Rab Ari Kahn
En Profundidad

Parashat Lej Leja-3

El Descubrimiento de Abraham Dijo D'os a Abram: "Sal de tu país y de tu lugar natal y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré…". La sección de Lej Lejá comienza con el decreto Divino dirigido hacia Abraham para que deje la casa a la
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El Descubrimiento de Abraham

Dijo D'os a Abram: "Sal de tu país y de tu lugar natal y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré…".

La sección de Lej Lejá comienza con el decreto Divino dirigido hacia Abraham para que deje la casa a la cual se había acostumbrado y se encamine en un destino incierto.  Sin embargo, la Torá no nos dice por qué D'os eligió a Abraham.  ¿Qué tenía de  especial Abraham?  ¿Por qué fue destinado a ser el primer Patriarca, el fundador de una nación? ¿Quién fue Abraham? ¿Cuáles fueron sus logros?  ¿A que se parece su reemprendimiento?  Respecto de todas estas preguntas, la Torá no habla.

Por supuesto, el Midrash hábilmente llena este vacío, relatando las pruebas y tribulaciones de Abraham. Nos dice sobre sus investigaciones solitarias y su eventual descubrimiento.  Aunque no tenemos ninguna duda sobre la veracidad de nuestra tradición oral, si las historias de la juventud de Abraham son tomadas literalmente, ¿por qué la Torá misma no las comparte con nosotros?  ¿Por qué fue dejado para que Nuestros Sabios nos informen sobre el pasado de Abraham?  Aunque estas preguntas pueden ser hechas sobre cualquier sección del Midrash, en este caso la completa falta de explicación sobre el especial estatus de Abraham nos deja con una razón no clara para la revelación de D'os al hombre.  Los Sabios nos cuentan sobre su búsqueda, su rechazo a las ideas aceptadas, su literal y figurativo iconoclasmo, trayendo toda la información y antecedentes necesarios respecto de Abraham.  Pero, ¿por qué encontramos esta información exclusivamente en la Tradición Oral?

Consideremos la imagen de Abraham pintada por Nuestros Sabios.  Abraham nació en un mundo politeísta.  Su padre, de hecho, es descripto como un escultor y proveedor de ídolos.  Cuando se le pide a Abraham que cuide el negocio, él entabla un debate teológico con varios clientes.  

"R. Jiá dijo: Teraj fue un fabricante de ídolos.  Una vez salió y lo dejó a Abraham para que venda en su lugar.  Un hombre vino porque quería comprar un ídolo.  Abraham le preguntó: "¿cuántos años tiene?".  Le contestó: "cincuenta".  "Desgracia para semejante hombre", exclamó, "usted tiene cincuenta años y va a idolatrar a un objeto de un día!".  Al escuchar esto el hombre se avergonzó y partió.  En otra ocasión una mujer vino con un plato lleno de harina y le pidió: "tome esto y ofrézcalo a ellos".  Entonces, él tomó un palo, los rompió y puso el palo en la mano del más grande.  Cuando su padre retornó le preguntó: "¿qué has hecho con ellos?"  Él le dijo: "No puedo ocultártelo".  "Vino una mujer con un plato lleno de harina fina y me pidió que lo ofreciera a ellos.  Uno clamó: 'yo debo comer primero', mientras que otro dijo: 'yo debo comer primero'.  Entonces el más grande se levantó, tomó el palo y los rompió a todos".  "¿Por qué te burlas de mí?", el padre le dijo; "tienen ellos algún conocimiento!". Abraham le respondió: "Que tus oídos escuchen lo que tus labios están diciendo" (Midrash Rabá - Génesis 38:13).

El desafío de Abraham es teológico, el cual indudablemente fue el resultado de muchas horas de un esmerado análisis y un pensamiento crítico.  Se nos dice que Abraham consideró varias formas de culto que se practicaban en su parte del mundo (ver Talmud Shabat 156a) rechazando una tras otra, por medio de un pensamiento crítico.  Abraham usó pura lógica para concluir que el mundo debía tener un comienzo:

¿De quién Abraham aprendió Torá?  Dijo R. Shimón Bar Iojai: "Sus dos riñones se hicieron como cántaros de agua, de donde la Torá fluía (Midrash Rabá 95:3).

Estos oscuros Midrashim describen el desarrollo teológico de Abraham y acentúan que él llegó a su conclusión por sí mismo; no tuvo maestro.  Él razonó que debía haber alguna gran fuerza en este mundo; debía haber una Primera Causa, debía haber un D'os.  Después de romper los ídolos de su padre, Abraham discute con Téraj: "Si tu reconoces que los ídolos no tienen poder para ayudar ni para dañar a otros, ¿cómo puedes basar todos tus sueños, esperanzas y aspiraciones en el poder de estas piedras impotentes?".

Abraham es perseguido por sus creencias.  Nimrod, un malvado tirano, intenta llevar a Abraham hacia el culto de ídolos o de la naturaleza - cualquier cosa hecha de materia.

"Entonces Téraj lo agarró y lo llevó ante Nimrod.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  • "Adoremos al fuego!", propuso Nimrod.  
  • "Mejor adoremos al agua, que extingue al fuego", respondió Abraham.
  • "Entonces adoremos al agua!"  
  • "Adoremos mejor las nubes que traen al agua".  
  • "Entonces adoremos las nubes!"  
  • "Mejor adoremos los vientos que dispersan a las nubes".  
  • "Entonces adoremos al viento!"  
  • "Mejor adoremos a los seres humanos, que resisten al viento!"  
  • "Tú sólo estas jugando y cambiando palabras", él exclamó; "nosotros vamos a adorar sólo al fuego.  Y he aquí, que te arrojaré a él y que tu D'os, el que tú adoras venga y te salve de él" (Midrash Rabá - Génesis 38:13).

Con cada sugerencia, Abraham forzaba a Nimrod a reconocer que el objeto de su adoración podía ser reducido a una forma previa o a algo más poderoso.  En este diálogo podemos discernir la posición filosófica de Abraham: Debe haber una Primera Causa - un D'os.

Eventualmente, Nimrod empuja a Abraham en el fuego, pero Abraham es salvado y sale de la hoguera ileso.  El Midrash es un vívido testamento del heroísmo de Abraham:  Él estaba dispuesto a sacrificar todo por las ideas e ideales en los que creía.  ¿Por qué la Torá omite estas impresionantes historias de búsqueda y descubrimiento religiosos, persecución y heroísmo?  Seguramente, la imagen de Abraham sobrellevando los tormentos de su persecutor hubiese servido como un ejemplo impresionante para futuras generaciones.

Aparentemente, D'os prefirió comenzar la historia de Abraham, con las revelaciones:

"Dijo D'os a Abraham: Sal de tu país, de tu lugar natal y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré…".

El punto a destacar es que para el genio de Abraham, sus decisiones y comportamientos estaban basados en la lógica - maravillosa lógica, convincente lógica, pero, de todas maneras, lógica humana. Hay límites para la mente humana, para el entendimiento humano.  Cuando el hombre analiza el mundo que lo rodea, él está limitado por su subjetividad (ver Kuzarí 4:27).  

¿Sabía Abraham que tenía razón?  Toda la lógica que él podía reunir apuntaba en dirección a la verdad de sus conclusiones.  Pero, ¿él sabía si era correcto?  Por supuesto, él sintió con todo el fervor de su ser que había descubierto la verdad, que había encontrado a D'os.  Pero, ¿podía saber, con una total certeza, que realmente tenía razón?  Abraham estaba tan convencido de los méritos de su argumentación que él estaba, literalmente, preparado a morir por ellos.  Él no estaba satisfecho con simplemente acaparar su nueva "adquisición" para sí mismo; él se esforzaba para enseñar e inspirar a otros a seguir el mismo camino.  Lo que los Rabinos en el Midrash nos muestran, es una imagen de un gigante espiritual que llega a una conclusión basado en una cuidadosa y convincente lógica, de un hombre que es tan intelectualmente honesto que está dispuesto a morir por sus convicciones.

Quizás ahora podemos entender por qué la Torá comienza la historia de Abraham con una Revelación.  La Torá es un documento que describe el pacto entre D'os y Su pueblo, entre el pueblo y su D'os.  Tal compromiso sólo puede estar basado en la Revelación.  La lógica humana tiene sus límites; la Revelación va más allá de la lógica, es metalógica.  La Torá está repleta de mandamientos, pero esos mandamientos pueden existir sólo si hay una orden.  La Revelación es el vehículo mediante el cual D'os nos ordena.

Analicemos:  Cuando Abraham estaba listo para entrar en la hoguera, ¿sabía él que era la manera correcta de comportarse?  Antes de que D'os se revele a Sí mismo, ¿sabía Abraham la respuesta apropiadapara cada situación o sólo usaba su lógica?  Por supuesto, cada una de las decisiones de Abraham era, verdaderamente, correcta.  Abraham era tan sensible espiritualmente que tenía la habilidad de discernir la voluntad de D'os; esta es la razón por la que Nuestros Sabios, en el Midrash, han escrito y preservado las pruebas y tribulaciones de Abraham.  La creencia en el monoteísmo es eminentemente lógica y el comportamiento de Abraham fue heroico.  Sin embargo, en la ausencia de un mandamiento Divino -- de cualquier comunicación Divina -- el comportamiento de Abraham fue un arrojo subjetivo.  Abraham sabía que había un D'os; Abraham tenía razón.  Pero nuestra historia comienza con la Revelación.

Dijo R. Itzjak: Esto puede ser comparado a un hombre que estaba viajando de lugar en lugar cuando vio un edificio en llamas.  "¿Es posible que este edificio no tenga una persona que lo cuide?", se preguntó.  El dueño del edificio miró y dijo: "Yo soy el dueño del edificio".  Similarmente, porque nuestro padre Abraham dijo: "¿Es concebible que el mundo no tenga un conductor?".  El Santo, Bendito es Él, miró y le dijo: "Yo soy el Conductor, el Soberano del Universo"…por eso "Dijo D'os a Abraham: Sal de tu país y de tu lugar natal y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré…" (Midrash Rabá  - Génesis 39:1).   

Abraham cree en D'os -- un D'os que está intrincado en la historia, un D'os que controla el destino de la humanidad.  ¿Qué fue lo que lo llevó a Abraham a su descubrimiento?  Quizás la Torá desea enseñarnos que la creencia en un solo D'os es, finalmente, algo tan simple que cualquiera, incluso un niño de 3 años, puede concebirlo (ver Kotez Mamarim del R. Eljanán Waserman pag. 11-16).  Sin embargo, grandeza espiritual no existe en un vacío.  Los textos Bíblicos hacen una alusión a la fuente de inspiración de Abraham -- no fue otra que la de su pagano padre Téraj.

Hay algo "único" en Téraj.  

"Vivió Najor veintinueve años y engendró a Téraj.  Vivió Najor después de engendrar a Téraj ciento diecinueve años y engendró hijos e hijas. Vivió Téraj setenta años y engendró a Abram, a Najor y a Harán" (11:24-26).

Encontramos que Téraj, hijo de Najor, fue padre de tres hijos: Abram, Najor y Harán.  Téraj fue la primer persona en llamar a su hijo con el nombre del padre.  Todos los días de la juventud de Abraham, cuando miraba a su hermano Najor, recordaba sus raíces y las raíces de su padre.  Quizás, esto fue lo que hizo que Abraham se cuestione sobre el origen de otras cosas. Este acercamiento, llevado a un extremo, eventualmente sacó a Abraham del paganismo y lo incorporó en el monoteísmo.

Si así fue, podemos atribuirle a Téraj la naciente creencia en Un D'os.  A pesar de esto, Téraj no pudo llevar esta idea hasta su culminación.  Aparentemente, Téraj se descarriló en algún lugar del camino.  Otra instancia de este mismo fenómeno la encontramos al final de la parashat Noaj:

"Tomó Téraj a Abram su hijo y a Lot hijo de Harán - su nieto - y a Sarai, su nuera - esposa de Abram, su hijo - y partieron junto a él de Ur de los Caldeos, para encaminarse hacia la tierra de Quenahan; pero vinieron hasta Jarán y se asentaron allí" (11:31).

Téraj iba hacia Quenahan - Israel - pero nunca llegó.  Se asentó en Jarán.  Téraj estaba en su camino; él sabía que tenía que dejar su lugar de origen, su tierra natal, su pueblo.  Él también supo que su destino era Israel pero nunca alcanzó a cumplir su misión.  La Revelación con la que comienza nuestra parashá ordena a Abraham, de alguna manera, a continuar lo que su padre había comenzado pero no tuvo la habilidad de terminar.

"Dijo D'os a Abraham: Sal de tu país, tu lugar natal, de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré…"

Basado en la lógica, Abraham entendió que debía haber algo más allá de la lógica.  Basado en sus observaciones de la naturaleza, Abraham entendió que debía haber algo más allá de la naturaleza.  Abraham buscó esta sabiduría más elevada y difícil de encontrar, y la Revelación de D'os fue su respuesta, confirmando que la lógica de Abraham era correcta.  Las palabras de D'os era lo que Abraham buscaba y aún más.  Tanto el medio como el mensaje fueron la Revelación: el hecho de que D'os se comunicó directamente con el hombre, así como también el contenido de esa comunicación -- un mandamiento directo que formaría el destino personal de Abraham:

Fue en esa tierra que Abraham se acercó a D'os.  Porque está escrito Y SE REVELÓ D'OS A ABRAHAM: allí fue revelado a él lo que anteriormente no pudo encontrar, la fuerza oculta que gobierna en la tierra (de santidad), y es por eso que ERIGIÓ ALLÍ UN ALTAR PARA D'OS, QUE SE LE REVELÓ A ÉL.  Las palabras "que se le reveló a él", que parecen ser superfluas, indican que allí le fue revelado a él, ese "grado" que gobierna sobre la tierra, y que él entró en Él y fue rectificado en Él…De hecho, hubieron dos altares porque allí le fue revelado que D'os es el que gobierna sobre todo, y él conoció la sabiduría más elevada, que no había conocido antes.  Es por eso, que erigió dos altares, uno por el grado (de conocer la dirigencia de D'os) que ya lo conocía, y otro por el nivel que aún estaba oculto.  Esto se puede ver en el texto: primero dice, "erigió allí un altar para D'os, que se le reveló a él", simplemente con una alusión a la sabiduría más elevada. Es así que Abraham continuó de nivel en nivel hasta llegar a alcanzar su propio y legítimo nivel, como está escrito: "Partió Abram, marchando y desplazándose hacia el sur", el sur (ejemplificando la sabiduría) siendo la porción que le correspondía a Abram y allí finalmente se estableció (Zohar, Bereshit, sección 1 pag. 80a).

La última parte de la parashá es igualmente instructiva, porque es allí que se le da a Abraham la orden de la circuncisión:

"Dijo D'os a Abraham: Mas tú, Mi Pacto habrás de observar; tú y tu descendencia en pos de ti, por sus generaciones.  Este es Mi Pacto que observarás, entre Mí y vosotros y entre tu descendencia, en pos de ti: habrá de circuncidarse para vosotros todo hombre.  Habréis de circuncidar la carne de vuestro prepucio y será como signo de Pacto entre Mí y vosotros. Y a la edad de ocho días, habrá de ser circuncidado todo hombre entre vosotros, por vuestras generaciones; tanto el nacido en la casa, así como el adquirido con dinero de todo hombre extranjero, que no es de tu descendencia" (17:9 - 12).

El concepto básico de la circuncisión es que la naturaleza no es perfecta, y que el hombre puede "mejorar" la naturaleza.  La circuncisión declara al hombre que él puede controlar sus necesidades sexuales; en verdad, ese hombre puede ir más allá de la naturaleza.  Este es un concepto que necesita una Revelación.  Es la conclusión lógica, o quizás la conclusión metalógica, que Téraj y su generación no pudieron encontrar.  Similarmente, cuando los judíos estuvieron en el Monte Sinai para forjar su propio Pacto con D'os, otra vez se necesitó una Revelación.  El destino del pueblo judío es tener un lugar de encuentro con D'os, y los judíos serán llamados a trascender lo físico y buscar lo metafísico.  En función de alcanzar esto, ellos tendrán que trascender lo lógico y escuchar las palabras metalógicas de la Revelación.  

Esto nos lleva al punto de partida de Lej Lejá, porque la Revelación de D'os ante Abraham, y los mandamientos que componen esa Revelación, marcan los orígenes del pueblo judío.

Los detalles de la vida de Abraham anteriores a Lej Lejá, son parte de una historia diferente.  Por años, los niños judíos han sido inspirados por el imponente religioso legado que Abraham forjó antes de la Revelación, pero la historia carece del imperativo Divino.  Es una historia que refleja un tiempo y un lugar lejanos, un tiempo prior a la Revelación.  Porque sólo después de la búsqueda solitaria y lógica es que Abraham llegó a darse cuenta que había algo más allá de la naturaleza, y D'os se reveló a Sí mismo y Sus mandamientos a Abraham, y el mundo cambió para siempre.  Los años oscuros llegaron a su fin.  El mundo privado del conocimiento de la Presencia Divina desapareció para siempre, se quebró como los ídolos a los pies de Abraham.

Rav Ari Kahn

 

 

 



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