvo lo que necesitaba para comer" (Shmot 16, 18).

Varios fueron los milagros en relación al maná que caía del Cielo, y que alimentó al pueblo judío en el desierto durante 40 años.

En primer lugar, que cayó del Cielo, 6 días por semana, en forma fija, durante cuarenta años.

En segundo lugar, que caía en cantidades inmensas, para alimentar con él a todo el pueblo de Israel.

En tercer lugar, que el viernes caía doble porción, para que alcance también para el viernes y también para el sábado, día en el cual no se debía recoger ni cocinar.

En cuarto lugar, que era un alimento que era completamente absorbido por el cuerpo, sin dejar residuos.

En quinto lugar, el maná tomaba el gusto del alimento que la persona pensaba, diciéndoles los ricos a los pobres, que tipo de gustos pedir, para que les sea más agradable a sus paladares.

En sexto lugar, tal como lo menciona el versículo aquí citado, por más que uno tomaba mucho para sí y otro tomaba poco para sí, al que tomaba mucho nunca le sobraba, alcanzándole justo para poder saciarse, y al que tomaba poco no le faltaba, no quedándose jamás con hambre, sintiéndo que le faltase!

Y si bien el capitalismo es un gran motor para el desarrollo de la economía, debemos de procurar que quien tome mucho no tome de tal modo que haga que al otro le falte, y que si así lo hace, se asegure que quien sólo pudo tomar poco, tenga todas sus necesidades digna y generosamente satisfechas!

Y sin lugar a dudas, esta es una bendición inmensa en la vida, saber tomar lo justo y necesario, sintiéndonos felices y satisfechos con la porción que recibimos, enfocándonos más en la dimensión del ser y del hacer y menos en la dimensión del acumular y del tener!

Y aún así, con todo lo impresionante de éste milagro, el maná cayó del Cielo sólo durante el tiempo que permaneció el pueblo de Israel en el desierto; y una vez que entraron en la tierra de Israel, tuvieron el mérito de comer un alimento más elevado aún que el propio maná que caía del Cielo: los frutos que crecieron desde la santidad de nuestra amada y añorada tierra!

 

 



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