Rabino Iosef Bitton
Shavuot

SHABUOT: ¿qué celebramos?

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Próximamente celebraremos Shabuot, la fiesta de la entrega de la Torá.

Este año cae Shavuot el día Martes 11 de Junio a la caída del sol y concluye el Miercoles 12 de Junio a la salida de las estrellas.

En la diáspora se festejan 2 días de Shavuot, concluyendo el día Jueves 13 de Junio a la salida de las estrellas.

En un día como hoy, hace de 3500 atrás, el pueblo de Israel se congregó en el desierto de Sinai y comenzó a preparase para el evento más importante de su historia: la celebración de un pacto, una alianza con Dios.

A los eventos que tuvieron lugar en el desierto, frente al Monte Monte Sinaí, se los conoce en hebreo como “ma’amad har sinai”, la revelación de Dios al pueblo judío en Sinai.

Lo que allí sucedió se lo puede describir en tres actos.

 1. HaShem nos ofreció ser su pueblo elegido, comprometemos a un pacto con Él, y nosotros aceptamos. Dios por su parte se comprometió a tomarnos como su pueblo protegido, ‘am segulá (ver más adelante) .
 2. Dios nos entregó la Torá, el «documento» que contiene las pautas y condiciones de la alianza entre Dios e Israel.
 3. El pueblo judío aceptó regirse por las leyes de la Torá. La Torá se transformó desde ese entonces en nuestra ley fundamental: nuestra «Constitución».

Este pacto entre Dios y un pueblo es único en la historia de la humanidad y se describe en detalle en el capitulo 20 y en el capítulo 24 del libro Shemot (Éxodo).
Veamos ahora lo que ocurrió, un poco más detalladamente.

 

LA PROPOSICION
El primer día del mes de Siván Moshé ascendió al monte Sinai y recibió allí el mensaje Divino que decía: (Exodo 19:3-6): «Así hablarás a la casa de Ya’aqob, y le dirás a los hijos de Israel. Ustedes habéis visto lo que hice a los egipcios [las diez plagas, etc] , y [también habéis visto] cómo los conduje a ustedes [protegiéndolos] como el águila [que lleva a sus polluelos] sobre sus alas, y los he traído hacia Mí. Y ahora, si obedecen Mi voz y [están dispuestos] a cumplir Mi pacto, se convertirán en una posesión preciada para Mí entre todas las naciones, un pueblo especial. [Yo puedo elegirlos entre todos los pueblos], ya que toda la tierra me pertenece. Ustedes serán para Mí un reino de sacerdotes y una nación consagrada [para servirme].”

Dios propuso al pueblo de Israel establecer un pacto con Él. Nos ofreció ser una nación de sacerdotes (cohanim), esto es, un pueblo consagrado a Dios. Esto es, manteniéndonos cerca de Dios, aprendiendo y enseñando acerca de Su existencia y Su voluntad, y acercando a otras personas a Dios. La condición de ser «sacerdote» implica el privilegio de la cercanía de Dios y la atención Divina, pero más que nada implica un enorme número de obligaciones y preceptos. Una exigencia superior en cuanto a lo moral.

 

EL COMPROMISO
Luego, Moshé descendió del monte Sinaí y presentó al pueblo de Israel los términos del pacto. El pueblo escuchó la propuesta y aceptó celebrar el pacto con HaShem, y transformarse en «una nación a Su servicio» respondiendo a una voz: (Exodo 19:8) ”Estamos dispuestos a hacer todo lo que HaShem ha dicho.” Esta NO fue la aceptación final del Pacto, sino la aceptación de celebrar un pacto. Es exactamente como «el compromiso» en el marco de un casamiento. En el compromiso novio y novia aceptan seguir adelante y en un futuro mediato, casarse. El pueblo de Israel declarará dos veces más su aceptación del pacto. La segunda vez fue luego de escuchar los 10 mandamientos y los Mishpatim, y la tercera vez, la definitiva, fue cuando el pueblo respondió con la famosa frase: “Todo lo que Dios ha dicho, haremos y escucharemos”. Recién en ese momento, formalmente, comenzó «el casamiento», nuestra alianza con Dios.

LA PREPARACION PARA EL GRAN DIA
Una vez que el pueblo de Israel expresó su compromiso preliminar, HaShem anunció que se revelaría ante todo el pueblo en el plazo de tres días, esto es Shabu’ot. Dios le dijo a Moshé (Exodo 19:10-12): “Ve y consagra al pueblo hoy y mañana. Diles que se purifiquen, que laven sus ropas y que se preparen para el tercer día, porque en ese día Yo descenderé sobre el monte Sinaí a la vista de todo el pueblo”. De acuerdo a nuestros Sabios la purificación y lavado de las ropas que menciona aquí la Torá se refiere a la inmersión de todo el cuerpo en un Mikvé, el baño ritual judío. Los hijos de Israel se purificaron durante tres días (3, 4 y 5 de Siván) y se dispusieron así a entrar en un Pacto con Dios.


¿Qué celebramos en Shabuot?
Explicamos previamente  que el judaísmo, la relación entre Dios y el pueblo de Israel, se define a sí mismo como un «pacto» o alianza (berit) entre Dios y el pueblo judío. Ayer comenzamos a explorar los detalles de este pacto.

LOS TERMINOS DEL PACTO
Dios ofrece tomar al pueblo de Israel como SU pueblo. Esto significa que Él supervisará de manera directa al pueblo de Israel, no permitirá que el pueblo de Israel desaparezca, y nunca cancelará o modificará este pacto, ni la condición de Israel como pueblo elegido. Israel, por su parte, se compromete a regirse por la Ley Divina, la Torá, transformándose así en un pueblo de sacerdotes, es decir, individuos consagrados a Dios. El pueblo judío es también un privilegiado y exclusivo testigo de la existencia de Dios, ya que presenció Su Revelación (ma’amad har Sinaí) y por eso debe mantenerse completamente alejado de todas las creencias y prácticas idolatras, cultos a «dioses imaginarios». El individuo judío tiene simultáneamente el derecho y el deber de acceder a Dios, exclusivamente, sin intermediarios.
Los términos de este pacto, que no son pocos, están detallados ampliamente en la Torá, los 5 libros de Moshé, y organizados en 613 preceptos.

Continuaremos ahora con el tema de la historia de este pacto, o Ma’amad Har Sinai «La Revelación de la Voz de Dios en el Monte Sinaí».

LA NOCHE DEL PACTO
La noche del 6 de Siván (entre el 5 y el 6 de Siván) la ceremonia del pacto continuó con la enunciación por parte de Dios de los 10 mandamientos. Este fue el evento más importante de nuestra historia, la única vez que HaShem se reveló a todo un pueblo. Dios comenzó a enunciar directamente, y sin la mediación de Moises, los primeros Mandamientos. La Torá nos cuenta que el pueblo no pudo tolerar (¿físicamente?) el impacto de la revelación divina. Dios no habla con una voz producida por cuerdas vocales. La «voz» Divina es indescriptible y los sentidos de aquellos que la escuchaban se confundían. La Torá expresa esta experiencia meta-sensorial con una frase (¿poética?) única: y todo el pueblo «veía» las voces… . Los Sabios explican que la experiencia fue tan intensa que los allí presentes sintieron que iban a morir. Esta experiencia, dicen, es parte de la memoria genética de los judíos, y ha contribuido a nuestro carácter, nuestros valores y nuestra forma de actuar.

EL PUEBLO LO PIDE
Luego de escuchar el segundo mandamiento el pueblo pide la intermediación de Moshé para transmitir el resto de los Mandamientos.
Esa misma noche luego de escuchar todos estos preceptos (Éxodo 21-23) el pueblo declaró por segunda vez su voluntad de celebrar el pacto y comprometerse a obedecer las leyes que habían sido expuestas hasta ese momento (Exodo 24:3). Así lo describe la Torá: ”Moshé…le transmitió al pueblo todas las palabras de Dios y todas las leyes. Y el pueblo respondió a una sola voz diciendo: Todas lo que HaShem ha dicho lo cumpliremos”. Moshé permaneció despierto durante toda esa noche y escribió lo que Dios le había transmitido en un documento que la Torá llama : sefer haberit, el libro del pacto.

Con esta ceremonia formal se estableció nuestro pacto eterno con Dios.
A partir de este momento el pueblo judío se comprometió voluntariamente, y para siempre, a obedecer la Ley de Dios --la Torá-- y la adoptó como su Constitución Nacional.

¡Esto es lo que celebramos en Shabuot!