Nuestra parashá habla sobre los siguientes temas:
Primera aliá (25:1-16): La orden general de la construcción del Mishkán (Santuario). La orden de la construcción del arca y sus accesorios.
Segunda aliá (25:17-30): La orden de la construcción del kapóret (propiciatorio) y los keruvim. La orden de la construcción de la mesa, sus accesorios y el pan.
Tercera aliá (25:31 - 26:14): La orden de la construcción de la menorá (candelabro) y sus accesorios. La orden de la construcción de los paños de tela del Mishkán.
Cuarta aliá (26:15-30): La orden de la construcción de las tablas del Mishkán y sus accesorios.
Quinta aliá (26:31-37): La orden de la construcción de la parójet (cortina) y otros objetos.
Sexta aliá (27:1-8): La orden de la construcción del altar y sus accesorios.
Séptima aliá (27:9-19): La orden de la construcción del patio del Mishkán.
Comentario de la Parashá
A partir de esta parashá y hasta el final del libro de Shemot - con excepción de algunas partes de parashat Ki Tisá - estudiaremos sobre la construcción del Mishkán (Santuario) y los elementos que estaban dentro de él, que los hijos de Israel construyeron en el desierto. El Mishkán era una especie de Templo - parecido en algunos detalles de su construcción a los Templos de Ierushalaim - que serviría como vínculo directo entre D'os y el pueblo de Israel.
Lo primero que llama la atención al estudiar sobre él, es el hecho de que la Torá se extiende en el relato de su construcción mucho más que lo que suele hacerlo en otros temas de gran importancia también. Entre los muchos ejemplos que se pueden mencionar, está el de la mitzvá de la shejitá (matar de una manera especial al animal que se quiera comer), que en la Torá está dicho sólo a través de contadas palabras. Otro ejemplo lo encontramos respecto de importantes leyes relativas a la pureza e impureza ritual que se aprenden de alguna letra que la Torá escribió especialmente. (Véase nuestro comentario a parashat Jaié Sará cuando citamos el midrash Bereshit Rabá 60:9).
De todo esto surge algo claro: aquí la Torá no está contándonos sobre un edificio construido con costosos materiales, en el que se destacan bonitos detalles arquitectónicos solamente. La idea del Mishkán indudablemente encierra contenidos mucho más profundos y trataremos de ver algunos de ellos (y para una mayor profundización del tema, véanse las palabras del "Séfer Hajinuj", en nuestra parashá).
Dice la Torá al comienzo de nuestra parashá:
"Habló D'os a Moshé diciendo: Habla con los hijos de Israel y que tomen para Mí una ofrenda, de cada persona a quien su corazón lo haga donar, tomarán Mi ofrenda" (25:1-2).
A pesar de la importancia de la mitzvá y de la alegría que lógicamente debería haber sentido Moshé en su corazón, el midrash nos relata otra faceta de la historia:
"Cuando el Santo - Bendito es Él, le habló a Moshé respecto del Mishkán, dijo (Moshé) delante de Él: Señor del Universo: ¿Israel… ellos pueden hacerlo?
Le dijo el Santo - Bendito es Él: Inclusive un sólo hombre de Israel puede hacerlo, como está escrito: '…de cada persona a quien su corazón lo haga donar…' (25:2)" (Shemot Rabá 33:8).
¿Qué es lo que Moshé Rabenu no comprendía? D'os le había ordenado que comience a juntar una terumá (ofrenda), y lo único que quedaba por hacer era cumplir la orden Divina! Trataremos de comprender mejor el midrash citado anteriormente, a través del estudio de otro midrash.
Después de que D'os termina de darle a Moshé la lista de los materiales, Él le informa lo que sucederá después de su finalización:
"Y harán para Mí un Santuario y moraré en ellos" (25:8).
Otra vez podríamos decir sin miedo a equivocarnos, que cuando Moshé escuchó estas palabras se sintió infinitamente feliz, pero veamos lo que nos cuenta el midrash (Pesiktá):
"Tres cosas escuchó Moshé de D'os, y se estremeció y se fue hacia atrás. Cuando le dijo: 'Y harán para Mí un Santuario y moraré en ellos' (25:8), dijo Moshé delante del Santo - Bendito es Él: Señor del Universo: está escrito: 'He aquí que los cielos y los cielos de los cielos no Te pueden contener…' (Melajim I -I Reyes- 8:), ¿y Tú me dices: 'Y harán para Mí un Santuario…'?
Le dijo el Santo - Bendito es Él: Moshé, no es como tú piensas, sino 20 tablas al norte y 20 tablas al sur y 8 al oeste, y Yo descenderé y contraeré Mi Divinidad abajo, como está escrito: "Y Yo me presentaré allí y hablaré contigo…" (25:22)…".
Moshé se asustó. Él no comprendía cómo puede ser que algo material pueda contener al D'os Infinito en su interior. Inclusive todo el mundo no es absolutamente nada comparado con D'os! Entonces, ¿cómo puede D'os decir: "Y harán para Mí un Santuario y moraré en ellos"?
D'os le contestó que a pesar de que él tenía razón en su razonamiento, el hecho de que Él resida en medio del pueblo, no dependía de las personas. D'os no reposaría su Divinidad en el Mishkán porque el lugar era placentero para Él en términos de lugar y espacio. D'os sólo quería que el pueblo de Israel haga un pequeño esfuerzo. Un esfuerzo que era correspondiente pedirles dentro de sus posibilidades. ¿Cuál era ese esfuerzo? 20 tablas al norte, 20 tablas al sur y 8 al oeste.
Ellos debían preparar un lugar apropiado para "hospedar a D'os" y a pesar de que evidentemente en términos reales eso era imposible, ellos no estaban exentos de hacer su parte. D'os "contraería" su Divinidad en este mundo inferior - en un lugar material - y le daría sentido a toda la obra de los hijos de Israel.
Ahora, podremos comprender mejor el midrash citado anteriormente, a la luz de éste último:
"Cuando el Santo - Bendito es Él, le habló a Moshé respecto del Mishkán, dijo (Moshé) delante de Él: Señor del Universo: ¿Israel… ellos pueden hacerlo?
Le dijo el Santo - Bendito es Él: Inclusive un sólo hombre de Israel puede hacerlo, como está escrito: '…de cada persona a quien su corazón lo haga donar…' (25:2)" (Shemot Rabá 33:8).
Aquí también Moshé tenía dudas. D'os había dicho: "Habla con los hijos de Israel y que tomen para Mí una ofrenda…" (25:2), de lo que se entiende que si habría un Mishkán, sería la consecuencia del trabajo de la totalidad del pueblo de Israel ("y que tomen", en plural). Pero sigue el versículo diciendo: "…de cada persona a quien su corazón lo haga donar…", y de estas palabras se entiende que la construcción del Mishkán no dependía de todo el pueblo, sino de algunas personas solamente. De aquellas que querían donar no por la existencia de una orden Divina, sino por su propia voluntad. Pero otra vez dice el versículo: "tomarán Mi ofrenda", en plural, es decir que no dependía de algunos individuos del pueblo, sino del conjunto de esos individuos.
De todo esto podemos aprender que es algo claro que no se le puede imponer a ningún hombre la decisión de querer donar de corazón un lugar dentro de él para albergar a D'os, pero quien desee eximirse del cumplimiento de sus obligaciones con su Creador, no podrá utilizar como excusa el alegato de que D'os le pide a él más de lo que él mismo puede dar, ya que el hecho de que D'os pose Su Divinidad sobre esa persona, en definitiva, no depende del esfuerzo que éste hizo, sino de la misericordia Divina por el hombre. De todas maneras, él no está exento de hacer el máximo esfuerzo dentro de sus posibilidades.