Rabino Iosef Bitton
Los 10 días de Teshuva

Las leyes de la Teshuvá

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HILJOT TESHUBÁ

Arrepentirse con palabras
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En este artículo BH trataremos de estudiar juntos Hiljot Teshubá, las leyes de la Mitsvá de Teshubá, del libro Mishné Torá de HaRambam (Maimónides) en preparación para Rosh HaShaná y Yom Kippur.

La Teshubá, el arrepentirse por lo que uno hizo mal, es una Mitsvá de la Torá.   HaShem nos da la oportunidad de rectificar, enmendar, retractarnos y no quedar condenados para siempre por un error cometido.  

Si bien la Teshubá tiene que ver con nuestros sentimientos, al tratarse de una Mitsvá (precepto) la Teshubá está sujeta a leyes y detalles técnicos que debemos aprender.

En primer lugar, explica Maimónides, en el proceso de Teshubá hay 2 elementos fundamentales. Uno es el sentimiento de culpa y contrición que uno debe sentir por lo que hizo mal.  Y luego está el Viduy o confesión, es decir, la obligación de articular y expresar con palabras lo que hicimos mal. Esta confesión no se hace frente a otra persona sino privadamente, frente a Dios.  Y el Viduy es lo que completa el proceso de Teshubá.  

Estos dos elementos, el arrepentimiento y la confesión son excluyentes:  por un lado, si confesé lo que hice pero internamente no me arrepiento de lo que hice, mi confesión no tiene ningún valor.  Por el otro lado, si me arrepiento de lo que hice, pero no lo articule con palabras, mi Teshubá no se considera completa. La Mitsvá de Teshubá sólo se cumple una vez que uno confiesa lo que hizo mal (ver Bamidbar 5: 6-7).

En esta Halajá Maimónides también explica en qué consiste esta confesión.  Y cita un texto mínimo que contiene los elementos fundamentales de la misma. Veamos:

1. ANNA: "Por favor"...: con esta palabra comienza el Viduy o confesión. Esto nos da a entender que lo que estamos solicitando de HaShem no nos corresponde por derecho: en realidad al pedir perdón estamos pidiendo "un favor". Que HaShem nos perdone por compasión.... Sabiendo que en realidad, y de acuerdo a la literalidad de lo que dice la Torá, mereceríamos ser castigados por nuestras transgresiones.  

2. HASHEM: "Dios". Aquí estamos afirmando que nuestra confesión la hacemos directamente frente a Dios. No porque Él necesite que yo le cuente lo que hice, ya que HaShem conoce nuestras acciones, nuestros pensamientos, nuestras intenciones, etc.  Soy YO el que necesita concientizarse que estoy hablando frente a HaShem, y que por lo tanto, no puedo negar, ocultar o ignorar lo que hice mal. Al decir el nombre de HaShem me tengo que dar cuenta que estoy ante Alguien a quien no puedo engañar y estoy obligado a buscar y decir la verdad.

3. JATATI, AVITI, PASHATI. "Me equivoqué, pequé, me rebelé...". Estas tres palabras marcan los 3 niveles posibles de transgresión. Las transgresiones que cometimos se van a diferenciar una de otra de acuerdo a mi intención.

"Me equivoqué", esta categoría incluye aquellas malas acciones que cometí involuntariamente, por error, por ignorancia, sin plena conciencia.

"Pequé", indica las transgresiones que cometí voluntariamente, con plena conciencia, sabiendo que estaba actuando mal. Y lo hice porque fui débil y no me pude contener, no pude controlar mis instintos.

"Me rebelé", este es el nivel más grave. A veces algunas personas actúan en contra de la Torá no porque no puedan controlar sus impulsos sino porque quieren demostrar algo: por ejemplo, que la religión no sirve, que es algo primitivo, o que uno está por encima de ella, etc. En este caso, quien se rebela no lo hace por debilidad sino quizás por arrogancia. Está haciendo una manifestación, una declaración de sus principios anti-religiosos. Es importante notar que si bien este es el nivel más grave y ofensivo en el cual se comete una transgresión, las puertas de la Teshubá están abiertas, también en este caso.

¿Ser o no ser específicos?

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Seguimos explicando el Viduy. Dijimos que para Maimónides la Teshubá continue dos elementos: 1. el sentimiento de culpa, arrepentimiento y 2. la confesión o Viduy, es decir, poder articular con palabras lo que hicimos mal. Esta confesión se hace en privado. No revelamos nuestros pecados delante de otras personas o un rabino, sino que susurramos nuestras transgresiones sin que nadie más lo escuche, sabiendo y pensando que lo estamos haciendo delante de Dios.

Explicamos los 3 primeros conceptos del Viduy. Veremos ahora cómo continúa.  

?????? ?? ???  Maimónides dice que luego de describir de forma general nuestras malas acciones diciendo "Me equivoqué, pequé, me rebelé" debo describir mis transgresiones de manera específica. 

Hay una discusión en el Talmud entre dos rabinos. La pregunta es si cuando uno recita el Viduy tiene que ser específico y mencionar en detalle sus malas acciones (esta es la opinión de Rabbí Yehudá ben Babá) o si uno puede simplemente afirmar en términos generales que ha actuado erróneamente (esta es la opinión de Rabbí Aquibá).

El Shulján Aruj sigue la opinión de Rabbí Aquibá, diciendo que es suficiente si nos arrepentimos en términos generales por todas nuestras transgresiones sin especificar en detalle lo que hemos hecho mal. Esta indulgencia tiene como objetivo no desanimar a una persona que quiere arrepentirse pero siente que no es capaz de (o lo suficientemente valiente para) recordar todos los detalles de su mal comportamiento. Exigir de dicha persona una confesión detallada "podría cerrar las puertas" de su Teshubá, en otras palabras, lo podría disuadir por completo de arrepentirse, ya que es una tarea emocional y psicológicamente muy difícil.

Maimónides, sin embargo, recomienda la primera opinión, e indica que uno tiene que mencionar en su confesión privada, todo lo malo que ha hecho, tanto como uno pueda recordar. Esta confesión es más creíble, más seria , más sincera.  Como padre, pienso que no es lo mismo si mi hijo se disculpa en términos generales (Hoy me porté mal en la escuela!) que si me dice detalladamente lo que hizo mal.

En términos prácticos, obviamente es suficiente adoptar la posición de rabbi Aquibá y el Shulján Aruj.  Sin embargo, si uno quiere  seguir la opinión de Maimónides debe dedicarle algunos días a una introspección profunda ejercitando su memoria para identificar sus malas acciones y luchando contra su propia negación (autojustificación) y su miedo de sentir culpa o de reconocer que uno ha actuado neciamente. El texto del Viduy que decimos en estos días de Selijot nos debe servir como un recordatorio de los temas por los cuales tenemos que arrepentirnos y corregir.

Si nos tomamos este ejercicio espiritual seriamente,  deberíamos escribir para nosotros mismos una lista de las transgresiones que podamos recordar y leerla en voz muy baja cuando decimos el Viduy durante Yom Kippur. Creo que cuanto más recordemos, y más específicos seamos, más HaShem nos perdonará.

Los rabinos introdujeron la siguiente profunda idea en las oraciones de Yamim Noraim: En términos de nuestras transgresiones hacia Dios (no hacia otras personas!) Dios olvidará (= perdonará) todo lo que nosotros recordemos (y confesemos), y se acordará (= NO perdonará ) todo lo que nosotros negligentemente olvidemos (no confesemos).

Toda esta intensa actividad espiritual no se puede hacer durante un solo día. Es por eso que dedicamos cuarenta días al ejercicio de la Teshubá, desde el inicio de Elul hasta Yom Kippur, el día en que nos consagramos enteramente a la Teshubá y al Viduy.

Arrepentirse y sentir vergüenza

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Continuamos explicando el Viduy  y dijimos anteriormente que para Maimónides es necesario ser específico cuando uno verbaliza las malas acciones o errores cometidos.  Luego, nos dice que debemos expresar también dos sentimientos: en hebreo: 1. Nijamti 2.UBoshti , "me arrepiento y me avergüenzo". En otras palabras, cuando hacemos el Viduy debemos despertar en nosotros mismos el sentimiento de arrepentimiento y remordimiento, y también debemos sentirnos avergonzados. El Viduy no es una confesión mecánica y fría, sino que tiene que estar acompañado de sentimientos sinceros de Teshubá.   Pero, ¿Por qué debo sentir vergüenza ?

Nuestros rabinos dijeron que la "vergüenza" es uno de los tres elementos del sistema emocional, mental y ético del Pueblo judío. Ellos explicaron que un Yehudí hereda "genéticamente" tres cualidades. Aparte de ser vergonzosos o tímidos (bayshanim), los judíos somos innatamente benevolentes (gomlé jésed) y compasivos (rajmanim). Los rabinos consideraban esto tan cierto que dijeron que si un Yehudí no posee una de estas tres características "sus antepasados no estuvieron presentes en el Monte Sinaí" (un eufemismo para decir que es posible que un individuo que no posee estas cualidades no sea étnicamente judío).

Además de considerar "la vergüenza" como una condición innata del carácter judío -en total contradicción con la "jutzpá" que supuestamente se atribuye a los judíos- nuestros Jajamim indicaron que "la vergüenza" es un requisito necesario para que nuestra Teshubá (arrepentimiento) se considere completa.

Maimónides escribe que cuando un hombre o una mujer cometen un pecado, ellos deben confesar y decir "...me avergüenzo de mis acciones ". El sentir vergüenza es un paso crítico para el proceso sincero de Teshubá. ¿Por qué? Porque a diferencia de la "culpa", que es un sentimiento íntimo y privado, la vergüenza consiste en la incómoda sensación de saber que nuestros malos hábitos y malas acciones son conocidos por los demás.   Sentir "vergüenza" mientras hacemos el Viduy (=confesión) y articulamos nuestros pecados delante de Dios, implica que realmente sabemos o sentimos la permanente Presencia de Dios. HaShem es invisible, y resulta extremadamente difícil ser consciente de Su Presencia constante. Por lo tanto, no nos avergonzamos fácilmente cuando hacemos algo malo privadamente delante de Él, como naturalmente nos avergonzamos al hacer algo mal delante de otras personas. Ahora bien, si llegamos a sentirnos avergonzados de nuestras transgresiones cuando estamos en privado delante de Dios, significa que hemos alcanzado un nivel muy elevado de Emuná (fe).  Significa que tenemos claridad respecto a Su existencia, y que Su presencia es tan real para nosotros como la presencia física de otras personas.   Cuando sus alumnos vinieron a visitarlo en su lecho de muerte, Ribbí Yojanán ben Zakai los bendijo diciéndoles: ??? ???? ???? ????? ???? ???? ????? ??? ??? , "Les deseo que tengan tanto temor y respeto por Dios como el que tienen por los hombres". Sus alumnos se sorprendieron y dijeron, "¿Nada más que eso?" Y Ribbí Yojanán les explicó que  sentir la presencia de Dios con la claridad que sentimos la presencia de otros individuos, demuestra un nivel de fe muy elevado.

Cuanto mayor sea nuestra conciencia de la Presencia de Dios, mayor será el sentimiento de vergüenza que nos embarga cuando nos arrepentimos de nuestras transgresiones delante de HaShem y viceversa.

 

 

Rabino Yosef Bittón
Sitio web: www.halaja.org