Nuestra parashá se extiende en historias sobre sueños, dos situaciones donde Yosef se enfrenta a la realidad de los sueños conforman el eje central de esta sección de la Torá, y representan además el carácter esencial de su personalidad. Al final de nuestra parashá, leemos sobre los sucesos de Yosef en la prisión de Egipto y de la explicación profunda de los sueños de dos de sus compañeros en aquella prisión: el copero y el panadero del faraón:
"Ambos hombres tuvieron un sueño en una misma noche, cada uno soñó además la explicación del sueño del otro, el copero y el panadero del rey de Egipto, quienes estaban prisioneros en aquella cárcel. Cuando vino Yosef por la mañana donde ellos los encontró preocupados, y les preguntó a estos sirvientes del Faraón, que estaban en custodia con él en la prisión de su señor, diciéndoles: por qué el rostro de ustedes ha decaído. Ellos le respondieron: hemos tenido un sueño y no sabemos su explicación, entonces Yosef les replicó: acaso las explicaciones no pertenecen a Dios, cuéntenme su sueño..." (Bereshit 40, 5-8)
Yosef confidencia su capacidad de interpretar sueños con la ayuda de Dios, y esta confidencia es rápidamente reconocida, así cada una de sus explicaciones ocurren finalmente dentro de la corte del Faraón, el copero es devuelto a su posición y el panadero es colgado.
Para entender la capacidad de Yosef de interpretar los sueños del copero y del panadero - y entonces los del Faraón, reflexionemos sobre la primera secuencia de sueños en el principio de nuestra parashá:
"Yosef tuvo un sueño, y cuando él lo dijo a sus hermanos, lo odiaron mucho más. Él les dijo: escuchen este sueño que tuve: estábamos haciendo gavillas en el campo cuando mi gavilla se levantó y estaba repentinamente parada, mientras que sus gavillas recolectadas alrededor se prosternaron delante de la mía.” Sus hermanos le replicaron: ¿Te prepones reinar sobre nosotros? ¿Es tu voluntad gobernarnos realmente? Y lo odiaron mucho más debido a su sueño y por lo que les había contado. Entonces él tuvo otro sueño, y lo relato a sus hermanos y dijo: he aquí he tenido un sueño, en el que el sol, la luna y once estrellas se prosternaban delante de mí. Le contó el sueño a su padre y a sus hermanos, su padre lo reprendió y le dijo: ¿Qué es este sueño que has tenido, acaso yo y tu madre vendremos delante de ti y nos prosternaremos...?"(Bereshit 37,6-10)
Yosef mismo tuvo dos sueños - el sueño de las gavillas y el sueño de las estrellas. Observamos varias diferencias significativas en la reacción de los miembros de su familia a estos sueños. La respuesta a dos preguntas sobre estas reacciones nos ayudará a entender la íntima confianza y capacidad de Yosef como intérprete ideal:
1) ¿Por qué Yosef contó a sus hermanos sobre sus sueños? Él tenía ya una relación tempestuosa con ellos y, seguramente, relatar estos sueños no haría nada para cambiar la tensa situación familiar.
2) Cuando él les relató que había tenido un primer sueño (el sueño de las gavillas) - antes de informarles el contenido, lo odiaron más que antes (37, 5). Después de que él relatara el contenido del sueño, sus hermanos lo acusan de tratar - o, por lo menos intentar - una “toma de posesión” de la familia. Después de que él relatara el segundo sueño (el sueño de las estrellas), no tuvieron ninguna reacción. Podemos observar que el sueño de las estrellas es mucho más impactante que el sueño de las gavillas por dos motivos:
a) No sólo los hermanos se prosternan delante de su gavilla, sino también el sol (su padre) y la luna (su madre, aunque ya había muerto el texto parecer referirse a la sierva Bilhá que lo crió) se prosternan.
b) Diferente del primer sueño, donde las gavillas de los hermanos se prosternan a su gavilla, en el segundo sueño las estrellas, el sol y la luna se prosternan a Yosef mismo. Yosef no es representado por otra entidad.
Sin embargo, los hermanos se mantuvieron silenciosos como respuesta al oír este segundo sueño - aunque lo envidiaron (37, 11). Observamos que él relató este último sueño dos veces, a sus hermanos y, más adelante, a su padre en su presencia. ¿Por qué no reaccionaron al segundo sueño – en alguna de las dos veces?
3) El padre, por otra parte, reaccionó al segundo sueño de la misma manera que la reacción de los hermanos al primer sueño – a pesar que tuvo el mensaje presente; es decir él esperó para ver si sería cumplido este sueño. ¿Por qué Yaakov reprochó simultáneamente a su hijo por este sueño “egocéntrico” - indicando una actitud desdeñosa con respecto al sueño - mientras que esperaba para ver si se cumpliría?
Para poder solucionar nuestras cuestiones debemos entender cual es la definición de la relación especial que existía entre Yaakov y Yosef, según lo que leemos en la Torá Yaakov amaba a Yosef por ser para él "ben zekunim", es decir "hijo de su vejez", nuestros sabios dan varias explicaciones para comprender el significado de esta expresión, según Rambán, la Torá no se refiere a que era el hijo que nació último y por ende el hijo de la vejez del padre, ya que esta categoría la tendría Biniamín, quien nació incluso seis años después de Yosef, sino que era costumbre en aquellos tiempos que un padre anciano tomara a uno de sus hijos y le transmitiera los principios de su doctrina, que fuera en otras palabras como un heredero espiritual. Por lo tanto, la figura de Yosef delante de Yaakov estaba construida sobre una tradición especial que había de ser transmitida con todos los conceptos que el mismo Yaakov había recibido de las generaciones anteriores, este heredero espiritual era considerado por el padre-maestro como su continuador, quien debía seguir con la cadena de enseñanzas y transmitirla al futuro. Como el recipiente más cercano y favorecido de la sabiduría y de la tradición de Yaakov, Yosef entendía que él era destinado a experimentar algunos de los mismos acontecimientos que acontecieron a su padre - y tener una relación similar con Dios. (Véase Rashi en 37,2 - “… todo lo que sucedió a Yaakov [también] sucedió a Yosef…”)
El primer soñador entre nuestros Avot (patriarcas), el único de quien se dice que tuvo un sueño fue Yaakov. Yaakov soñó no una vez, sino dos veces - en su salida de la tierra (Bereshit 28,12-15) y al necesitar irse de la casa de su suegro (31, 10-13). Por lo tanto, como en esos sueños, había un mensaje sobre el futuro del individuo o de su nación, es razonable postular que Yaakov relacionó sus sueños, sus significados y sus resultados con Yosef. Si su hijo preferido, heredero evidente de la tradición, tenía un sueño de índole superior, tuvo Yaakov la razón de creer que si el sueño tenía “mensaje”, debía ser considerado como una profecía y voluntad de Dios – como fueron los propios sueños que él tuvo.
La realidad de la supervisión divina en el mundo nos revelará que estos sueños como los de Yaakov son las indicaciones que esta familia recibirá como medio de comunicación, las indicaciones serán compartidas por padre e hijo de una manera que ate el destino del padre con el del hijo. Así Yaakov y Yosef adquieren en nuestra parashá la función de soñar e interpretar. De la interpretación de Yaakov, Yosef se transforma en un experto confidente de sueños, como consecuencia de esto comienza a deslumbrarse el futuro de la nación, paradójicamente a partir de sueños.