Rab Ari Kahn
En Profundidad

Parashat Ekev:

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En la parashá de esta semana, una de las ideas más importantes del judaísmo es descripta: el concepto de la recompensa y el castigo. El término castigo puede ser un término inapropiado, la palabra "consecuencias" puede ser una descripción más apta de esta dinámica espiritual. Esta no es la primera vez, ni la única vez que esta idea es mencionada, pero la idea es explicada más profundamente aquí que en otras parashot.

Una atención particular es dada al futuro ingreso del pueblo a la tierra, en donde ellos deberán seguir la palabra Divina con aún más cuidado para no correr el riesgo del exilio. El contexto de las instrucciones es clarificado en el siguiente versículo:

"Escucha Israel; tu cruzarás hoy el Jordán, para poseer naciones más grandes y poderosas que ustedes, grandes ciudades fortificadas hasta los cielos" (9:1).

Parece como si "hoy" es el día en que entrarán a la tierra, y uno de los más grandiosos sueños y aspiraciones de los hijos de Israel se hará realidad. Algunas fuentes indican que el versículo no debe ser entendido literalmente como que "hoy" la conquista tendrá lugar, sino que el término es usado de manera metafórica. Sea como sea, la conquista era inminente y las preparaciones finales debían comenzar. Es por eso que Moshé advierte al pueblo sobre los peligros que acarrea el desviarse del camino de D'os; en ese momento, en el límite, en el lado este del Jordán, este mensaje es más conmovedor que nunca.

En la parashá de la semana pasada, el primer capítulo del Shemá fue enseñado. La parashá de esta semana contiene el segundo capítulo: "vehaiá im shamoa". Superficialmente, las dos secciones son bastante parecidas, con muchos temas que presenta la primer sección y se repiten en la otra. El amor de D'os y el cuidado en cumplir con las mitzvot, son dos de las enseñanzas básicas que son repetidas. La Mishná acentúa la diferencia fundamental entre las dos, y enseña que el tomar conciencia y reconocer la diferencia entre ellas es parte del cumplimiento de los mandamientos, hecho por medio de la recitación de las dos secciones respectivamente.

Rabí Iehoshúa ben Korjá dijo: ¿Por qué la sección de "escucha" fue puesta antes de la de "y será que"? Para que uno primero acepte sobre sí mismo el yugo del Reino de los Cielos y luego tome sobre sí mismo el yugo de los mandamientos (Berajot 13a).

La Mishná enseña que el propósito principal de la primer parte del Shemá es la aceptación del "Yugo del Cielo", mientras que en el segundo capítulo - "vehaiá" - es la aceptación de los mandamientos. La tradición nos ha familiarizado con esta distinción, pero una lectura sencilla del texto no nos hace llegar necesariamente al mismo entendimiento: el primer capítulo también habla de los mandamientos, mientras que el segundo capítulo también habla de nuestra relación con D'os. Por supuesto, es la fórmula simple "Escucha Israel, D'os es nuestro D'os, D'os es Uno", la cual resuena con la convicción de monoteísmo pero el resto de la sección parece similar al segundo capítulo.

Este segundo capítulo detalla las consecuencias de la adhesión a los mandamientos, y alternativamente, el resultado de la rebelión.

"Y será que, si seguirán Mis mandamientos que Yo les ordeno hoy, amar a D'os, y servirLo, con todo sus corazones, y con todas sus almas, Yo les daré lluvias en su tierra en el momento apropiado,… comerán y se saciarán. Pero tengan cuidado, que no sea que sus corazones sean seducidos y se desvíen, y sirvan a otros dioses y se prosternen ante ellos. Entonces D'os estará extremadamente enojado con ustedes, y Él restringirá a los cielos para que no caiga lluvia, y la tierra no dará su producto, serán rápidamente exiliados de la buena tierra que D'os les ha dado" (11:13 - 17).

Aquí la Torá describe una causa y efecto directos de las acciones de las personas. Esta descripción es bastante instructiva. Por un lado, frecuentemente las personas cuestionan la relación entre las acciones del hombre y el conocimiento de D'os, y por otro lado, el libre albedrío del hombre. Si D'os realmente sabe todo lo que fue, es y será, entonces aparentemente el hombre no posee libre albedrío.

Sin embargo, la vida sin libre albedrío es una pesadilla teológica. ¿Cuál es el propósito de la existencia si D'os está sentado en los cielos moviendo los hilos mientras nosotros bailamos abajo como marionetas? El conocimiento de D'os está más allá del entendimiento humano, pero si diríamos que D'os está por encima del tiempo, entonces el problema sería resuelto. En verdad, el judaísmo ha insistido por milenios que D'os trasciende el tiempo. El tiempo en sí mismo es una entidad creada y por consiguiente, D'os, como Creador, está por encima de él. Para D'os, la siguiente oración sería tanto teológicamente como gramaticalmente correcta: "D'os sabe ayer lo que hiciste mañana". El conocimiento de D'os simplemente trasciende el tiempo.

Esto aún nos deja la pregunta del predeterminismo - D'os moviendo todos los hilos. Una vez vi esta idea descripta de la siguiente manera: la idea del monoteísmo - un D'os todopoderoso, sugiere que D'os tiene control sobre todo. Es por eso que la descripción de las marionetas con hilos sería apropiada. El Rambam, con su pasión y lógica, cortó los hilos e insistió en el libre albedrío del hombre. Ningún hilo mueve al hombre, el hombre tiene elección y es por eso que la vida tiene significado. El hombre controla su propio destino. Los Cabalistas insistieron que en verdad, hay hilos entre el hombre y D'os, y desde lejos, parecería como si D'os está moviendo esos hilos. Sin embargo, la realidad es bastante diferente. No es D'os quien mueve los hilos, sino el hombre. De alguna manera, la existencia es un teatro cósmico de marionetas. Seguro que fue D'os Quien creó el escenario, y conectó los hilos, y tiene la habilidad de moverlos como quiere. Pero son nuestras acciones que causan la reacción de D'os.

Esta idea no debe sonar radical; es el mensaje principal del segundo capítulo del Shemá. Como hemos visto, si el hombre cumple con los mandamientos de D'os, se forma una relación y D'os le proveerá al hombre todas sus necesidades. Así también, cuando el hombre se rebela, D'os responde absteniéndose de darle Sus bendiciones. Esta descripción requiere más explicación: ¿No debería ser esta directa relación más obvia? ¿Por qué nosotros no vemos esta relación en la realidad cotidiana, diariamente y sobre bases individuales?

Para entender esto debemos retornar a la comparación entre los dos primeros capítulos del Shemá.

Hay una distinción fundamental pero sutil entre estos dos capítulos. El primer capítulo está escrito en singular mientras que el segundo capítulo está escrito en plural. El segundo capítulo, el cual habla a la comunidad, habla de la causa y efecto. Es aquí en donde se nos dice que nuestro comportamiento rebelde resultará en la falta de lluvias, y eventualmente, en un exilio. Uno no puede imaginar una situación en donde llueva para un hombre y no para su vecino. Ciertamente los castigos son comunales. El exilio no es una descripción de cambio meramente geográfico, sino que se refiere al exilio de la Shejiná también. Esto es obviamente una respuesta al comportamiento comunal; o la presencia de D'os está entre nosotros, manifestada de la mejor manera en el Templo, o nosotros sufrimos, como comunidad, el dolor del alejamiento de D'os y Su presencia. Ahora podemos entender mejor el versículo que precede al segundo capítulo del Shemá. La tierra de Israel es descripta como una tierra en donde:

"Una tierra la cual D'os cuida; los ojos de D'os están siempre sobre ella, desde el comienzo del año hasta el final del año" (11:12).

"Y que prolonguen los días en la tierra, la cual D'os juró dársela a sus padres y a la descendencia de ellos, una tierra que fluye leche y mie. Porque la tierra a la cual entran para poseer, no es como la tierra de Egipto, de donde ustedes salieron, en donde sembraron su semilla y la regaron con su pie, como un jardín de vegetales. Pero la tierra, la cual poseerán, es una tierra de colinas y valles que bebe agua de la lluvia de los cielos" (11:9-11).

El estatus especial de la tierra de Israel es manifestado en el hecho de que los ojos de D'os observan la tierra. Es una tierra que necesita lluvias, una tierra de clima seco. Si no cae lluvia, el hombre tiene que retornar a D'os y rezar por lluvias. Es la tierra que acerca al hombre a la idea de la Shejiná, forzándolo a tener una relación con D'os. No es un lugar en donde el agua puede ser cargada desde el Nilo. Es una tierra en donde la relación simbiótica entre el hombre y D'os es percibida. Ahora podemos entender por qué esta es la introducción al segundo capítulo del Shemá: si el hombre se comporta correctamente, sentiremos a la Shejiná entre nosotros. Si el hombre ignora a D'os, el exilió seguirá. Israel es una tierra cuyo aire nos hace sabios, porque es una tierra que demanda de nosotros una relación con lo Divino. Seguro que D'os recompensa y castiga a todos los hombres de acuerdo a sus acciones, y la pureza de sus hechos y de su mente. Sin embargo, los temas mayores respecto de la recompensa y el castigo son a un nivel comunal.

Ahora podemos obtener una visión de la naturaleza de la comunidad de Israel. Se nos enseña en muchas fuentes y contextos que todos los judíos son responsables unos por los otros.

"Esto sirve para enseñarte que los grandes son exhortados a ser responsables en lo concerniente a los jóvenes y son castigados por causa de ellos, si fracasan en reprobarlos. De la misma manera dice: 'Y ellos ser tropezarán, un hombre con su hermano' (Levítico 26:37), queriendo decir: uno por la iniquidad del otro. Esto nos enseña que cada uno de Israel es responsable por el otro" (Midrash Rabá Números 10:5).

"Por todas las transgresiones en la Torá él solo es castigado, y aquí él y todo el mundo". ¿Y por todas las transgresiones de la Torá no es todo el mundo castigado, como está escrito: 'Y ellos ser tropezarán, un hombre con su hermano' (Levítico 26:37) - uno por la iniquidad del otro? Y esto nos enseña que cada uno de Israel es responsable por el otro!" (Shevuot 39a).

Este principio de mutua responsabilidad nos enseña que un judío es responsable si otro judío peca. Las acciones negativas de una persona pueden afectar el nivel espiritual del vecino, y en verdad a toda la comunidad. El ejemplo paradigmático de este principio es la malversación perpetrada por Aján:

"Y los hijos de Israel hicieron algo prohibido respecto de la propiedad Divina, pues Aján, el hijo de Carmí, el hijo de Zavdí, el hijo de Zeraj, de la tribu de Iehudá, tomó de las cosas Divinas; y el enojo de D'os fue despertado en contra del pueblo de Israel… Israel ha pecado, y también transgredieron Mi pacto que Yo les he ordenado; pues ellos han tomado de las cosas Divinas, y también han robado, y también mintieron, y las pusieron dentro de sus propias posesiones. Es por eso que el pueblo de Israel no puede pararse frente a sus enemigos, sino dar la espalda ante sus enemigos, porque fueron maldecidos; y Yo no estaré más con ustedes, a menos que erradiquen al maldecido de entre ustedes. Levántate, santifica al pueblo, y di: 'Santifíquense para mañana, pues así ha dicho D'os: hay propiedad Divina entre ustedes, Israel; no podrán pararse frente a sus enemigos, hasta que saquen la cosa Sagrada de entre ustedes'" (Iehoshúa 7:11-13).

Un hombre peca y toda la comunidad sufre las consecuencias; más aún, el versículo dice que "Israel ha pecado", lo cual implica que toda la nación es responsable.

Esta idea es explicada por el Taná Debé Eliahu de la siguiente manera: el pueblo judío es comparado a un barco. Si hay incluso un solo hoyo, todo el barco se hunde, no sólo la sección en donde está el hoyo. Algunas autoridades medievales dicen aún más. El principio de responsabilidad mutua también nos enseña que si una persona judía dice una bendición, su amigo puede responder "amén" y se considera como si él mismo hubiese dicho esa bendición. Este principio se aplica cuando la comida es ingerida y los dos comparten de ella; también se aplica en el caso del cumplimiento de mitzvot. Si un judío hace Kidush, y su amigo no ha escuchado aún el kidush, el primero quien ya ha cumplido con su propia obligación, puede decir kidush otra vez. La explicación normativa es que aparte de una obligación individual de cumplir con los mandamientos, hay una obligación de asegurar que otros cumplan también. Sin embargo, el Ran explica la idea de la siguiente manera: mientras que el segundo judío no ha cumplido con su obligación, el primero tampoco ha completado la suya. De alguna manera, la obligación de cada judío de decir Kidush es multiplicada por el número de judíos en el mundo. Es por eso que el estado espiritual de un judío afecta a la realidad espiritual de toda la comunidad. Similarmente, cuando Aján pecó, todo "Israel" fue responsable. El Talmud dice que esa no fue la primera vez que Aján hizo algo prohibido:

"Aján respondió a Iehoshúa diciendo: en verdad, yo he pecado en contra de D'os, el D'os de Israel, haciendo así y así…". Rabí Asi dijo en nombre de Rabí Janiná: esto enseña que Aján ha transgredido tres veces, dos en los días de Moshé y una en los días de Iehoshúa, pues está escrito: 'Yo he pecado, haciendo así y así…'. Rabí Iojanán dijo en nombre de Rabí Elazar ben Shimón: él pecó cinco veces, cuatro en los tiempos de Moshé y una en los días de Iehoshúa, pues está escrito: 'Yo he pecado, haciendo así y así…'. ¿Y por qué no fueron ellos (los israelitas) castigados hasta esta ocasión? Rabí Iojanán contestó en nombre de Rabí Elazar ben Shimón: porque (D'os) no castigaba por transgresiones secretas hasta que los israelitas cruzaron el Jordán. Este punto es discutido por los Tanaim: 'Las cosas secretas pertenecen a D'os, pero las cosas que son reveladas pertenecen a nosotros y a nuestros hijos por siempre'. ¿Por qué las palabras: lanu u-lebanenu (a nosotros y a nuestros hijos) y la letra "ain" de la palabra "ad" (por) están puntuadas? Para enseñar que D'os no castigó por las transgresiones cometidas en secreto hasta que los israelitas cruzaron el Jordán" (Sanhedrín 43b).

Este pasaje se refiere a un versículo al final de Devarim:

"Y el enojo de D'os fue encendido en contra de esta tierra, para traer a ella todas las maldiciones que están escritas en este libro. Y D'os los desarraigó de su tierra con enojo, y con furia, y con gran indignación, y los llevó a otra tierra, como hasta este día. Las cosas secretas pertenecen a D'os, pero aquellas cosas que son reveladas pertenecen a nosotros y a nuestros hijos por siempre, para que hagamos todas las palabras de esta Torá" (29:26-28).

Rashí explica que no somos responsables por los pecados secretos perpetrados por otros, pero sobre los pecados sabidos tenemos responsabilidad de aleccionar y erradicarlos de entre nosotros. Rashí califica el entredicho, y dice que sólo comenzó después de que los judíos cruzaron el Jordán. Cuando ellos hicieron los juramentos en el monte Guerizim y en el monte Eval, el pueblo de Israel se hizo responsable uno por el otro.

A pesar de que la Torá fue entregada en el Sinai, e indiscutiblemente, nos convertimos en una nación cuando salimos de Egipto, la responsabilidad mutua comenzó cuando los judíos cruzaron el Jordán. Fue solidificado cuando ellos estuvieron en el monte Guerizim y en el monte Eval. Esto es porque la responsabilidad mutua está relacionada inseparablemente a la identidad nacional, y para habitar la tierra, es un componente esencial. En ese momento ellos estuvieron obligados a pararse frente a los montes Guerizim y Eval, y reafirmar su compromiso de seguir la Torá entregada en el Sinai. En ese momento la responsabilidad mutua se hizo una realidad.

"Enseñaron nuestros maestros "bendito" en general y "bendito" en particular, "maldito" en general y "maldito" en particular, "para estudiar y enseñar, cuidar y hacer" tienes cuatro, cuatro y otcuatro, tienes ocho, ocho y otros ocho tienes dieciséis. Asimismo, en el Sinai y en las llanuras de Moab, que está escrito: 'Estas son las palabras del pacto que D'os ordenó a Moshé etc.' y está escrito: 'Y cuidarán las palabras de este pacto etc.', tienes 48 pactos por cada mitzvá y mitzvá. Rabí Shimón excluye al monte Guerizim y al monte Eval e incluye a la Tienda de Reunión del desierto, y se refirió a la discusión de aquellos tanaitas de los cuales estudiamos: Rabí Ishmael dice: Generalidades fueron dichas en el Sinai y reglas específicas en la Tienda de Reunión, mas Rabí Akivá opina que las reglas generales así como las específicas fueron dichas en el Sinai, fueron repetidas en la Tienda de Reunión y fueron repetidas nuevamente en las llanuras de Moab, y no existe ninguna mitzvá escrita en la Torá sobre la cual no se hayan concertado 48 pactos. Rabí Shimón ben Iehudá - del poblado de Ako - dijo en nombre de Rabí Shimón: no existe ninguna mitzvá escrita en la Torá sobre la cual no se hayan concertado 48 pactos de 603550. Rabí dijo: de acuerdo con las palabras de Rabí Shimón ben Iehudá - del poblado de Ako - que dijo en nombre de Rabí Shimón: no existe ninguna mitzvá escrita en la Torá sobre la cual no se hayan concertado 48 pactos de 603550, deducimos que cada uno de Israel tiene 603550. ¿Cuál es la diferencia de opinión entre ellos? Dijo Rab Mesharshiá: la diferencia entre ellos es aquella de responsabilidad personal y de la responsabilidad por otros" (Sotá 37a).

El principio de la responsabilidad mutua fue enseñado a los judíos cuando cruzaron el Jordán. En nuestra parashá, cuando los judíos estaban parados del otro lado del Jordán, los temas de responsabilidad mutua tenían que ser examinados y entendidos. La tierra tiene mucho más que leche y miel; tiene una capacidad espiritual de acercarnos hacia D'os, de hacernos sabios. Cuando la responsabilidad comunal es ignorada, nuestra existencia en la tierra es puesta en peligro: resultan estragos espirituales y los resultados para la nación y para cada individuo que compone la nación son desastrosos.

El Talmud, en un increíble pasaje, nos cuenta sobre la destrucción de Jerusalem. La destrucción ocurrió no sólo sobre los malvados que se rebelaron, sino que principalmente sobre los "justos", quienes no intentaron influenciar a los malvados.

Dijo Rabí Ajá ben Rabí Janiná: Jamás D'os ha dicho que hará algo bueno y se ha arrepentido, cambiando el decreto para mal, excepto eso de lo cual está escrito: 'Le dijo D'os a él: Pasa por el medio de la ciudad, por el medio de Ierushalaim, y haz una marca sobre las frentes de esos hombres que suspiran y lloran por todas las abominaciones que se hacen en ella'. Le dijo el Santo - bendito es Él al ángel Gabriel: ve y haz una marca con tinta sobre las frentes de los justos para que la maldad no recaiga sobre ellos, y sobre las frentes de los malvados haz una marca con sangre para que la maldad recaiga sobre ellos. Dijo el Atributo del Juicio delante del Santo - bendito es Él: Señor del Universo, ¿qué diferencia hay entre ellos? Él contestó: unos son justos y los otros son malvados. Dijo el Atributo del Juicio delante del Santo - bendito es Él: pero ellos podían haberlos reprendido y no lo hicieron! Le contestó el Santo - bendito es Él: Yo sé que si los hubieran reprendido, los malvados no hubieran aceptado sus reprimendas. Dijo el Atributo del Juicio: ¿ellos sabían esto?, como está escrito: 'ancianos, jóvenes y doncellas, niños y mujeres, maten, y sobre todo hombre que tiene la marca no se acerquen y a partir de Mi Santuario comiencen, y comenzaron desde los ancianos que estaban delante de la Casa'" (Shabat 55a).

Cuando el pueblo estaba en la orilla del río Jordán, preparados para encontrarse con su destino, ellos recibieron una lección de metafísica. Fue la clase de lección que si es aprendida, entendida, e internalizada, hará que nuestra estadía en Israel sea eterna y gloriosa. Es una lección que nosotros aún necesitamos repasar hoy en día.