"El Origen, la Meta y el Camino Hacia la Gueula Shlema"
Este Shabat concluimos el libro de Bamidbar (Números), con la lectura de dos Parashiot: Matot y Masei. El libro termina con la Parashá Masei, la cual es un resumen de la marcha del pueblo judío por el desierto a lo largo de cuarenta años, donde la Torá nos relata detalladamente los cuarenta y dos pasos que hicieron en dichos años.
Cabe la pregunta: ¿Cuál es la necesidad de transmitirnos esta información?
Sabemos que la Torá no es un libro de historia nada más, sino que cada historia que menciona es para enseñarnos algo importante y para que aprendamos de ella; entonces ¿Qué podemos aprender de la historia de estos viajes?
Para contestar la pregunta anteriormente señalada, tenemos que analizar la historia de nuestro pueblo, la cual es una de las maravillas más relevantes de la historia de la humanidad.
La supervivencia de un pueblo pequeño y perseguido, un pueblo en el que sus hijos fueron asesinados sobre el altar de "Kidush Ashem" (Santificar el Nombre de D's) y que ha tenido que luchar hasta nuestros días por su derecho de existir, cuando al mismo tiempo otras naciones grandes, fuertes y poderosas desaparecieron como si nunca hubiesen existido, es algo que no tiene una explicación natural.
Han pasado casi dos mil años, desde la destrucción del segundo Templo, y en todo ese tiempo nuestro pueblo ha pasado por pruebas sumamente difíciles, sin embargo, nunca ha perdido la esperanza y la fe. Al contrario! La fe en la Gueulá se está fortaleciendo día a día, como la frase que decimos diariamente entre los trece principios del judaísmo: "Yo creo con fe absoluta en la venida del Mesías y aún cuando se demorase, de todos modos lo esperaré hasta el día que llegue", por lo que ninguna desgracia o sufrimiento es suficiente para impedir nuestra esperanza.
Y nos preguntamos: ¿Cuál es la clave y el secreto que está detrás de esta maravilla? Profundizando en el tema, encontramos que son tres condiciones las que siempre se han cumplido y es por ello que nuestro pueblo ha logrado dicha maravilla.
El primero es nuestro origen, es decir, nuestros patriarcas que pusieron los cimientos del pueblo. Cuando las raíces son fuertes y sagradas, las ramas absorben y se alimentan de ellas, por lo que nos da la fuerza, hasta hoy en día, para seguir adelante.
El tercero es el camino mismo, que se encuentra entre el origen y la meta. Si éste es el de D's y el de la Torá, entonces es a través de él por lo que se conectan el origen y la meta, por lo que nada ni nadie nos pueden interrumpir o desviar del camino recto hacia nuestra dirección. Esta fórmula que nos facilita y nos ayuda hasta hoy en día a pasar las pruebas más difíciles, es el mensaje que la Torá nos quiere transmitir con la historia de la marcha en el desierto, la cual se concentra en el siguiente versículo: "Y escribió Moisés las partidas de ellos (del pueblo) conforme a sus viajes, por orden del Eterno. Y éstos son los viajes conforme a sus partidas" (Números 33; 2).
Dicho versículo está dividido en tres partes: La primera, habla de las partidas, es decir, el origen que nos da la fuerza. La segunda, donde dice las palabras: Por orden del Eterno, se refiere al camino que conecta el origen con la meta, y la tercera, donde menciona las palabras Y éstos son los viajes, se refiere a la meta que debemos tener presente.
Estamos casi dos mil años caminando de un Galut a otro, como si fuésemos en el desierto. Por un lado, sabemos que nuestro origen es y ha sido sagrado desde nuestros patriarcas hasta llegar a nuestros grandes líderes de nuestra historia; por el otro, contamos con una meta muy clara: la Gueulá shlemá con la llegada del Mashiaj y la construcción del tercer Bet Hamikdash en Yerushalaim, y si nuestro camino entre la partida y la meta será según la orden del Eterno, entonces nuestro logro está garantizado a pesar de tener que afrontar las pruebas más difíciles.