Rav Baruj Mbazbaz
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Parashat Koraj

Los Intereses del Hombre Había transcurrido poco tiempo desde que tuvo lugar el episodio de los espías, donde D'os decretó que los judíos deberían deambular por el desierto durante cuarenta años, para que los hombres de esa generación pereciera
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Los Intereses del Hombre

Había transcurrido poco tiempo desde que tuvo lugar el episodio de los espías, donde D'os decretó que los judíos deberían deambular por el desierto durante cuarenta años, para que los hombres de esa generación perecieran allí.

Entonces, Koraj - una persona muy importante y adinerada de la tribu de Levi - decidió enfrentarse a Moshé y a Aharón, tratando de demostrar al pueblo que ellos no eran los elegidos de D'os, sino que el elegido era él.

Koraj quiso avergonzar a Moshé formulándole toda clase de preguntas cuyas respuestas correctas eran aparentemente absurdas. Una de las preguntas fue: "Una casa que está llena de libros de Torá, ¿necesita tener una mezuzá en la puerta?".

A primera vista, la lógica dice que no haría falta, pues la mezuzá es, de hecho, un pergamino en el cual están escritos dos párrafos extraídos de la Torá, y si una pequeña mezuzá alcanza para cuidar el hogar, ¡con mucha más razón lo hará una biblioteca llena de libros de Torá! Sin embargo, Moshé respondió que a pesar de que la casa esté llena de libros de Torá, la Torá exige que coloquemos una mezuzá en el marco de la puerta.

Otra pregunta que formuló fue: "La Torá pide que en los extremos de las vestimentas la persona haga tzitziot, donde en cada tzizit uno de los hilos debe ser de color azulado. Pero si toda la tela es de color azul, ¿se necesita que también haya un hilo azulado?" Aquí, la lógica nuevamente nos indicaría que la respuesta es que no se necesita, sin embargo, una vez más la respuesta de Moshé fue que la ley no cambiaba por ello.

Koraj utilizó estas dos respuestas de Moshé como argumento para tratar de convencer al pueblo de que todo lo que Moshé decía era producto de su imaginación, y que D'os no le había ordenado nada de lo que él enseñaba.

La parashá nos cuenta que Koraj logró convencer a doscientas cincuenta personas, y cada una de ellas alegaba que era la persona indicada para ser el Cohen Gadol (Sumo Sacerdote) en lugar de Aharón, que había sido nombrado por su hermano Moshé, por orden de D'os.

Al ver que la situación cada vez se complicaba más si no se detenía esa revuelta, Moshé conminó a Koraj y su gente a hacer una prueba para que quede fehacientemente demostrado que D'os es Quien decide quién debe ser el Cohen Gadol.

Sin embargo, la prueba a la cual Moshé los convocó conllevaba también un desafío, ya que a quien D'os elegiría vivirá, pero los demás morirán. Y para que todo el pueblo se convenza completamente de que D'os verdaderamente los había elegido a él y a su hermano Aharón, Moshé agregó que la muerte de los hombres que D'os no elegirá no será una muerte natural.

La prueba consistía en que cada uno de los aspirantes al puesto tenía que traer un incensario y colocar en él un poco de incienso. Este servicio sólo lo podía realizar el Cohen Gadol, por consiguiente, el elegido por D'os quedaría con vida, mas no el resto.

Finalmente, Koraj y sus 250 seguidores fueron matados por D'os a causa de su revuelta en contra de Moshé y de Aharón - y por ende, en contra de D'os - por no haber creído en Sus profetas.

Lo que realmente llama la atención en todo este episodio es qué pensaban Koraj y sus seguidores. ¿Acaso ellos no sabían que solamente podía haber un sólo Cohen Gadol y que ellos eran 250 personas?

La respuesta es que a pesar de que cada una de estas personas sabía claramente que las probabilidades de encontrar la muerte en el intento eran muy grandes, cada uno estaba convencido de que él era el más digno para ese puesto, y que seguramente sería el elegido.

La parashá de Koraj nos enseña hasta qué punto puede caer la persona por no querer ver la verdad.

En muchas ocasiones, la vida nos enfrenta a situaciones donde la verdad es muy clara, pero optamos por no querer verla. Por ejemplo, si le preguntamos a todas las personas que nos rodean si el fumar perjudica la salud, la respuesta será: "Seguro que sí". Entonces, ¿cómo puede ser que hay millones de jóvenes en el mundo que comienzan a fumar cada año? ¿Acaso no están informados acerca de los perjuicios que provoca el cigarrillo?

La mayoría nos dirán: "Es verdad que no es bueno fumar, pero a mí no me pasará nada". En otras palabras: ellos tienen la verdad delante de sus narices, pero cada vez que toman un cigarrillo se escapan de ella.

Otro ejemplo: Todo conductor sabe que cada calle, avenida o ruta tiene un límite de velocidad, y quien lo excede está arriesgando su vida así como la de otros. A pesar de eso, hay una gran cantidad de conductores que no respetan las leyes de tránsito.

Vemos nuevamente que cuando la persona desea conseguir algo es capaz de no ver la verdad, a pesar de que la tiene frente a sus ojos todos los días al mirar en el periódico las fotos de los accidentes de tránsito del día anterior.

Esta fue la equivocación de Koraj y sus seguidores. Cada uno de ellos sabía la verdad, pero estaba tan seguro de que sería el elegido, que ésta quedó totalmente de lado. Nosotros, por el contrario, debemos aprender a considerar la verdad, dejando nuestros intereses de lado.

En la época del profeta Eliahu ocurrió algo parecido. Eliahu Hanavi había sido enfrentado por hombres que decían que ellos eran los verdaderos enviados de D'os, y no él.

Al ver que el pueblo estaba confundido, Eliahu Hanavi les propuso a todos los falsos profetas reunirse en un lugar determinado, y que tanto ellos como él trajeran una ofrenda, ellos a sus dioses y él al D'os Único. La ofrenda que sería consumida por un fuego de los cielos demostraría quién realmente era el verdadero profeta de D'os.

Una vez reunidos, Eliahu preparó un altar donde dispuso su sacrificio a D'os, mientras que aquellos falsos profetas también construyeron su altar y ofrecieron un sacrificio a sus dioses. Entonces, Eliahu Hanavi exclamó: "¡Contéstame D'os! ¡Contéstame!".

¿Por qué Eliahu pidió dos veces que D'os le conteste? Una vez, para pedirle que haga descender un fuego del cielo sobre su sacrificio para que éste sea consumido, y la segunda, para que el pueblo que estaba allí convocado no tenga ninguna excusa para no ver la verdad, alegando que el fuego que descendió sobre su sacrificio fue producto de la brujería, y no de D'os.

La gran enseñanza que podemos extraer de los relatos de Koraj y de Eliahu Hanavi es que debemos aprender a ver la verdad como realmente es, sin desviarnos en pos de deseos e intereses que nuestro corazón pueda llegar a albergar



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