Rabino Iosef Bitton
Tora y Halajá

Parashat Ki Tisa - El becerro de oro

  En la Parashá de esta semana el pueblo de Israel protagoniza uno de los eventos más estremecedores de su historia.  Me estoy refiriendo a la adoración del becerro de oro. Brevemente, cuando Moshé ascendió al monte Sinaí anunció que volv
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En la Parashá de esta semana el pueblo de Israel protagoniza uno de los eventos más estremecedores de su historia.  Me estoy refiriendo a la adoración del becerro de oro. Brevemente, cuando Moshé ascendió al monte Sinaí anunció que volvería en 40 días. En la víspera del día 40, el pueblo pensó que Moshé ya no iba a regresar (¿quién podría sobrevivir sin agua ni comida por tanto tiempo? pensaron). Para "sustituir" a Moshe, imitando a lo que habían visto por siglos, construyeron un ídolo de oro, un becerro, que era uno de los dioses egipcios.

Esto fue considerado un enorme pecado. El pueblo de Israel había sido testigo sólo unos días antes de la revelación de HaShem en el Monte Sinaí y unas semanas atrás de la apertura del mar rojo, y de las 10 plagas en Egipto.  ¿Cómo pudo ser posible que ahora practicaran la idolatría? Se esperaba mucho más del pueblo elegido...

¿Y cuál fue la reacción de Moshé Rabenu? Moshé llegó con las Tablas de la Ley y cuando encontró al pueblo completamente descontrolado y adorando a un ídolo egipcio,  tiró las Tablas de la Ley y las rompió.    

La verdad es que hay mucho, muchísimo, para analizar de todo lo que ocurrió alrededor de este desafortunado evento.  Pero permítanme concentrarme en un solo punto, algo que parece secundario, pero que tiene una gran enseñanza moral para todos nosotros.

Como sabemos, Moshé recibió una "copia" de las Tablas de la Ley, que depositó en el Arca de la Alianza (Arón haBerit). Mi pregunta es: ¿Qué pasó con las primera Tablas, con los pedacitos de la Tablas rotas?  ¿Alguien se ocupó de estas piedrecitas o las dejaron allí abandonadas en el suelo del desierto?

Nuestros rabinos explican que los restos de las Tablas rotas fueron recogidos por Moshé y depositados en el Arca de la Alianza, junto a las nuevas tablas.  Un famoso rabino del Talmud, Rabbí Yehoshua ben Leví (Tiberias, Siglo III de la era común) derivó de este hecho una maravillosa lección. "Esto no enseña, dijo, que a un anciano que perdió su memoria le debemos el mismo respeto que le otorgábamos cuando se memoria estaba intacta...".  

Imaginemos a un gran estudioso de la Torá, que por años fue honrado con sentarse en la primera fila de la Sinagoga, y por décadas enseñó Torá y cautivó a todos los presentes con sus elocuentes discursos. Pero al llegar a una edad ya avanzada, de a poco fue perdiendo su elocuencia, y su memoria... y por su senilidad (o su Alzheimer) ya no puede hablar, o incluso razonar, como antes. Ahora bien ¿Qué honor le debemos en su estado actual, por ejemplo, dónde lo hacemos sentar, una vez que ha perdido su memoria ? Y al respuesta inequívoca de Rabbi Yehoshua ben Leví es: en el mismo lugar que antes.  Este hombre sabio, se compara a las Tablas de la Ley que ya no están completas o intactas. Al igual que las Tablas rotas, ya sin contenido, este sabio ha perdido su sabiduría, su memoria está fragmentada, lamentablemente destruida.  No obstante, de la misma manera que las Tablas rotas fueron depositadas en el mismo lugar de honor que las nuevas tablas, a este hombre, le debemos el mismo lugar de honor que antes,  cuando su memoria y su mente estaban intactas.

Este es una hermosa lección de respeto y honor al prójimo que aprendemos de un detalle, aparentemente superfluo de la Torá.  
Quisiera agregar otro mensaje que aprendemos del hecho que las tablas rotas no fueron descartadas ni enterradas sino atesoradas junto a las nuevas tablas.

Quizás la razón original por la cual las tablas rotas no fueron descartadas fue para que el pueblo judío nunca olvidara el gran pecado que cometió. Y así, las futuras generaciones recuerden que tienen que evitar repetir errores y aprender de las malas experiencias.   

Todos sufrimos malas experiencias, errores que por diferentes motivos cometemos. Y lo que aprendimos de esas experiencias negativas no debemos enterrarlo sino atesorarlo. Primero, para que al llevar con nosotros esas malas experiencias no las volvamos a repetir. Y también porque muchas veces esas experiencias negativas las podemos transformar en lecciones, no sólo para nosotros mismos, sino también para nuestros amigos, y para otros que lo necesitan.

Tengo un muy buen ejemplo. Los rabinos tratamos de ayudar a los miembros de nuestra comunidad. Muchas veces me ha tocado asistir a personas que estaban destruyendo sus vidas por culpa del alcohol.  Por lo general, se resistían a recibir ayuda profesional, y desde mi lugar, traté de ayudar en todo lo que pude... pero confieso que a veces mi ayuda no era suficiente.  Pero tengo un amigo, llamémoslo SHIMON, que siempre se ofreció a  colaborar en estos casos, y su ayuda, sin excepciones, resultó ser muy, pero muy efectiva. SHIMON no es un psicólogo profesional, ni mucho menos. Es un ex adicto al alcohol. Un hombre que llegó hasta lo más bajo, perdió todo y tuvo que empezar de nuevo. Y ahora, totalmente recuperado, decidió atesorar sus "Tablas Rotas", su trágica experiencia, y llevarla con él como un recordatorio permanente de lo que debía evitar, y también decidió usar esa mala experiencia para ayudar a los demás.

Si enterramos nuestras Tablas rotas, podemos estar a un corto paso de romper otra vez las nuevas tablas.  Pero mientras las llevemos con nosotros, nos cuidaremos de no repetir errores y podremos ayudar a quien necesita nuestra guía.  

 

Leilui Nishmat Meir ben Gabriel Tubi ?"?

 

Rabino Yosef Bittón
Sitio web: www.halaja.org



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