Cada Rosh Jodesh contiene el potencial de todo el próximo mes. Sin embargo, Rosh Jodesh Kislev es diferente.
No sólo contiene la energía de Janucá, sino que Janucá en realidad “comienza” en Rosh Jodesh Kislev.
Janucá se extiende durante todo el mes porque es como un Yom Tov “que continua y se va aumentando”. Se aumenta un poco en el aceite que prendemos durante los ocho días añadiendo una vela mas cada noche, y así esta festividad se extiende hasta el principio del mes de Tevet.
No tenemos que esperar hasta el día 25 del mes para disfrutar de los regalos de Janucá. Aprovechamos la riqueza de Janucá ya desde el primer día. La fiesta comienza a principios del mes, porque es cuando empieza la historia de Janucá. Durante los primeros veinticuatro días de Kislev, los Jashmonaim lucharon contra los Yevanim.
Un pequeño grupo luchaba contra un ejército muy poderoso, Hashem estaba obrando milagros en su nombre. Pero no milagros abiertos. Uno podría haber atribuido sus victorias a la fiereza o a la suerte, si hubieran elegido ser ciegos. Pero finalmente, lograron abrirse paso.
El día veinticinco, ocurrieron milagros evidentemente sobrenaturales. Los veinticuatro días de lucha y el día veinticinco de su victoria representan dos formas en que unificamos a Hashem: Yijuda Ilaa, la unificación superior, y Yijuda Tataa, la unificación inferior.
La unificación superior, es el Shemá, que tiene 25 letras. Allí declaramos que Hashem es obvio que es absolutamente UNO, no hay nada más que El.
Los Jashmonaim lograron este yjud superior cuando hicieron descender el milagro obviamente sobrenatural del aceite que ardió durante los ocho días. La unificación inferior, la logra el Baruj Shem, que tiene 24 letras.
Cuando tenía seis años, el Rebe Israel de Ruzhin le preguntó a un tzadik: “Cuando decimos Shemá, declaramos que Hashem es uno, que no hay nada más. Luego decimos Veahavta et HaShem Elokeja… amarás a Hashem tu Dios’. ¿Cómo podemos amar a Hashem después de haber declarado que Él es uno? Si Él es uno, no existimos.
Y ¡Para amar tenemos que existir!” El tzadik le respondió: 'Por eso decimos 'Bendito sea el nombre del honor de Su realeza para siempre'. La creación se llama 'nombre', 'honor' y 'bondad' de Hashem. Al declarar que el 'nombre del honor' de Su bondad' es bendito, afirmamos que Hashem nos da existencia a las creaciones para que podamos amarlo'.
Con Baruch Shem, declaramos que incluso la separación de la creación es meramente 'el nombre del honor de Su realeza', una expresión de Su voluntad. En los primeros 24 días de Kislev, los Jashmonaim declararon la unidad de Hashem dentro de Yijuda Tetah, la separación de la naturaleza, las veinticuatro letras de Baruj Shem.
[1] El día 25, llegan a Yijuda Ilaa, declarando la unidad absoluta de Hashem. Comenzando desde Baruj Shem y subiendo hasta el Shemá Israel. Todo Kislev es un largo Keriat Shemá.[2] Por lo tanto, Kislev fortalece enérgicamente la emuná—la fé.
[1] Cuando venga Mashíaj, se agregará una letra a Baruj Shem: una vav al principio. Esta Vav vinculará las dos Ijuda—unificaciones , la de arriba con la de abajo como una letra vav, que significa “y”, que es una letra de enlace.
También elevará y completará la unidad de arriba haciéndola igual a la unicidad de abajo Esto significa que será simplemente obvio para todos, que Hashem está tan presente y es UNO, dentro de la separación de la creación como lo está arriba. Todo el trabajo de un judío aquí en la tierra es trabajar para agregar la vav a Baruj Shem, para revelar a Hashem aquí en la tierra, vinculando así los mundos inferiores con los superiores, la creación con el creador.
A través de sus mesirat nefesh—entrega total del alma, los Jashmonaim agregaron mucho mas esta letra vav.
[2] Como se explica, las velas de Janucá son únicas porque se colocan en el dominio del mal. Este dominio recibe su existencia de Baruj Shem, que declara que Hashem da existencia a los dominios inferiores, incluso a los sheidim y mazikim, los demonios y espíritus malignos. Al declarar la unidad del ????? ?????, las velas de Janucá iluminan la verdad de la unidad absoluta de Hashem en un dominio donde Hashem, al darnos existencia, parece oculto.