Adaptación Rav Gabriel Guiber
Preparandonos para Elul

Fijar desde un principio el punto al que queremos llegar

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CAMINO Y CIUDAD

En las palabras del profeta (Melajim 2 6,19) encontramos una metáfora: “este no es el camino ni esta es la ciudad”. Aprenderemos de las palabras del profeta, dice el gaon harav Shimshon Pinkus ztz”l, que para conseguir cualquier cosa en esta vida, tenemos que fijar desde un principio el punto al que queremos llegar y de qué forma, o qué camino es el más adecuado para obtenerla. El medio para llegar al fin es el “camino” y la finalidad es la “ciudad”.


Rosh Jodesh Elul es el principio del “camino”. Puede ser que el camino parezca largo, en cantidad y en calidad. Y como agregado, tiene varias paradas, o “semáforos”: el toque del Shofar, el capítulo del Tehilim que agregamos (Ledavid Hashem ori...), las Selijot, Rosh Hashana, los diez días del arrepentimiento (entre Rosh Hashana y Iom Kipur), Iom Hakipurim, Sucot, Hoshana Raba, Shemini Atzeret y Simjat Tora. Todos conocemos muy bien cada parada y también el camino en sí, y sabemos que es el tiempo de estudiar Tora con mayor concentración y esfuerzo. Sabemos que debemos disminuir el hacer cosas que no tienen valor, sabemos que Rosh Hashana son días a los que les tenemos cierto temor, si no mucho, son días “temibles”. Sabemos que los diez días de arrepentimiento son días en que hay una gran “siata dishmaia” para que logremos más fácilmente todo lo que nos propongamos para el próximo año y para todo nuestro futuro. Sabemos que Iom Kipur es el día “sagrado”...


Todos conocemos el “camino”, tenemos en nuestras manos el medio que nos llevará a nuestra meta. Pero, ¿qué pasa con la “ciudad”?, ¿a dónde pretendemos llegar en estos días tan especiales? Necesitamos fijarnos la meta, ¿qué queremos de nuestra vida? ¿A qué ciudad queremos llegar? ¿A la ciudad de los mejor vestidos, para que todos nos miren??? Si no tenemos determinada nuestra finalidad, lo más probable es que no lleguemos a ningún lado. En nuestros rezos le pedimos al Bore Olam que no volvamos hacia El “vacíos”. Pero si no tenemos claro qué es lo que queremos, el peligro de salir vacíos es inminente.


LA FINALIDAD: RECONOCER QUE “NO HAY OTRO MAS QUE EL”
Veamos qué tenemos al final del camino. Después del mes de Elul, Rosh Hashana, Iom Kipur y Sucot, llega Simjat Tora. Acostumbramos comenzar los rezos de Simjat Tora con este versículo (Devarim 4,35) “...en od milevado”. Dijo una vez un rab de los “grandes” de nuestro pueblo: la finalidad de todo el recorrido que comienza en Rosh Jodesh Elul y continúa con los “Iamim Noraim” hasta llegar a Simjat Tora sirve para fijar en nuestros corazones que Hashem es nuestro D-s y que no hay nadie aparte de El!

Encontramos entonces, digamos, en forma general, nuestra “ciudad”, aunque en cada caso en particular nosotros debemos también fijarnos alguna otra meta un poco más palpable y concreta...


¿QUIEN TIENE LA POSIBILIDAD DE SERVIR A HASHEM?
Aparece una contradicción demasiado fuerte en el tema del Servicio al Creador, en el estudio de la Tora y el cumplimiento de los preceptos. La Tora, fue entregada a las generaciones anteriores, generaciones donde todas las personas eran “santas”, todos eran grandes sabios que dedicaban toda su existencia a la Tora. La generación que recibió la Tora en el monte Sinai, la generación del desierto, que vio con sus propios ojos las “señales y maravillas” de la salida de egipto y todo lo que ocurrió durante la entrega de la Tora en Sinai. Y está escrito en la Mejilta que “la sirvienta vio en el mar lo que no vio el profeta Iejezkel y los demás profetas”, que nos dice que todos los iehudim, el más sabio y el no tan sabio, todos vieron los milagros y entendieron como Hashem “puso su mano” en egipto, en el mar y en el desierto. El profeta Iejezkel es nombrado aquí ya que él describió la Creación del mundo, como nadie pudo describirla, y sin embargo, toda su profecía no alcanzó para ver la partición del mar de la misma forma que la vieron todos los iehudim que estuvieron allí presentes...


La Tora fue entregada a los profetas en sus generaciones. Luego fue dada a los tanaim y a los emoraim (los sabios que aparecen en la Mishna y en el Talmud).
Si todos ellos recibieron la Tora, todas personas elevadas, ¿qué espera Hashem de nosotros? Somos muy pequeños y carentes de todo, al lado de semejantes “potencias” del saber y del cumplimiento. ¿Qué podemos cumplir, qué podemos estudiar nosotros, de esa misma Tora que fue entregada a generaciones que no tienen punto de comparación con la nuestra? A los talones del más simple de nuestros ancestros no podemos llegar. ¿Acaso podemos ponernos en la misma “fila” con rabi Akiva Iguer, o con el Gaon de Vilna? (solamente por nombrar generaciones cercanas). Seguro que no! Entonces, volvemos a preguntar, ¿cómo puede Hashem pretender que nosotros cumplamos los mismos preceptos que fueron ordenados a las generaciones que al lado nuestro las vemos como “ángeles”? Se asemeja a ponerle a una persona una prenda que un sastre hizo a la medida de otra...


La respuesta: “Sí, es verdad, no tenemos la fuerza ni las condiciones para cumplir con la Tora y sus preceptos”. Está fuera de nuestro alcance. Y otra vez la pregunta: ¿cómo Hashem espera y nos pide que lo hagamos?


No tenemos como explicarlo sino con un ejemplo:
En uno de los hospitales de esa ciudad, había una sección en la que recibían pacientes de otros hospitales y hasta de otras ciudades, que tenían una enfermedad muy grave y que exigía un tratamiento intensivo muy especial. En una de las noches, trajeron un médico nuevo para estar al frente de la sección. Esa noche, no había ni una cama libre, todo el piso estaba repleto de enfermos muy graves. El doctor, se hizo cargo del puesto, pero al ver la situación parecía confundido, ¿cómo podría hacerse cargo solo de tantos enfermos graves? Le comentó su incomodidad a los jefes del hospital, pero le contestaron que no podían hacer nada, había un recorte en el presupuesto del hospital que no permitía poner más de un médico en el turno de la noche.
Tenemos la esperanza de que pases una noche silenciosa, como casi todas las noches, donde la mayoría de los enfermos duermen -intentaron tranquilizarlo-, pero, si te encontrás en problemas, hacé sonar las alarmas, que enseguida alguien del servicio de urgencias va a correr a ayudarte...
Y empezó el turno de la noche y comenzaron los problemas. Un enfermo se despertó con dolores muy fuertes, y entró en un estado de gravedad muy alto. El joven médico se las “arregló” como pudo, y comenzó a “saltar” de enfermo en enfermo y los trató de la mejor forma que estaba a su alcance. Pero, no era muy “ducho” en los casos de urgencia y su experiencia era mínima, y no llegaba a cumplir con los tratamientos que requerían cada uno de los enfermos. Por la mañana, saltó a la vista el resultado de su trabajo. Y también el médico tuvo que reconocer que no estaba capacitado para el puesto, ya que al ocuparse de un enfermo que entró en crisis, descuido a otro, al que no le dio su medicación, y murió por no recibir su tratamiento.

Llevaron a juicio al joven doctor, por negligencia en su deber. En su defensa, el médico le dijo al juez: luché con todas mis fuerzas para ocuparme de cada uno de los pacientes, corrí de cama en cama y no descansé en toda la noche. ¿Cómo pueden declararme culpable, si no alcancé a llegar hasta el enfermo que murió? Antes de comenzar la noche le dije a los jefes del hos

ital que ese no era un trabajo para una sola persona!!El juez le respondió: Te dijeron que si te encontrabas en problemas podrías llamar al servicio de urgencias para que te ayuden. Nadie te pidió que te arregles solo. Sos culpable de la muerte de ese enfermo por no haber pedido ayuda!

Esto es exactamente lo que, podemos imaginar, nos quiere decir Hakadosh Baruj Hu a cada uno de nosotros. No encontrás la forma de servir a Hashem como corresponde. ¿Quién te pide que te arregles solo? ¿Acaso no te enseñaron que existe un Bore Olam? Si ves que tanto te cuesta estudiar la Tora y cumplir los preceptos, tenés la obligación de pedirle a Hashem que te ayude. Podés gritar: ¡NO PUEDO, AYUDAME, POR FAVOR!!! Si le hubieras pedido así, seguro que Hashem habría ido en tu ayuda, y te aconsejaría y enseñaría como ordenarte...

En realidad, nosotros poríamos organizarnos, y hacer nuestro “esquema” de trabajo espiritual. Pero, si nos apoyamos en nuestro esquema, pensando que así podremos cumplir con el Bore Olam dignamente, nos equivocamos. No tenemos la fuerza suficiente para cumplir con la Tora como lo hicieron las generaciones que nos precedieron. Ni tampoco ellos pudieron arreglarse solos, vemos que David Hamelej temblaba de solo pensar en el juicio de Hashem. A un león o a un oso no le tenía miedo pero al pensar en el juicio de Hashem temblaba. Qué nos queda a nosotros si vemos un oso o un león que no esté bien encadenado dentro de su jaula. Cómo podemos entrar al mes de Elul y pensar que nos acercamos al Dia del Juicio. No tenemos la forma de salir del paso por nuestros medios. Y el pensar en lo delicado de la situación sólo nos puede traer miedo y más miedo. Cuando el miedo crece y no tenemos lo qué hacer de forma natural, ¿qué nos queda por hacer?... Gritar, socorro, sálvenme!!! También ahora, en Elul, en las proximidades de Rosh Hashana, puede resultar muy beneficioso gritar con todas nuestras fuerzas al Todopoderoso.

Y cuando Hakadosh Baruj Hu “corre” en nuestro auxilio, para salvarnos, todo lo tremendo e imposible se transforma en fácil. Puede dar vuelta todo con una inyección de Irat Shamaim directa al corazón.

SINTONIA DIRECTA CON HAKADOSH BARUJ HU
Hemos fijado nuestra finalidad, la “ciudad”. Hacer “contacto” con Hakadosh Baruj Hu, como decir, estar a su lado. Ahora, todo puede hacerse realidad, sín límites.

Y el Bore Olam hizo un orden en el mundo, de manera que hay una época óptima para “llamarlo”: desde Rosh Jodesh Elul hasta el fin de Sucot. Y a eso queremos llegar en estos días.


EL FAVOR ES MEJOR QUE LA MISMA VIDA
Así escribió David Hamelej en el Tehilim (63,4), y el Malbin explica: que el favor de regalarnos la vida que nos hace el Bore Olam se diferencia de todos los favores que pueden hacernos nuestros semejantes. Ya que el favor que puede hacer una persona no tiene un peso propio, depende del tipo de favor, de qué cosa estamos dando o recibiendo.


Por ejemplo: una persona que está muy enferma, en peligro de muerte, lo alenu, es asistida por un médico, con el cual, a lo largo del tratamiento, terminan siendo muy amigos. El tratamiento termina con la curación del paciente, y queda entre ellos una gran amistad. Si le preguntan al ex-enfermo sobre la relación entre él y su médico, contestará que tuvo un beneficio doble, primero, logró volver a la vida, y segundo, encontró un gran amigo. Y volvemos a preguntarle, ¿cuál de los dos beneficios le es más importante, la vida o el amigo? La respuesta es obvia, su gran ganancia fue el volver a estar sano.


Veamos ahora, una persona reza al Bore Olam y se hace merecedor de la vida de quien “da vida y favor”, y de alguna forma, podemos decir que también encontró un Buen Amigo (Hakadosh Baruj Hu). ¿Qué es más importante? “El favor es mejor que la vida”, dijo David Hamelej! El favor que entrega Hakadosh Baruj Hu, el poder relacionarnos con Hashem es más importante que la misma vida que El nos da!!!


LOS REZOS TAMBIEN SON UNA FINALIDAD
Esta resulta ser una novedad muy importante que será de gran ayuda para el día de Rosh Hashana. ¿Qué es lo que conseguimos al rezar con concentración? Puede ser que seamos merecedores de un “Shana Tova”, un buen año donde también se cumplan todos nuestros deseos, pero, por sobre todas las cosas, conseguimos una cosa mucho más grande: logramos “conectarnos” con Hakadosh Baruj Hu. Nos “apegamos” al Creador de todos los mundos.


Por medio de la “tefila con cavana”, con nuestro trabajo del mes de Elul y los días de arrepentimiento, hacemos “entrar” al Bore Olam dentro de nuestra vida, nos acercamos a El y podemos “sentirlo” tan cerca nuestro, podemos sentir que hay una relación, algo que nos une muy fuerte con Hashem.
Y esto, resulta ser más importante que la vida misma!


Ahora estamos dentro del “tratamiento”, ya estamos en el mes de Elul. ¿A dónde queremos llegar? Queremos “descubrir” a Hashem. Descubrir el poder tremendo de una fuerza llamada “tefila” que puede lograr que Hakadosh Baruj Hu “entre” dentro de nuestra vida.


Y para lograr esto, desde luego, hay muchos caminos. Pero todos llegan a la misma ciudad. El temor, la alegría, la importancia de Elul y las Selijot, todo es parte del camino, para comunicarnos y apegarnos a nuestro Bore Olam.


Siempre, cuando vamos a algún sitio, lo primero que hacemos es buscar un mapa. Ahora, al principio de Elul, ¿qué dice nuestro mapa? ANI LEDODI – VEDODI LI!

Charlas del gaon harav Shimshon David Pinkus ztz”l

Leluy Nishmat: 

Rajel bat Shlomo z"l

Rina bat Matilde z"l