"Cohanim - Los Sacerdotes"
Números 4:21 - 7:89
Un prominente miembro de una congregación se acercó a su Rabino y le dijo: "Me gustaría ser un Cohen". El Rabino, para no ofender al hombre, respetuosamente se negó.
"Rabino" - dijo el hombre - "si usted me hace cohen yo donaré $25000 a la sinagoga". Pero aún así el Rabino se negó.
"Está bien, donaré $50000!". De todas maneras el Rabino tuvo que negarse.
"Oferta final: $100000. Tome el dinero y hágame un cohen - pues si no me iré de la sinagoga!".
Intrigado, el Rabino le preguntó por qué quería convertirse en un cohen. "Es simple" - dijo el hombre - "mi padre fue un cohen, mi abuelo fue un cohen… yo también quiero ser un cohen!".
En los tiempos del Templo Sagrado, el estatus hereditario era algo que se preservaba muy orgullosamente por los cohanim, las familias sacerdotales. Los cohanim tenían la responsabilidad de conducir el servicio en el Templo de D'os, y actuar como los líderes espirituales del pueblo.
Sin embargo, desde la destrucción del Templo, las oportunidades disponibles para que los cohanim sirvan al pueblo han disminuido considerablemente. De hecho, hoy en día, el único momento que un cohen realmente cumple con su rol es al participar de un pidión habén (el rescate del primogénito), y al recitar las bendiciones de los cohanim, las cuales encontramos en la parashá de esta semana:
"Que D'os te bendiga y te cuide".
"Que D'os haga brillar Su rostro sobre ti y sea bondadoso contigo".
"Que D'os dirija Su rostro hacia ti y te dé paz".
El Or Hajaim explica el primer versículo diciendo que la bendición sea tan grande que necesite un cuidado especial. El segundo versículo es una bendición para que estemos muy cerca de D'os y que seamos insuflados con un deseo de hacer el bien, y el versículo final afirma la esperanza de que todos los impedimentos que nosotros hemos causado en nuestra relación con D'os deben ser dejados a un lado, debiendo buscar la verdadera paz mediante nuestra integridad con D'os.
Hoy, se ha hecho una costumbre que los padres usen estas hermosas palabras para bendecir a sus hijos cada viernes en la noche, en la mesa de shabat.
Quizás, no es coincidencia que el descubrimiento arqueológico más antiguo de un versículo bíblico fueron las palabras de las bendiciones de los cohanim encontradas en un amuleto de 2500 años de antigüedad.
En la práctica, hoy en día, esta bendición es recitada por los cohanim en el servicio matutino diario en Israel, y en la diáspora en las fiestas (los judíos sefaraditas dicen la bendición todos los días incluso en la diáspora).
Sin embargo, la bendición de los cohanim involucra más que el simple pronunciamiento de las palabras. En verdad, en la tradición mística judía, la posición de las manos de los cohanim durante la bendición es tan importante como las palabras mismas. Los dedos de los cohanim están alineados de tal manera que representan el nombre impronunciable de D'os. Más aún, la mano derecha (la cual representa la bondad) tiene que estar un poquito más elevada que la izquierda (que representa el juicio). Todo esto es realizado para hacer que la presencia de D'os descienda sobre la congregación. Sin embargo, el efecto de la bendición no se limita a la congregación. La bendición de los cohanim contiene 60 letras, las cuales representan las 60 decenas de miles (las 600 000 personas) que estuvieron en el monte Sinai para recibir la Torá. Esto corresponde a las 600000 almas básicas que conforman el pueblo judío.
Cuando los cohanim recitan la bendición - con 60 letras - entonces la bendición recae sobre cada judío.