La profecía sobre Jerusalem y su realización.
En esta Parashá encontramos por primera vez el nombre de la ciudad de Jerusalem: “Y Malki-Tzedek, rey de Shalem (Yerushalaim), sacó pan y vino: y él era sacerdote del D’s Altísimo” (Génesis 14;18).
El midrash dice que “Shalem” es la ciudad de Yerushalem (nombre original de la ciudad y no Yerushaláim) y Malki-Tzedek es Shem el hijo de Noaj, quien fue el primer rey de Jerusalem.
Cabe preguntar, ¿si el nombre fue Shalem, de donde salió Yerushalem?
El midrash explica que el patriarca Abraham la llamó “Yerae”: “Y llamó Abraham el nombre de aquél lugar (Jerusalem): “el Eterno verá” (Hashem Yerae), por lo que se dirá en el futuro. En este monte del Eterno, D’s aparecerá ante su pueblo” (Génesis 22;14).
Dijo D’s que si la llamase “Yerae” se enojaría Shem y si la llamase Shalem, se enojaría Abraham por lo que decidió llamarle con los dos nombres: “Yerae-Shalem” y juntos “Yerushalem”.
¿Qué significan, estos dos nombres y el hecho de que estos dos personajes le dieron dichos nombres?
Shem es el símbolo de la sabiduría de la Torá. Nuestros sabios comentan que Shem junto con Ever, fundaron la primera Yeshivá de la historia. En ésta, se quedó posteriormente Yaacov catorce años, cuando huyó de su hermano Esav.
Por otro lado, Abraham es el símbolo de la bondad. Nuestros sabios comentan que tenía una casa con cuatro puertas, para que de todos lados pudieran venir a su casa a comer.
Shem llamó a la ciudad “Shalem”, es decir integridad, ya que con la Torá uno puede llegar a ella. Por otro lado, Abraham la llamó “Yerae”, es decir verá, puesto que la bondad consiste en ver las necesidades de los demás.
Por lo tanto, la esencia de Jerusalem consiste en unir la Torá y la bondad, lo que permitirá llegar a la integridad y a la paz, ya que el nombre Yerushalem posee estos dos significados. Parece ser que a la unión de estas dos cualidades se refiere el Rey David en el Salmo 122: “Jerusalem la construida, como ciudad que se unió a ella conjuntamente”.
Para que Jerusalem se construya como ciudad suprema y sea reconocida por todo el mundo como nuestra capital, debemos unir las dos cualidades: Torá y bondad, ya que su esencia esta formada por ambas.
Para la persona que no confía absolutamente en lo que dice la Torá, han ocurrido los últimos acontecimientos y nos han verificado la descripción de la Torá sobre los hijos de Ishmael: “y serán salvajes”, lo cual hoy en día todos vemos como una realidad.
¿Entonces, si tienen un derecho provisional sobre Jerusalem, qué es lo que nos obliga a luchar contra ellos por esta ciudad?
El Zohar (parte oculta de la Torá oral que fue escrita por Rabi Simón Bar Yojai hace 2000 años aproximadamente) en su comentario sobre esta Parashá dice: “y los hijos de Ishmael dominarán en el futuro la tierra sagrada, mientras se encuentre vacía, así como su Brit Milá es vacío. Obstaculizarán a los hijos de Israel en el regreso a su lugar, hasta que termine su mérito”.
El Zohar nos enseña que el mérito de “Brit Milá” es importante para tener la tierra sagrada y como ellos también lo hacen, pero de manera incompleta, tienen un derecho no completo sobre dicha tierra, pero una vez que se termine su mérito, terminará también su derecho y pasará a nosotros, sin mayor problema.
Hoy en día, nos encontramos en la mera realización de dicha profecía y lo que debemos hacer es fortalecernos en Torá, en actos de bondad y esperar que termine el mérito de ellos, para que la ciudad de Yerushalaim, unida y completa, sea nuestra.