Adaptación Rav Gabriel Guiber
La Hoja

Parashat Tazría Introspección del Alma

Introspección del Alma (Levítico 12 -13) Algunos años atrás, mientras estaba visitando a mi Rabino en su casa en Jerusalem, un grupo de eruditos entró a consultarle algo.  Parecía ser que en el vecindario de ellos habían ocurrido una seri
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Introspección del Alma (Levítico 12 -13)

Algunos años atrás, mientras estaba visitando a mi Rabino en su casa en Jerusalem, un grupo de eruditos entró a consultarle algo.  Parecía ser que en el vecindario de ellos habían ocurrido una serie de enfermedades serias en los últimos meses y un accidente fatal una semana antes de ese encuentro.  Los líderes del vecindario estaban alarmados por las tragedias que estaban ocurriendo y llegaron hasta el Rabino para preguntarle qué clase de introspección del alma debían hacer.

Esta idea de ver eventos desafortunados como un llamado para examinar las acciones de uno, está profundamente arraigada en la tradición judía.  En estas circunstancias, la persona debe hacer un jeshbón hanefesh - "una examinación de sus acciones" - y afirmar la necesidad de mejorar su comportamiento.  Esto, junto con el rezo, es considerado el sello de distinción respecto de la manera en que los judíos reaccionan ante las situaciones difíciles.

Oh No, No Otra Vez!

Este concepto está aludido en la parashá de la semana, Tazría.

La parashá comienza hablando sobre las leyes referentes a una mujer que ha dado a luz.  Algunas semanas después del feliz evento, ella debe traer ofrendas especiales al Templo Sagrado: un cordero para el "sacrificio olá" y una tórtola para el "sacrificio por el pecado".  El "sacrificio olá" es una expresión de agradecimiento por la bondad del Creador.  Pero ¿por qué debía llevar "un sacrificio por el pecado"?  ¿Qué pecado puede llegar a cometer una mujer al dar a luz?  Después de todo, ¿dar a luz no es una mitzvá?

Los comentaristas ofrecen varias explicaciones.  Una interpretación dice que puesto que dar a luz conlleva un dolor e incomodidad considerable, la mujer puede llegar a declarar que nunca más querrá tener un hijo.  A pesar de que un sentimiento así es entendible bajo esas circunstancias, de todas maneras es algo que está en contra del precepto de D'os de fructificarse y multiplicarse.  (En función de no avergonzar a la mujer que ha dicho esto, la Torá requiere que todas las mujeres traigan el sacrificio al Templo).

Pasado y Futuro

El Rav David Tzvi Hoffman ofrece otra explicación.  Él dice que el hecho de dar a luz a un niño es la experiencia más fantástica e inspiradora.  Pero junto con toda esa majestuosidad, la experiencia también puede despertar sentimientos de humildad en la madre, pues ella puede llegar a sentir que no se merece un milagro como ese, sabiendo que ella ha sido culpable de transgresiones pasadas.  Para reconciliar estos sentimientos, la Torá le pide a ella que traiga al Templo el sacrificio por el pecado.

Otra explicación es sugerida por la misma naturaleza de la experiencia del nacimiento.  En los días en los cuales no contábamos con la medicina moderna, el nacimiento era un evento peligroso.  Al enfrentarse a esta amenaza a su vida, la mujer judía seguía una tradición honorable, haciendo un jeshbón hanefesh sobre sus acciones, reconociendo sus errores pasados y comprometiéndose a nuevas buenas acciones.  Después de afirmar la necesidad de mejorar el comportamiento, era muy apropiado que la Torá le brinde a estas mujeres la oportunidad de traer un sacrificio por el pecado - un testimonio del sincero deseo de cambiar.  Entonces, este sacrificio no era ofrecido solamente por los pecados pasados sino que también demostraba una afirmación del crecimiento futuro, que estaba simbolizado por este enigmático sacrificio.

 



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