Rab Ari Kahn
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Parashat Ki Tavo

"Los primeros frutos: un tiempo de alegría" La parashá de esta semana comienza con la continuación del tema hablado en la parashá de la semana pasada - ir a la guerra.  Aprendimos que antes de la batalla, un cohén hablaba a los soldados, y pe
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"Los primeros frutos: un tiempo de alegría"

La parashá de esta semana comienza con la continuación del tema hablado en la parashá de la semana pasada - ir a la guerra.  Aprendimos que antes de la batalla, un cohén hablaba a los soldados, y pedía que los reclutos inapropiados vuelvan a la seguridad de sus casas.  En esta parashá se nos dice:

"Cuando salgas a la guerra, en contra de tus adversarios, y lo entregue D'os en tu mano, y capturares un cautivo.  Y veas entre los cautivos una mujer bonita, y la deseares, la podrás tomar para ti por esposa.  Pero la traerás a tu hogar; rasurará su cabeza y dejará crecer sus uñas.  Se quitará el ropaje de cautiva, y permanecerá en tu casa y llorará a su padre y a su madre por un mes.  Después de esto podrás desposarla; y será para ti por esposa.  Y si no la desearás a ella, la liberarás de acuerdo con su voluntad, pero no podrás venderla por dinero; ni comerciarás con ella ya que la has vejado" (21:10-14).

La ley es tanto sorprendente como perpleja; ¿cómo es que la Torá permite esta clase de comportamiento?  Más adelante en la parashá, un número de casos son presentados, los cuales nos dan una visión de los altos niveles de moralidad que la Torá espera del hombre:

"No habrás de ver al buey de tu hermano o a su cordero extraviados ocultándote de ellos; los devolverás a tu hermano.  Pero si tu hermano no estará cerca de ti, o no lo conocieres; habrás de tomarlos hasta tu casa y estarán contigo hasta que los requiera tu hermano, y se los devolverás.  Y así harás con su asno; y así harás con su vestimenta, y así harás con todo objeto que a tu hermano se le haya perdido y tú lo hallares.  No deberás ocultarte.  No verás el asno que es de tu hermano, o su buey, caídos en el camino ocultándote de ellos; lo ayudarás a levantarlo" (22:1-4).

"Si apareciere un nido de pájaros ante ti, en el camino, en cualquier árbol, o sobre la tierra - pichones o huevos - y la madre yace sobre los pichones o sobre los huevos, no tomarás a la madre junto con sus hijos.  Liberarás a la madre y a sus hijos podrás tomar para ti; para que sea el bien para ti y prolongues tus días" (22:6-7).

¿Cómo es que el mismo sistema , el cual aparentemente se preocupa con los sentimientos de la madre paloma, el cual intenta sensibilizar al hombre hasta el nivel más exaltado, es insensible a los sentimientos de la mujer cautiva, tomada de su pueblo en la guerra?

De alguna manera, la pregunta se dificulta cuando consultamos un pasaje del Talmud, el cual intenta explicar la propiedad de este comportamiento:

"Nuestros Rabinos enseñaron: …'bonita' - la Torá sólo da una concesión al Impulso del Mal: es mejor para Israel comer la carne de [animales] que están por morir pero [ritualmente] matados, que carne de animales muertos" (Talmud Kidushin 22a).

Nosotros vemos que el Talmud desaprueba, de alguna manera, este tipo de comportamiento; el tomar esta cautiva de guerra es considerado erróneo y la ley de la Torá representa sólo una concesión a la naturaleza humana.  El combatiente en el campo de batalla, pasa por sentimientos que nunca ha pasado antes.  La terrible experiencia de tomar otras vidas humanas deja al soldado con sentimientos tan ambivalentes sobre el valor del amor, la dignidad y la vida misma, que él siente que él debe conquistar a esta mujer cautiva en ese mismo momento.  La Torá en ningún lugar condena el comportamiento; de hecho, basados en el contexto, los Rabinos sintieron que un mensaje negativo fue comunicado por el texto de esta ley:

"Otro comentario: Ben Azai dice: 'Los preceptos provocan preceptos y las transgresiones provocan transgresiones.  ¿Cómo es esto?  Como está escrito: 'Cuando salgas a la guerra… Y veas entre los cautivos una mujer bonita…'.  Dijo D'os: 'A pesar de que Yo la he permitido para ti, de todas maneras Yo te ordeno que ella 'rasurará su cabeza y dejará crecer sus uñas' para que ella no encuentre gracia a tus ojos y tu la liberes.  Pero si tu no harás esto, el texto continúa: 'Si un hombre tendrá un hijo rebelde y obstinado…' (vers. 14) y el resultado será: 'Y si un hombre cometerá un pecado que merece la muerte…' (vers. 22).  Entonces tú ves que una transgresión provoca otra transgresión" (Midrash Rabá 6:4).

Al enmarcar este comportamiento como "una concesión", la Torá está de acuerdo que fundamentalmente es erróneo, y mientras que la Torá ciertamente no alienta este comportamiento, tampoco legisla en contra de él.  Tanto la Torá como sus leyes intentan llevar al hombre hasta su máximo nivel espiritual.  ¿Por qué en este específico tema, encontramos una concesión al impulso del mal?  ¿Por qué no está permitido comer "porcino" una vez por mes como "concesión"?  Aún más, si esta mujer es una víctima accidental de esta concesión, ¿cómo podemos ignorar su sufrimiento?

Uno puede decir que a pesar de la permisión de la Torá, esto es meramente una táctica para calmar a la persona en medio de su pasión.  Psicológicamente, la estrategia es maravillosa.  Este hombre quiere a esta mujer y él la quiere ahora.  La Torá dice: "Ningún problema, pero hay una condición - ella se convertirá en tu esposa con todos los debidos privilegios de ese estatus".  Quizás, esto ayudará a derrotar a la pasión momentánea, la cual es en verdad un lapso moral.  En un nivel psicológico más profundo, podemos decir que esta "permisión" es meramente una táctica psicológica empleada con la esperanza de manipular la pasión interna.  Encontramos esta idea en la discusión del Talmud respecto del cohen que trae el chivo expiatorio en Iom Kipur al desierto.  Al cohén que servía en esta misión Divina le fue permitido comer, y le es ofrecido comida en varios intervalos:

"Y en cada cabaña ellos le dirán a él: aquí hay comida y agua.  El Taná enseñó: nunca alguien [que llevó al chivo expiatorio al desierto] encontró necesario usar esto, pero [la razón de esta provisión era porque] tú no puedes comparar a alguien que tiene pan en su canasta con alguien que no lo tiene" (Iomá 67a).

La conclusión del Talmud es que la misma permisión de la comida es lo que da al cohén la fuerza de rechazarla.  Una fortaleza moral emerge de la concesión.  Quizás esto es el significado de las palabras "kenegued ietzer hará", lo que se traduce literalmente como "en contra del impulso del mal", y no como traducimos arriba, como una "concesión" al impulso del mal.  Mientras que esta explicación ciertamente nos da una visión de la dinámica psicológica, la pregunta propuesta antes sobre el sufrimiento de la mujer cautiva continúa.  Más aún, un entendimiento más profundo de todo el escenario presentará más dificultades: la sección de la mujer cautiva se aplica sólo a batallas no obligatorias, pero en casos de Miljemet Mitzvá - batallas obligatorias - esta ley no existe.  Rashí comenta en el primer versículo de la parashá:

"Cuando salgas a la guerra en contra de tus enemigos": el versículo se refiere a una batalla opcional.

En referencia a batallas opcionales, se nos dice que no se espera de todo hombre que cumple con los requisitos para salir a la guerra, que participe de ella.  En la parashá de la última semana vimos una lista completa de aquellos que se los envía a casa, entre ellos los que tienen miedo.

"Y hablarán los oficiales al pueblo diciendo: ¿Quién es el hombre que ha construido una casa sin inaugurarla?  Que vaya y vuelva a su casa, por si muere en la batalla y otro hombre la inaugurará.  ¿Y quién es el hombre que ha plantado una vid y no la ha comido?  Que vaya y regrese a su casa; por si muere en la batalla y otro hombre comerá de ella.  ¿Y quién es el hombre que se ha comprometido con una mujer y no la ha desposado?  Que vaya y regrese a su casa, por si muere en la batalla y otro hombre la desposará.  Y seguirán los oficiales hablando al pueblo y dirán: ¿Quién es el hombre que teme y su corazón se quiebra?  Que vaya y regrese a su casa, para que no desmorone el corazón de sus hermanos al igual que el suyo" (20:5-8)

La Mishná presenta varias opiniones respecto de la fuente del miedo de esta persona:

"'Y seguirán los oficiales hablando al pueblo…'.  Rabí Akivá dice: 'que teme y su corazón se quiebra' - literalmente, que no puede estar en las filas de la gy ver una espada desenvainada.  Rabí Iosí Hagalilí dice: 'que teme y su corazón se quiebra' - hace referencia a quien teme de los pecados que tiene en su mano, es por eso que la Torá le buscó motivos para que vuelva.  Rabí Iosí dice: 'un sumo sacerdote que se casó con una viuda, un sacerdote común que se casó con una divorciada o una jalutzá, un israelita que se casó con una mamzeret o una netiná, una israelita que se casó con un mamzer o un natín, a eso se refiere 'que teme y su corazón se quiebra'…" (Mishná Sotá 44a).

El Talmud explica la diferencia entre las opiniones de Rabí Iosí y Rabí Iosí Hagalilí de la siguiente manera:

"¿Qué diferencia hay entre Rabí Iosí y Rabí Iosí Hagalilí?  La diferencia entre ellos es la transgresión de una ordenanza Rabínica.  Con quién la siguiente enseñanza está de acuerdo: aquel que interrumpe hablando entre el tefilín de la mano y el de la cabeza ha cometido una transgresión y por ende retorna a su casa de la guerra.  ¿Con quién está de acuerdo?  Con Rabí Iosí Hagalilí" (Sotá 44b).

La transgresión parece menor.  Si incluso tales individuos no participaban en la batalla, aquellos que quedaban en el frente y realmente iban a la batalla estaban en un nivel más alto, en un  nivel espiritual más exaltado.  Y esta es la persona de la cual tememos de que su Impulso del Mal lo domine!  La declaración del Talmud, la cual pide un nivel moral tan alto de los soldados, merece una lectura más cercana.  El punto del pasaje es ilustrar una violación de una ley rabínica, pero ¿por qué fue elegido este ejemplo en particular por sobre todos los otros?  De hecho, ¿por qué es necesaria una ilustración de este punto, si la forma abstracta - "aquel que viola una ley rabínica" - es tan clara?

El individuo que habla entre el momento que se pone el tefilín en el brazo y el tefilín en la cabeza, esencialmente crea una separación entre las dos cosas que deben estar unificadas: el brazo, simbolizando la fuerza física y la cabeza, simbolizando el intelecto.  Para salir a la batalla se requiere mérito personal, pero más importante que eso es el requerimiento de una visión unificada del mundo.  La persona que separa los dos aspectos de la naturaleza humana, y ve su fuerza y mente trabajando hacia metas independientes, no puede ser un soldado de este ejército.  Lo que estaba buscando Rabí Iosí Hagalilí eran soldados que poseían un carácter filosófico-moral muy específico.

Si este es el caso, nosotros debemos estar más que un poco sorprendidos de que cualquier concesión al impulso del mal era necesaria para esa persona; adicionalmente, nuestra pregunta respecto del sufrimiento de la cautiva queda sin respuesta.  Una tercera pregunta circunda la enseñanza citada arriba, la cual marca una línea desde la relación de esta mujer y hombre hasta el hijo rebelde que resultará de esta unión.  Si semejante causa y efecto eran visibles, ¿por qué la Torá condona la unión?

La asociación con el hijo rebelde puede ser la clave a un entendimiento más profundo de la enseñanza respecto de la mujer cautiva.  Se nos enseña que un hijo rebelde debe ser ejecutado, no por lo que ha hecho sino por lo que hará.

"Mishná: Un hijo obstinado y rebelde es juzgado por su futuro destino: que muera inocente y que no muera culpable" (Sanhedrín 71b).

"Mishná: [el ladrón] que viene en forma oculta es juzgado por su futuro destino" (Sanhedrín 72a).

"Mishná: lo siguiente debe ser salvado [de pecar] incluso al costo de sus vidas: aquel que persigue a su prójimo para matarlo" (Sanhedrín 73a).

Estas tres leyes, de las cuales el hijo rebelde es el arquetipo, tienen un argumento moral en común: se tiene que considerar el resultado, y tomar acción con los ojos puestos en el futuro.  Si esto es así, nuestro problema está resuelto.  Se nos enseña que tomar una mujer cautiva nos puede llevar a tener un hijo rebelde.  Esta idea es lógica; tomar una mujer con valores extraños a nosotros y llevarla a nuestra casa ciertamente tiene un efecto adverso.  El hijo de tal mujer será criado por una mujer que está adherida a un sistema de creencia radicalmente diferente.  La rebeldía del hijo en contra del judaísmo es entendible, predecible.  Este niño fue creciendo con un intelecto discordante, puesto que le fue enseñado diferentes ideas de su madre y de su padre.  Es fácil ver cómo tal educación producirá un niño confundido, que sufre de angustia espiritual.

Por supuesto que hay una segunda posibilidad.  ¿Qué pasaría si esta mujer rechaza su pasado pagano, y acepta al judaísmo?  La Torá ordena que a ella se le otorguen 30 días en función de separarse de su padre y madre, como está explicado en el Talmud:

"Rabí Akivá dijo: 'Su padre y su madre' se refiere a la idolatría" (Ievamot 48b).

Esta mujer recibe un "curso" de judaísmo.  Durante los 30 días prescriptos ella tiene que separarse de su pasado idólatra.  Otra vez, este "experimento" puede llegar a concretarse con éxito, y la Torá permite esa posibilidad.

Rab Eljanán Wasserman, en su libro Kovetz Maamarim (pag.11), hace una intrigante pregunta la cual está relacionada a nuestro tema: ¿Cómo es que la Torá pretende que un niño de 13 años o una niña de 12 años sean capaces de creer en D'os o conocerLo, cuando algunos de los filósofos más grandes del mundo, quienes poseen mentes entrenadas, han fracasado terriblemente en la búsqueda de la verdad intelectual?  Rab Eljanán responde en forma simple, que el conocimiento de D'os no es tan difícil como pensamos: si no fuese por el impulso del mal, toda la humanidad podría claramente ver y entender la verdad.  No es la creencia en D'os en sí misma lo que es difícil para las personas.  Sino que las implicaciones de esa creencia es lo difícil.  Si las ramificaciones de la creencia fueran removidas o desconectadas de la creencia misma, la creencia sería verdaderamente alcanzada por todos aquellos que buscan la verdad, incluso una niña de 12 años.

La mujer cautiva fue educada en el mundo pagano, un mundo lleno de superstición y temores, un mundo en el cual se "sirve" al poder.  Cuando esta mujer ve que los soldados de su pueblo son exterminados y sus dioses quedaron impotentes, un increíble descubrimiento ocurre en su vida: el mundo pagano es falso.  Entonces ella estará abierta a aprender sobre la idea judía de D'os.  Si esto ocurre, esta mujer puede convertirse en una gran creyente, una reacción que frecuentemente ocurre con aquellos que cambian de sistema de creencia.

Ahora podemos ver esta creación de la ley como un antídoto para el impulso del mal de una manera distinta: está estructurado desarraigar al impulso del mal tanto en el conquistador como en la conquistada, el "marido" y la "mujer"!  Si la mujer cautiva pasa por esta metamorfosis, podemos decir que la lógica es la misma que en el caso del hijo rebelde.  Esperamos ver el futuro, anticipando los resultados antes de poner los eslabones de eventos en acción.  Indiscutiblemente, la que apoye más fuertemente tal cosa será la mujer cambiada, que ya no será una víctima, sino una nueva persona que ha emergido del oscuro mundo pagano.  En el caso de que resulte un hijo rebelde, nosotros sabemos que el experimento fracasó y no necesitamos esperar más para tomar acción.

Esta idea puede estar implicada en el Zohar:

"'Una hermosa mujer' - una hermosa alma" (Zohar Jadash Ki Tetzé).

La mujer que exitosamente hace la transición posee un alma hermosa, pero necesita ayuda en función de liberarse a sí misma de las cadenas psicológicas del paganismo. Ahora podemos entender por qué sólo el individuo con una visión del mundo completa, puede ir a la  batalla.  Cuando él ve a esta hermosa mujer, él ve un alma hermosa.  La pregunta debe ser hecha: ¿Es su impulso del mal o su impulso del bien el que la considera bella?  La persona completa ve a su exterior hermoso, pero sabe que es el alma la cual es realmente importante.  Sin embargo, él puede desviarse a causa de su propia tendencia a no distinguir entre lo físico y lo espiritual; él puede realmente ser culpable de la autodecepción, surgiendo así la posibilidad de un hijo rebelde.

El Or Hajaim Hakadosh explica esta idea de la mujer cautiva de la siguiente manera

"La fundación de esta idea y elsecreto místico es el siguiente: Nuestros Sabios enseñaron que por virtud del pecado de Adam, algunas almas preciosas fueron capturadas por el "otro lado" y estas son las almas de los conversos.  Ve y mira, grandes personas han surgido de otras naciones; Ruth,… Shemaiá y Avtalión, Ónkelos y muchos otros" (Or Hajaim 21:11)

De alguna manera, hay una justicia poética en sus palabras: estas almas fueron capturadas por el "otro lado" [un eufemismo del impulso del mal] como resultado del pecado de Adam.  Ahora, en la batalla, se nos da permiso para recuperar estas almas, en contra del "otro lado", en contra del impulso del mal.  Esta batalla no es simple.  Éxito o fracaso tendrán severas ramificaciones.  Una vida familiar elevada o manos destruidas son puestas en la balanza.  Sólo soldados santos y valientes pueden tomar parte de esta batalla, aquellos sin pecados, íntegros espiritualmente, elevados espiritualmente.

Shabat Shalom

Rav Ari Kahn



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