Rav Iehuda Appel
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Parashat Truma-18

La Morada de Di-s en la Tierra Éxodo 25:1 - 27:19     Algunos años atrás, mientras enseñaba ética judía en la Universidad Hebrea de Jerusalem, les di a mis alumnos una actividad difícil: ellos tenían que pasar todo un d&iacut
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La Morada de Di-s en la Tierra
Éxodo 25:1 - 27:19    

Algunos años atrás, mientras enseñaba ética judía en la Universidad Hebrea de Jerusalem, les di a mis alumnos una actividad difícil: ellos tenían que pasar todo un día sin hablar (en el judaísmo clásico esto es llamado "taanit dibur" - literalmente "ayuno del habla"). Durante el día, ellos no podían hablar con nadie a menos que fuese absolutamente necesario.

Cuando los estudiantes contaron sus experiencias, ellos expresaron asombro sobre lo que habían descubierto acerca de sus relaciones interpersonales. Por ejemplo: una mujer llamada Stefani, dijo que había tenido una "conversación" con una amiga durante más de una hora. La amiga, sin saber que Stefani estaba haciendo taanit dibur, habló todo el tiempo. Al final de la "conversación", la amiga le agradeció a Stefani pues había tenido "la mejor conversación de su vida!".

Muchas personas prefieren más escucharse a sí mismas que escuchar a los demás. Sin embargo, el judaísmo nos enseña que escuchar - ir más allá de uno mismo - es más importante que la auto-expresión. Esta es una de las razones por las cuales el estudio de la Torá es superior al rezo. Mientras que el rezo es una expresión de nuestros pensamientos, la Torá es la expresión de los pensamientos del Creador.

En contraste a muchas otras religiones donde la dinámica principal de la experiencia religiosa es el hombre buscando a D'os, en el judaísmo el mayor enfoque es la entrega de la Torá, cuando D'os se hizo conocer al hombre.

Este concepto de D'os "bajando" para estar con el hombre es explorado en la porción semanal de la Torá. Mucho de esta parashá describe al Mishkán, el santuario portátil que contenía el Arca y las Tablas de los Diez Mandamientos. Respecto del Mishkán, D'os le dice a Moshé: "Haz para Mí un tabernáculo y Yo moraré ENTRE ELLOS". D'os no está distante, Él quiere residir entre los israelitas.

La residencia de D'os en el campamento del pueblo de Israel fue manifestada de muchas maneras. Por ejemplo: fue de entre los Kerubim (las figuras de oro que estaban arriba del Arca) que Moshé y Aharón escuchaban la voz del Creador. El Midrash dice que la presencia de D'os que descendió al monte Sinai, luego se contrajo y se movió hacia el Mishkán en donde se posó sobre el Arca. De esta manera, el Mishkán fue una manifestación permanente de la revelación en el Sinai.

Esto es particularmente significativo después del pecado del becerro de oro. Después de ese evento trágico, D'os se apartó del pueblo judío. Sin embargo, Su retorno al Mishkán mostró una reconciliación entre los hijos de Israel y su D'os.

Otro Midrash describe a un rey que amaba mucho a su única hija y nunca quiso separarse de ella. Al dar a su hija en matrimonio, el rey puso una condición: que la joven pareja acepte construir una casa de invitados portátil, para que él pueda viajar con ellos a donde ellos viajen.

El Midrash explica que esta fue la intención que tenía la construcción del Mishkán. Ansioso por mantener una cercanía con Su única hija, la Torá, D'os construyó un Mishkán en el cual Él también podía "residir".

Los matices de este Midrash son muchos, pero un punto esencial es que a través de la Torá, el Creador entregó toda esa sabiduría al pueblo de Israel que era el más preciado para Él.

 



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