Temas de la Parashá Vayigash
Bereshit (Génesis) 44:18 - 47:27
Nuestra parashá habla sobre los siguientes temas:
Primera aliá (44:18-30)
Iehudá le ruega por Biniamín al virrey.
Segunda aliá (44:31 - 45:7)
Iosef se da a conocer a sus hermanos.
Tercera aliá (45:8-18)
Iosef y el Faraón llaman a Iaacov a Egipto.
Cuarta aliá (45:19-27)
Iaacov se entera de que Iosef aún está con vida en Egipto.
Quinta aliá (45:28 - 46:27)
El descenso de Iaacov y su familia a Egipto.
La familia de Iaacov.
Sexta aliá (46:28 - 47:10)
El reencuentro de Iaacov e Iosef.
La reunión entre Iaacov y el Faraón.
Séptima aliá (47:11-27)
El hambre en la tierra y el gobierno de Iosef.
Resumen de la Parashá
por Rav Yosef Bitton
1. Luego de haberlo acusado (falsamente) de robo, Yosef demanda que Binyamín sea esclavizando. Yehudá, el hermano que le garantizó a su padre Jacob que le traería a su hijo Binyamín sano y salvo, interviene y trata de convencer a Yosef que libere a Binyamín por el gran amor que su padre tiene por él, luego de haber perdido a su hermano mayor (Yosef). Yehudá le explica a Yosef que su padre no podrá sobrevivir otra pérdida, y en caso que Yosef no acceda liberar a Binyamín ofrece que él sea esclavizado en su lugar. Al ver este gesto Yosef se quiebra emocionalmente, pide a los egipcios presentes que abandonen el lugar, llora y revela su identidad a sus hermanos.
2. Viendo la sorpresa, la vergüenza y el pesar de los hermanos por lo que habían hecho con él 20 años antes, los consuela y les dice que todo fue parte de un plan Divino para salvar sus vidas, ya que aún quedan otros cinco años de hambre. Yosef le pide a sus hermanos que regresen a Canaán y traigan a Jacob y a sus familias a Egipto, donde él les proporcionará su sustento y todo lo que necesitan hasta que termine la hambruna. Yosef abraza a sus hermanos y llora con ellos.
3. El Faraón es informado de que la familia de Yosef había llegado y se suma a la invitación para que vengan a Egipto donde les promete darles lo mejor. Los hermanos llegan a Israel y le informan a Jacob que Yosef está vivo y gobierna en Egipto. Al escuchar esto, el espíritu de Jacob revive, luego de haber sufrido un larguísimo duelo por su hijo desaparecido y dado por muerto. Jacob y su familia se dirigen a Egipto. En el camino se detienen en Beer-Sheba y Dios le dice a Jacob que no tenga miedo de ir a Egipto, porque allí se convertirá en una gran nación y que Él los traerá de regreso a Israel. La Torá menciona a los setenta miembros de la familia de Jacob que descendieron a Egipto.
4. Jacob y su familia llegan a Egipto y se dirigen a Goshen. Yosef se traslada allí para recibir a su padre, y lleno de emoción se encuentra con él. Yosef prepara a su familia para reunirse con el Faraón e instruye a sus hermanos para que digan al Faraón que son pastores. El faraón recibe atentamente a los hermanos de Yosef. Luego llevan a Jacob a encontrarse con el Faraón. El monarca egipcio se sorprende de la avanzada edad de Jacob y el patriarca de Israel lo bendice. Yosef se ocupa que nada le falte a su familia.
5. Los ciudadanos egipcios se encuentran en una situación desesperada. Primero pagan con dinero la comida que Yosef les vende. Luego, cuando ya no tienen más dinero y el hambre no cede, pagan con su ganado. Y finalmente, cuando no les queda nada más, venden sus tierras y se ofrecen como esclavos del Faraón a cambio de comida. Mientras tanto, en la tierra de Goshen, la familia de Jacob prospera y se multiplica. .
Comentario de la Parashá
Después de varios shabatot de suspenso, en esta parashá, vemos que el virrey de Egipto después de enfrentarse a los hijos de Iaacov en un tenso encuentro, finalmente da a conocer su verdadera identidad: Iosef estaba frente a sus hermanos hablando del sufrimiento de Iaacov por la pérdida de su hijo Biniamín.
Sin embargo, Iosef - el justo, no guardó rencor hacia ellos sino que de inmediato les dijo que se trasladen junto con todas sus familias y el padre de todos ellos, Iaacov, a la tierra de Egipto. Iosef les ofreció la mejor de las tierras para asentarse y también les dijo que él se preocuparía por todo su bienestar.
Iaacov no lo dudó. Inmediatamente preparó sus valijas y se encaminó rumbo a Egipto, rumbo a su amado hijo Iosef.
"Viajó Israel con todo lo que tenía y llegó a Beer Sheva, y ofreció sacrificios para el D'os de su padre Itzjak" (46:1).
Pero a pesar de toda la euforia que podía sentir Iaacov en su corazón por haberse enterado después de veintidós años, de que su hijo Iosef vivía y además era - después del Faraón - el segundo hombre en importancia en toda la tierra de Egipto, lo invadió un profundo temor. Una especie de angustia que arrolla con todo lo bueno que puede encontrar un hombre en su camino.
Esto lo aprendemos de la misma Torá ya que D'os se le reveló a Iaacov diciéndole:
"Dijo D'os a Israel en visiones nocturnas, dijo: 'Iaacov, Iaacov'; y dijo: 'Aquí estoy'. Dijo: 'Yo soy el D'os, el D'os de tu padre, no temas descender a Egipto pues en un pueblo grande te convertiré allí. Yo descenderé contigo a Egipto y Yo también te haré ascender, e Iosef pondrá su mano sobre tus ojos'" (46:2-4).
¿Por qué Iaacov tendría temor de descender a Egipto? Resulta bastante difícil comprender sus sentimientos si tomamos en consideración que él sólo deseaba morar temporariamente allí, y además estaría cerca de Iosef y éste le proveería de todas sus necesidades.
Rabí Meir Simjá Cohén (1843 - 1926) en su libro "Méshej Jojmá", comenta que respecto de Abraham y de Itzjak no encontramos que la Torá dice que D'os habló con ellos de la manera que habló con Iaacov, pero respecto de Iaacov sí encontramos esto en dos oportunidades: aquí, en nuestra parashá, y al comienzo de parashat Vaietzé. ¿A qué se debe esto? Dice nuestro autor que se debe al hecho de que en estas dos ocasiones, Iaacov estaba próximo a salir de la tierra de Israel.
Es por eso que D'os se le reveló por la noche, para mostrarle que también durante la noche, es decir en la oscuridad del exilio, D'os acompaña al pueblo de Israel, así como dijeron Nuestros Sabios:
"Rabí Shimón Ben Iojái dice: Ven y mira cuán queridos son los hijos de Israel para el Santo - bendito es Él, que a todo lugar que fueron exiliados la Divinidad estuvo con ellos. Cuando fueron exiliados a Egipto la Divinidad estuvo con ellos…, cuando fueron exiliados a Babilonia la Divinidad estuvo con ellos…" (Meguilá 29a).
Como es sabido, Abraham instituyó el rezo de la mañana, Itzjak el de la tarde e Iaacov el de la noche, y estos tres rezos diarios están relacionados con los sacrificios. El rezo matutino llamado shajarit tiene relación con el sacrificio que se ofrecía por las mañanas y el rezo de la tarde llamado minjá tiene relación con el sacrificio que se ofrecía antes del anochecer. Además, por cuanto que algunas partes del animal sacrificado durante el día podían ser colocadas sobre el altar para ser consumidas por el fuego, tanto durante el día como durante la noche, el rezo de la noche llamado arvit fue instituido.
Nuestros Sabios nos enseñaron que la Presencia Divina no reposa sobre las personas que residen fuera de la tierra de Israel, a menos que haya comenzado su profecía en la tierra de Israel, como fue el caso del profeta Iejezkel (Ezequiel), como dijo el Talmud (al final del tratado de Moed Katán).
Y esto explica por qué el final del servicio a D'os de cada día en el Templo de Jerusalem puede ser hecho durante la noche, puesto que lo principal del sacrificio ya fue hecho durante el transcurso del día.
Y es por eso que está escrito: "Te contestará D'os en día de desgracia, te elevará el Nombre del D'os de Iaacov" (Tehilim -Salmos- 20:2), pues en épocas que los hijos de Israel estén angustiados y en la oscuridad de la noche a causa de sus enemigos y del exilio, los elevará el D'os de Iaacov, que se le reveló a él por la noche.
De todo esto podemos obtener una gran enseñanza: cuando los hijos de Israel se aferran a la tradición correcta y se encaminan por la senda de las enseñanzas de sus patriarcas, entonces el pueblo judío se convierte en el pueblo poderoso y ancestral al que se le reveló la Divinidad cuando el Templo de Jerusalem estaba construido, y entonces, es cuando D'os está con ellos inclusive fuera de la tierra de Israel, también por la noche.
Pero si ellos se olvidarán del pacto de los patriarcas sin encaminarse por sus sendas, ellos se quedarán solos, y cuando ellos están solos la Divinidad no los acompaña fuera de la tierra de Israel, alejándose de ellos. Por ende, quedarán desamparados y pasarán a ser presa fácil de sus enemigos, pues ellos no se consideran un pueblo ancestral que ya vio que la palabra de D'os estuvo con él, sino una nación nueva sobre la cual la Presencia Divina no puede reposar, porque nunca reposó sobre ella en la tierra de Israel.