Rab. Shraga Simmons
Panorama

Parashat Bamidbar - humildad

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La Humildad y el Monte Sinai

Números 1:1 - 4:20

Se cuenta una historia de la gran ieshivá del siglo XIX en Europa llamada Novardok, donde los estudiantes eran conocidos por su gran humildad.  Para alcanzar estos niveles, ellos se sentaban durante 30 minutos todas las mañanas en el lugar de estudios, meneándose para adelante y para atrás, pronunciando en voz alta: "Yo soy nada, yo soy nada".

Una mañana, un nuevo estudiante llegó a la ieshivá, y al entrar al lugar de estudios, se sorprendió al encontrar a cientos de estudiantes murmurando: "Yo soy nada".  Él revisó el cartel de la entrada para asegurarse de que había llegado al lugar correcto, y luego pensó que quizás tenía que entrar y unirse a ellos.  Encontró un asiento vacío, se sentó y comenzó a balancearse para adelante y para atrás murmurando: "Yo soy nada".  Él realmente se estaba compenetrando en el tema, cuando repentinamente el estudiante sentado a su lado le dijo: "Qué coraje tienes!  Yo estuve aquí un año entero antes de ser nada!".

 

El Monte Humilde

El Midrash dice que cuando D'os se estaba preparando para entregar la Torá, todas las montañas declararon la razón por la cual ellas pensaban que la Torá tenía que ser entregada en ellas.  "Yo soy la montaña más alta", dijo una.  "No" - dijo otra - "yo soy la montaña más empinada y es por eso que la Torá debe ser entregada sobre mí".

Una por una declaró su reclamo.  Pero al final, D'os eligió al Monte Sinai - no porque era el más alto o el más grande (pues no lo es, quien haya estado en el desierto del Sinai lo puede atestiguar), sino porque - dice el Midrash - fue el más humilde.

¿Qué es este concepto de la humildad y qué tiene que ver con la Torá?

Primeramente, clarifiquemos lo que NO es humildad.  Humildad no significa un rechazo a hablar en público o ser confiado.  Humildad no es tener baja autoestima.  La Torá (Números 12:3) se refiere a Moshé como "la persona más humilde que jamás haya existido" - y aún así él agresivamente se enfrentó al Faraón, luchó en la guerra en contra de Amalek, y estuvo dispuesto a reprender al pueblo judío - cuando era necesario.

 

La Definición de la Humildad

La humildad es saber el lugar de uno.  En la parashá de esta semana, la Torá describe el orden de las doce tribus del campamento de Israel.  Después de una larga descripción de quien viajaría primero, y quien viajaría último, la Torá dice: "Y el pueblo judío hizo exactamente lo que se les ordenó" (1:54).

¿Qué cosa tan increíble hicieron al acampar en el lugar en el cual estuvieron asignados a hacerlo?  El Midrash explica que cuando D'os sugirió el orden, Moshé comenzó a quejarse diciendo: "Ahora habrá disputa entre las tribus".  Moshé razonó que una vez que él comience a especificar quién viaja al este y quién viaja al oeste, quién irá al frente y quién atrás, el pueblo comenzará a pelear.  

D'os le dijo a Moshé: Años atrás, en el funeral de Iaacov, sus 12 hijos cargaron el cajón.  La manera en que los hijos se ordenaron alrededor del cajón, es la misma manera en la que las tribus serán ordenadas en el campamento.  De esta manera, todos tendrán en claro su lugar correcto.  Entonces, no te preocupes - dijo D'os a Moshé - porque cuando alguien sabe dónde está su lugar, inevitablemente hay paz y tranquilidad.

Esto se aplica también a nuestra relación con D'os.  Cuánto más alto espiritualmente uno está, más humilde uno es.  Cuánto más cerca de D'os estamos, más realistas acerca de nuestras limitaciones, vulnerabilidad y mortalidad somos.  Nosotros internalizamos la realidad de que la posición de cada ser humano es efímera y sólo D'os es eterno.  A Moshé se lo llamó "el más humilde" porque cuando él estuvo ante D'os, él supo cuál era su lugar.  Cualquier cosa ajena a la humildad provoca que la persona no le dé lugar a D'os para que Él pueda estar allí.  Es por eso que el Talmud compara la arrogancia a la idolatría; ambas desplazan la presencia de D'os.

 

Se Siente en el Aire

En el mundo secular, las más grandes personalidades son generalmente las más arrogantes.  Imagínate la escena: un actor de cine entra a una fiesta - erguido, presuntuoso, glamoroso.  Sus ademanes gritan: "yo soy grandioso y no los necesito a ustedes ni a cualquier otro".  La habitación está en silencio, en señal de reverencia.  El poder del carisma!

El judaísmo dice que eso es realmente un "falso poder".

En nuestras propias vidas, "el sentirse insignificante" es lo que frecuentemente nos mete en problemas.  Cuando se me trata con menos honor del que yo siento que merezco, mi autoestima es golpeada.  Entonces, yo lo compenso diciéndome que soy mucho mejor que eso.  Con mi ego falsamente inflado, mi sentido de la realidad es distorsionado - lo cual me lleva a un nuevo ciclo de desilusiones, resentimientos, stress, enojo y frustración.  Si yo sería más objetivo y realista sobre mi lugar, me ahorraría todo ese sufrimiento.

Porque la verdadera humildad significa vivir con la realidad de que nada importa excepto hacer lo correcto.  La persona humilde no depende de la opinión de los otros.  Porque a veces hacer lo correcto es popular (y consistente con las necesidades del ego), y a veces no lo es.  Pero la persona humilde puede dejar a su ego de lado, si es necesario, en función de hacer lo correcto.

Una persona arrogante, por otro lado, no está interesada en lo que es correcto o erróneo.  Sólo le importa sobre sí mismo y lo bien que le pueden salir las cosas a él.  Él puede parecer estar tranquilo, superficialmente, pero él realmente está manipulando todo a su alrededor para que las cosas encajen justo con sus necesidades.

"Arrogancia" = Yo soy él único que importa.

"Humildad" = Lo que es más grande que yo es lo que importa.

Verdaderamente, es la humildad lo que garantiza el carisma!  La persona humilde tiene la habilidad de elevarse por sobre su narcisismo autocontenido y abrazar a los que están a su alrededor.  Puesto que él conoce su lugar, puede dejar espacio para otros sin tener una crisis de ego.  Él honra a otros y los ayuda a encontrar el lugar de ellos también.

No es eso el verdadero poder del carisma?!

 

¿Hacia Adelante y Hacia Atrás?

La humildad es la habilidad de ser objetivo sobre la posición de uno y de los otros.  Si yo estoy en la posición de liderar, entonces yo debo liderar.  Y si no, yo debo obedecer.  Yo debo saber en dónde estoy parado, y no tomarme libertades que no me corresponden.  Si estoy en presencia de alguien más sabio, debo pensar dos veces antes de hablar.  No hay nada más molesto que un contador en una habitación llena de médicos hablando sobre la medicina.

Rabí Simja Bunim de Pshischa (Europa, siglo XIX)  explicó lo siguiente: Toda persona debe cargar siempre dos pedazos de papel - uno en el bolsillo derecho y otro en el izquierdo.  En un pedazo de papel debe estar escrito la declaración que hace el Talmud: "Todo el mundo fue creado para mí solamente" (Sanhedrín 38a).  En el otro papel deben estar escritas las palabras de Abraham Avinu: "Yo no soy más que polvo y cenizas" (Génesis 18:27).  De esta manera, no nos olvidaremos que hay momentos para ir hacia adelante y otros para ir hacia atrás.

 

El Modelo Moderno de la Humildad

Tomemos por ejemplo al Rav Moshé Feinstein zt"l, el líder de la judeidad americana del siglo XX.  En la introducción del "Igueret Moshé", su monumental compendio de respuestas, Rabí Feinstein escribe:

"Yo hubiese preferido no haber tenido el trabajo de liderar al pueblo judío, pero puesto que este es el papel que D'os eligió para mí, yo lo hago voluntariamente".

Un día en la ieshivá, un visitante levantó el tubo del teléfono público, y una voz en el otro extremo del teléfono pidió hablar con Moshé Feinstein.  El visitante caminó hacia el lugar de estudios y comenzó a gritar: "Moishi!  Teléfono para Moishi!".  Increíblemente, él estaba usando un nombre informal para el gran Rosh Ieshivá!  Rabí Feinstein calmadamente levantó su mano y agradecido aceptó el llamado.

Una vez se le preguntó a la hermana del Rav Feinstein: "¿qué es lo que hace que su hermano sea tan especial?".  Ella respondió: "Lo que hace que mi hermano sea tan especial es que él nunca se mira a sí mismo como alguien especial".

 

En la Práctica

Entonces, ¿cómo alcanzamos la humildad?  La primera cosa que un judío hace al levantarse en la mañana es decir el "Modé Aní": "Yo te agradezco a Ti, Rey viviente que con Tu gracia me has retornado mi alma, es grande mi confianza en Ti".  El primer paso para lograr la humildad es pensar en la relación con D'os.  Nosotros sentimos el "nosotros", más que la energía negativa y autoindulgente.  Amanecemos más relajados, calmados y flexibles.  Y esto afecta también nuestras relaciones interpersonales: negocios, matrimonio, comunidad, etc.

El segundo paso para lograr la humildad lo encontramos en el versículo que abre la parashá de esta semana: "Y D'os habló a Moshé en el desierto del Sinai" (1:1).  Los Sabios preguntan una pregunta fundamental: ¿Por qué la Torá fue dada en el desierto?  Porque el desierto está vacío.  Lo que esto significa es que para adquirir la Torá - para recibir la sabiduría de D'os - debemos primero estar dispuestos a hacernos dentro nuestro un lugar.

El Maharal (Praga, siglo XVI) explica que la única manera de enseñar algo es primero hacer que el alumno pregunte.  Porque una pregunta crea una falta y una necesidad - un espacio en el cual la respuesta pueda entrar y llenar.  Pero sin la pregunta, no hay lugar para la respuesta.

En nuestra preparación para la fiesta de Shavuot y el revivir la experiencia del Sinai, el mensaje para nosotros debe ser conocer nuestro lugar, hacer un poco de espacio, y dejar que la verdad de D'os y Su Torá entren bien profundo.

Shabat Shalom