Rab. Shraga Simmons
Panorama

Parashá Vayetze

First slide

 


"El Gran Logro"

Génesis 28:10 - 32:3

La parashá de esta semana, es el momento en el cual Iaacov tiene que casarse, entonces él se va a la casa de su tío Labán para encontrar una esposa para él. Cuando Iaacov llega, se encuentra con su prima Rajel - y decide que ella es la esposa para él! Iaacov está tan encantado con el shiduj que acepta trabajar para su tío Labán siete años completos para obtener el derecho de casarse con Rajel. De hecho, la Torá nos dice que la excitación de Iaacov era tan grandiosa que los siete años "le parecieron a él como unos pocos días" (Génesis 29:20).

El día señalado finalmente llegó, y Labán invitó a toda la ciudad a unirse a la fiesta de casamiento. Todos estaban celebrando - excepto la hermana mayor de Rajel, Leá, quien quedaba soltera y su destino aún no estaba decidido. Iaacov, no conocido como alguien naive (acuérdate cómo inteligentemente él le sacó la primogenitura a su hermano Esav), sospechaba que Labán podía intentar casar a su hija mayor, Leá, esa noche - y luego hacer que Iaacov trabaje otros siete años por Rajel!

Puesto que la novia iba a vestir un velo que le cubría la cara, Iaacov arregló con Rajel una "clave secreta" - en función de garantizar que, de hecho, Rajel iba a estar bajo la Jupá!

Entonces, ¿qué pasó? Cientos de invitados habían llegado, el servicio de comida, el fotógrafo, la banda, todos estaban allí. Iaacov estaba bajo la Jupá esperando impacientemente y· aquí llega la novia! Y puesto que ella estaba cubierta por el velo, nadie sabía que realmente era Leá. Labán hizo su cambio inesperado!!

Entonces, ¿qué esperaríamos que pase? Cuando la novia llega a la jupá, Iaacov se acerca a ella y le dice: "Bueno, díme la clave secreta". Y Leá se queda allí boquiabierta. El engaño es confirmado!! Iaacov levanta el velo y revela la mentira de Labán. La multitud se asombra. Leá - completamente desgraciada - corre de la habitación llorando.

Pero eso no fue lo que ocurrió. Sino que, cuando Leá llegó a la jupá, ella dijo la clave secreta correcta. ¿Por qué? Porque Rajel le dijo a su hermana lo que debía contestar. Rajel sabía qué terrible vergüenza pasaría Leá si el engaño sería revelado en ese momento. Entonces, en función de que Leá no sea avergonzada, Rajel estuvo dispuesta a dar al marido que ella esperó pacientemente durante siete años! (ver Talmud, Meguilá 13b).

Imagínate a ti mismo, comprometido, pero debido a ciertas circunstancias debes planificar el casamiento siete años antes. Finalmente el gran día llega. ¿Hay algo en el mundo que pueda impedirte llevarlo adelante? ¿Considerarías dejar todo sólo para prevenir que otro ser humano sea humillado? Rajel alcanzó la grandeza porque ella estaba dispuesta a hacer justamente eso!

La Torá misma tiene numerosas leyes para salvaguardar la idea de no avergonzar a alguien. Por ejemplo: en Levítico 6:18, los sacrificios ofrecidos por transgresiones serias son hechos en el mismo lugar en el Templo que otros sacrificios. El Talmud (Sotá 32b) explica que de esta manera, las personas que observan la realización de los mismos, no podrán identificar específicamente a aquellos que traen los sacrificios por los pecados graves. Similarmente, cuando una persona confiesa sus pecados - así como hacemos en Iom Kipur - debe ser hecho de una manera en la cual otras personas no escuchen.

En las leyes sobre daños y perjuicios, una persona tiene que subsidiar a otra no sólo por daños físicos, sino también por daños emocionales - y específicamente por el dolor de la vergüenza! (ver Maimónides, Leyes de Jovel Umazik 3:1, 3:7).

Maimónides, al listar los niveles de caridad, dice que un nivel muy alto es cuando ni el dador ni el receptor conocen la identidad del otro. Esto minimiza cualquier clase de vergüenza que la persona pobre pueda sentir.

La Torá incluso demanda sensibilidad hacia una persona malvada. En la historia de Bilam y su burro parlante, nosotros vemos que el ángel mata al burro. ¿Por qué? Para que en los años futuros, las personas no señalen al burro y digan: "Esa es la cosa que causó la caída de Bilam", y así se evite una fuente continua de vergüenza para Bilam. Entonces, para prevenir que Bilam sufra este dolor, el burro fue eliminado (Números 22:33 - Rashí, Midrash Bamidvar Rabá).

El Talmud incluso dice que avergonzar a otro en público es comparado con el asesinato. Esto es así pues cuando una persona se sonroja, la sangre sube causando que la cara se ponga roja, y luego la sangra drena, causando que la cara se ponga blanca. "Causar que la sangre de otro drene" es un acto que recuerda al asesinato. Esto es así porque en un nivel más profundo, la vergüenza puede "matar" a una persona emocionalmente.

Cómo dice el Talmud: "es mejor ir a la hoguera que avergonzar a otro en público". Esto se aprende de la historia en Génesis 38: Cuando Tamar era llevada para ser ejecutada, ella podría haber salvado su vida simplemente declarando la paternidad de su hijo, pero eso iba a significar avergonzar a Iehudá en público. Entonces nosotros vemos que ella estaba dispuesta a dar su vida antes que avergonzar a otro! (Babá Metziá 58-59 con Tosafot).

El Talmud (Sanhedrín) nos cuenta la historia de un rabí que estaba enseñando en la Ieshivá, cuando repentinamente paró y dijo: "Discúlpenme, pero alguien en la clase huele terriblemente a ajo, quien sea esa persona, ¿puede por favor salir de la clase?". En ese momento, todos los estudiantes se levantaron y salieron de la clase! Ellos se negaron a permitir que uno de ellos pase vergüenza.

Un ejemplo más contemporáneo escuchamos sobre el Rab Moshé Fainstein, el líder de la judería americana del siglo XX. Una vez, un auto llegó a recogerlo para llevarlo a una cita. El conductor ayudó al Rab Fainstein a subir al auto, y luego cerró la puerta. Al llegar a su destino, el Rab fue recibido por un colega quien notó que su mano estaba lastimada y sangrando. "¿Qué pasó?" él preguntó. Rab Fainstein le explicó: "el conductor cerró la puerta sobre mi mano, pero no dije nada pues no quería avergonzarlo".

En términos judíos: eso es la definición de "grandeza".

La siguiente historia aparece en el Midrash (Génesis Rabá 82:10 y Petijtá Ejá Rabá 24):

¿Por qué Iaacov enterró a Rajel al lado de la ruta en Betlejem, y no en Jebrón como las otras matriarcas? Porque él vió que en el futuro los judíos pasarían por Betlejem en su camino para ser exiliados. Iaacov deseaba que Rajel sienta la angustia de ellos y rece por ellos.

1000 años más tarde ocurrió que los judíos pusieron un ídolo en el Templo y D'os pensó destruír el Templo para siempre. Las almas de cada uno de los antepasados suplicaron a D'os que no envíe a los judíos a un exilio permanente. A cambio de la anulación de la promesa de D'os, ellos ofrecieron todos sus méritos: la fe, la devoción y el autosacrificio. Abraham trató de persuadir a D'os alegando que él trajo el monoteísmo al mundo, pero D'os dijo que no era suficiente. Entonces Itzjak le suplicó a D'os en mérito de su voluntad para ser sacrificado en el monte Moriá, pero D'os también dijo que era insuficiente. Iaacov, Moshé y otros presentaron sus méritos, pero ninguno fue suficiente.

Entonces el alma de Rajel se presentó ante D'os: "Señor del Universo, yo esperé siete años para casarme con mi amado Iaacov. Cuando el momento de mi casamiento llegó, mi padre Labán planeó cambiarme por Leá. Yo me dí cuenta de que ella iba a pasar mucha vergüenza si todo se descubría, entonces tuve compasión y le dije la clave secreta. Yo controlé mis propios sentimientos y no tuve celos. Yo permití que entré un competidor dentro de mi casa. Entonces, D'os, si yo pude hacer eso, con mucha más razón Tú no debes ser exigente a causa del ídolo - el competidor en Tu Casa".

Inmediatamente, compasión de D'os se despertó. Él dijo: "No llores por el exilio, Rajel, pues por tu mérito Yo retornaré a los hijos de Israel en el futuro a la tierra madre de ellos otra vez" (ver Jeremías cap.31).

En el mundo secular, el "gran" logro es sólo lo que llama la atención. Los líderes mundiales, los actores de cine y los grandes magnates ocupan las tapas de las revistas y son glorificados como símbolos de poder e influencia. Pero eso no es la realidad. Porque si tú preguntas a 100 personas: "¿quién fue la más grande influencia en tu vida?" seguro que ninguna de ellas mencionarán al que ganó la medalla de oro olímpica o al presidente de los Estados Unidos. Los padres, los maestros - ellos son los que moldearon y nos hicieron como somos. No por descubrimientos dramáticos en los cambios de la vida, sino porque ellos demostraron cuidado y compasión, día tras día. Y esta es la lección que D'os nos enseña al aceptar el rezo de Rajel por sobre todos los otros.

De hecho, todos se quedan atrás respecto de los verdaderos maestros de la vida: los padres. Durante mi infancia, yo siempre escuché sobre un incidente que ocurrió en el casamiento de mis padres. Durante los bailes y la música, mi padre notó que un invitado, un anciano que era viudo, estaba sentado solo en una esquina de la habitación, y mi padre en medio de toda su alegría personal, tuvo la sensibilidad de dejar la fiesta y personalmente invitar al hombre a que se uniera al centro de la festividad.

En la vida, nosotros podemos heredar muchas cosas de nuestros ancestros: condición médica, color de pelo, dinero. En el judaísmo decimos que también heredamos el ADN espiritual. Cuando Rajel y otros exhibieron un caracter más allá de los límites de la expectativa humana, eso quedó implantado para toda la eternidad. Metafísicamente, ese código genético fue traspasado a cada uno de nosotros, dándonos el potencial innato para llegar a esas alturas. Nosotros poseemos un gran poder - de lealtad, sinceridad, y verdadero concernimiento por los otros. Nuestra función es llevar eso a la realidad.

Shabat Shalom