"No es el pueblo judío quien cuidó el Shabat, sino el Shabat quien cuidó al pueblo judío".
Estas palabras indican que el Shabat es la esencia y el espíritu del judaísmo. Seguramente por eso, es la única festividad que se menciona en los Diez Mandamientos.
Este mandamiento enseña que nos debemos abstener de todo trabajo en el séptimo día de la semana, santificar y consagrar el Shabat como día bendito, destinado a la recreación espiritual y al despertar religioso y moral.
Cuando la madre extiende sus manos y enciende las velas sabáticas, esparce santidad, felicidad y paz en el hogar.
En el Shabat hay tres comidas obligatorias (shalosh seudot). También deben vestirse ropas festivas, las que junto con las velas, la santificación del vino y del día (kidush) y los cánticos tradicionales (zemirot) crean una interesante atmósfera familiar.
Dice Rabí Shimón ben Lakísh que en cada víspera de Shabat, D'os entrega al hombre un alma adicional y se la quita al concluir el día. "Por 24 horas el judío es transferido a un mundo diferente, armonioso, feliz, casi sublime".
La celebración comienza con las oraciones del Kabalat Shabat, que traen el regocijo al hogar, continúa con la bendición del padre a los hijos y el kidush. Durante todo el Shabat los judíos cantan, en la sinagoga y en el hogar, en un ambiente de bondad, entrega y despreocupación.
Al culminar este santo día, se hace havdalá, para diferenciar ésta jornada tan especial de los días comunes que recomienzan con la aparición de las primeras estrellas. Se sirve luego la mesa con la cuarta comida como despedida de la Reina Shabat, denominada en hebreo Melavé Malká.
El Shabat debe tenerse presente durante toda la semana. Su santidad nunca deja de existir y debe prevalecer en cada una de nuestras acciones. Tal vez a ello se deba que los días de la semana no tengan nombre propio, sino que se los mencione en referencia al Shabat: rishón (beshabat) es decir, el primer día del Shabat; shení (beshabat) el segundo día del Shabat y así sucesivamente. De esta manera, todos los días son una preparación para el santo día.
Tanto el viernes por la noche como el sábado en la mañana, inmediatamente después de hacer kidush, nos lavamos las manos y decimos la bendición sobre la jalá.
En esta oportunidad aprenderemos una rápida manera de hacer jalot .
Jalot de harina blanca
Ingredientes
1kg de harina
1huevo,
1cuchara de sal,
1/2 o 1/3 vaso de azúcar,
1/3 vaso de aceite,
2 vasos de agua tibia,
50 gramos de levadura (disuelta en 1/2 vaso de los 2 vasos de agua tibia con una pizca de azúcar), huevo y sésamo para pintar las jalot.
Procedimiento
Mezclar en la batidora (con las paletas de amasar) todos los ingredientes líquidos. Agregar el azúcar, la sal y de a poco ( con una cuchara) ir agregando la harina. Amasar durante 10 minutos o hasta que la masa se despegue de las paredes del bol. Dejar levar por 1 1/4 hora en una bolsa de nylon.
Precalentar el horno.
Hacer las trenzas (de tres o cuatro tiras), pintarlas con huevo y esparcir el sésamo (inmediatamente antes de ponerlas en el horno) y hornearlas a horno moderado en una fuente cubierta con papel manteca para que no se peguen (escala de 1 a 10 : en 6) por 30 a 40 minutos aproximadamente.
Se pueden guardar en el freezer en bolsas de nylon y descongelar antes de usar. Salen aproximadamente 4 jalot grandes por kilo de harina.